Israel prefiere a Clinton, aunque mantenga la pol¨ªtica republicana

Israel espera que Bill Clinton derrote a George Bush en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo martes, un deseo innegable que ning¨²n dirigente israel¨ª va a admitir p¨²blicamente.Este deseo no se basa en el hecho de que los presidentes dem¨®cratas, aunque Reagan fuese una excepci¨®n, son m¨¢s proisrael¨ªes que los republicanos, ni en que Jerusal¨¦n crea que Clinton, de alcanzar la Casa Blanca, pueda ser m¨¢s generoso desde el punto de vista financiero que Bush; este deseo se basa en un hecho mucho m¨¢s simple: si Bush es reelegido para un segundo mandato tendr¨¢ las manos libres para poner en marcha su pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo sin tener en cuenta la presi¨®n electoral.

Por razones opuestas, Clinton, que podr¨ªa llegar a convertirse en presidente de Estados Unidos gracias al voto masivo de la comunidad jud¨ªo -norteamericana, tendr¨¢ que ser extremadamente cauto a la hora de afrontar los problemas de Oriente Pr¨®ximo si quiere optar con garant¨ªas a un segundo mandato.

No obstante, las autoridades israel¨ªes no se hacen demasiadas ilusiones. La pol¨ªtica de Estados Unidos, que tras la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se ha convertido en el ¨²nico ¨¢rbitro de la zona, mantendr¨¢ los mismos objetivos, gane quien gane la presidencia el pr¨®ximo martes: asegurar la estabilidad en Oriente Pr¨®ximo, con el fin de permitir el flujo regular de las exportaciones de petr¨®leo al mundo industrializado y, en particular, a Estados Unidos. Y para promover la estabilidad es imprescindible lograr el final de los conflictos que enfrentan a ¨¢rabes e israel¨ªes, por una parte, y a israel¨ªes y palestinos, por otra. Este asunto ha sido entendido a la perfecci¨®n por el primer ministro, Isaac Rabin, quien se ha distanciado de las administraciones anteriores con una pol¨ªtica pragm¨¢tica.