El triunfo de una ambici¨®n
Bill Clinton disput¨® con determinaci¨®n una batalla que los dem¨®cratas daban por perdida, y la gan¨®

Una nueva generaci¨®n, que admir¨® al presidente Kennedy, que se manifest¨® contra la guerra de Vietnam, que defendi¨® los derechos de las minor¨ªas, que so?¨® con una sociedad m¨¢s humana y estuvo 12 a?os fuera del poder, llega a la Casa Blanca de la mano de William Jefferson Clinton. Para Bill Clinton, de 46 a?os, ¨¦ste es el triunfo de una ambici¨®n que le arrastr¨® desde su d¨ªas de estudiante, la culminaci¨®n de un destino. Pero es tambi¨¦n el premio a la constancia, al atrevimiento de saltar a una carrera electoral cuando parec¨ªa que George Bush era imbatible.
Cuando Clinton anunci¨® su candidatura, el 3 de octubre de 199 1, los grandes barones del. Partido Dem¨®crata se compadec¨ªan en silencio de ese chico del peque?o Estado de Arkansas que dec¨ªa defender el orgullo de la oposici¨®n. Unos meses despu¨¦s, en la convenci¨®n del partido, en julio, en Nueva York, se inclinaban ante ¨¦l y le promet¨ªan fidelidad a su programa de "un nuevo consenso con nuevos dem¨®cratas".Habr¨¢ quien sostenga que Clinton es presidente de Estados Unidos por puro accidente, que se ha aprovechado del fracaso econ¨®mico de la Administraci¨®n de Bush y del miedo al fracaso de personajes como Mario Cuomo, Richard Gephart o Lloyd Bentsen. Eso es parcialmente cierto, pero tambi¨¦n es verdad que Clinton, probablemente, no ser¨ªa presidente si no hubiera cre¨ªdo firmemente en sus propias posibilidades y si no hubiera tenido el valor para romper con el pasado derrotista de su partido y construir un nuevo perfil de dem¨®crata. moderado, mucho m¨¢s . asequible al votante medio que otros candidatos de oposici¨®n en a?os anteriores.
Bill Clinton naci¨® el 19 de agosto de 1946 en un pueblo de Arkansas con nombre premonitorio: Hope (Esperanza). Apareci¨® en el mundo con el nombre de William Jefferson Blythe, el apellido de su padre, muerto en accidente de tr¨¢fico antes de que el ni?o naciera. Mantuvo ese nombre hasta los 16 a?os, cuando, por respeto al segundo matrimonio de su madre con un vendedor de coches de Hot Springs, adopt¨® el apellido de su padrastro.
En la adolescencia de Clinton en Hot Springs, una ciudad tur¨ªstica del sur del mismo Estado, coinciden el muchacho aventajado que apunta dotes de l¨ªder con el hombre que experimenta la dureza de la vida del ciudadano com¨²n.
Clinton vivi¨® en un hogar lleno de conflictos, con un padrastro borracho y una madre enfermera que pasaba muchas noches de guardia. Acudi¨® a escuelas p¨²blicas, donde coincidi¨® con el momento en que a los ni?os negros se les permiti¨® por primera vez acudir a los colegios de blancos. All¨ª adquiri¨® una formaci¨®n religiosa en la Iglesia baptista del Sur que todav¨ªa mantiene, descubri¨® sus dotes para el sax¨®fon y, sobre todo, se revel¨® como un muchacho responsable con una gran capacidad para el liderazgo.El saludo a KennedyGan¨® el premio que le permiti¨® acceso al privilegiado grupo de muchachos que visit¨® la Casa Blanca en 1963 para saludar a Kennedy, y conquist¨® una beca para estudiar desde 1964 en la universidad de Georgetown, en Washington, una de las m¨¢s exclusivas del pa¨ªs. Todo a costa de sus propios m¨¦ritos, nadie le regal¨® nada.
Su etapa en Georgetown fue el ¨²nico contacto de su vida con la capital de la naci¨®n, su primera aproximaci¨®n a los principales c¨ªrculos de la actividad pol¨ªtica desde un puesto insignificante en el Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado. En esa universidad gan¨® las primeras elecciones de su vida, las de presidente de los estudiantes de su curso. Y gan¨® algo mucho m¨¢s importante, una beca Rhodes, para continuar estudios en la Universidad brit¨¢nica de Oxford.
Clinton nunca imaginar¨ªa en aquellos momentos cu¨¢nto se hablar¨ªa despu¨¦s de su actividad durante su estancia en Oxford entre los tempestuosos a?os 1968 y 1970.
Visit¨® Espa?a durante ese tiempo, y qued¨® muy bien impresionado por Barcelona y por el arte de Mir¨®, pero no fue ese viaje el que le complic¨® la vida. Fue otro que hizo a Mosc¨² con un grupo de estudiantes y que, durante esta campa?a, fue denunciado por George Bush como una especie de visita conspiratoria antinorteamericana. En esos a?os, Clinton vest¨ªa una trenca, llevaba el pelo largo, fum¨® marihuana, escuchaba m¨²sica de los Rolling Stones y, como tantos j¨®venes de su generaci¨®n, se manifest¨® contra la guerra de Vietnam. Pero siempre pensaba en la pol¨ªtica.Contra la guerraTal vez lo m¨¢s significativo de esa etapa fue la carta que escribi¨® en la Navidad de 1969 a su amigo el coronel Holmes para explicar su posici¨®n sobre la guerra de Vietnam -"me opongo a ella y la desprecio con un sentimiento tan profundo como s¨®lo he sentido antes en Estados Unidos contra el racismo... Los individuos deben luchar si la supervivencia de la naci¨®n o su sistema de vida est¨¢ en juego, pero ¨¦ste no es el caso de Vietnam"- y sobre sus gestiones para evitar el reclutamiento para ese conflicto -"decid¨ª no ser pr¨®fugo y aceptar el reclutamiento en las milicias universitarias, a pesar de mis convicciones, para mantener mis posibilidades pol¨ªticas dentro del sistema... Durante a?os trabaj¨¦ para prepararme para la vida pol¨ªtica, caracterizada tanto por la capacidad pol¨ªtica pr¨¢ctica como por la preocupaci¨®n por el r¨¢pido progreso social".
De Oxford, Clinton pas¨® a otra universidad para privilegiados, Yale -la misma de Bush-, donde lo que queda para la historia es su relaci¨®n con una brillante estudiante de Derecho llamada Hillary Rodham, con la que se cas¨® en 1975, a la edad de 29 a?os. Juntos emprendieron las primeras batallas pol¨ªticas de Clinton: el intento fracasado de ganar un puesto para el Congreso, su victoria en la lucha para fiscal general del Estado de Arkansas y, finalmente, su elecci¨®n como gobernador del Estado en 1978, puesto al que lleg¨®, con 32 a?os, como el m¨¢s joven gobernador del pa¨ªs. Perdi¨® la gobernatura dos a?os despu¨¦s, pero volvi¨® a ganarla en 1982 y ya la mantuvo hasta hoy.
Su labor en Arkansas es motivo de aplausos y cr¨ªticas. No se le puede considerar el autor del milagro de Massachusetts -como se hab¨ªa calificado a Michael Dukakis-, pero el balance general de su gesti¨®n es positivo y le hizo merecedor una vez del t¨ªtulo del mejor gobernador de Estados Unidos.
Desde 1989 estaba pensando abiertamente en la candidatura presidencial. A partir de ese mismo a?o ejerci¨® una gran actividad dentro del Consejo de Dirigentes Dem¨®cratas, un n¨²cleo que act¨²a como grupo de influencia del sector moderado del partido de la oposici¨®n, con la clara intenci¨®n de obtener respaldo para una plataforma electoral de centro. Clinton no es un centrista vocacional, pero comprendi¨® que ¨¦se era el mejor abrigo para lanzar su candidatura.Un camino dif¨ªcilLos 13 meses de su campa?a hacia la Casa Blanca no han sido precisamente un camino de rosas. Clinton ha tenido que superar acosos de la prensa, esc¨¢ndalos, falta de credibilidad y hasta la presi¨®n de un candidato independiente. Pero finalmente supo recoger los sentimientos de cambio y esperanza que exist¨ªan en la sociedad norteamericana.
Estos son, en sus propias palabras, algunos de los momentos importantes de esa campa?a:-"Me he cansado de contestar acerca de una mujer con la que no me acost¨¦ y de un reclutamiento del que no me escap¨¦... Lo dir¨¦ una vez m¨¢s: ?he tenido problemas en mi matrimonio?, s¨ª. ?Tenemos buenas relaciones ahora?, s¨ª. ?Habr¨ªa llegado hasta aqu¨ª si me hubiera divorciado?, no. ?Debe hac¨¦rsele pagar a un hombre por esto?, no".
- "Cuando estuve en Inglaterra prob¨¦ marihuana una o dos veces, pero no me gust¨®, no la inhal¨¦ y no volver¨¦ a probarla".
- "No soy proabortista, estoy a favor de que la mujer decida libremente".
- "Lo que ofrezco es un cambio basado en viejos valores. Mi oferta no es conservadora ni liberal, republicana o dem¨®crata. Es diferente, es nueva".
- "El mundo necesita que Estados Unidos sea fuerte, pero la fortaleza comienza en casa".
- "Miremos m¨¢s all¨¢ de los estereotipos que nos ciegan".
- "El gran reto es darse cuenta de que, tras ganar la guerra fr¨ªa, tenemos que competir por cada puesto de trabajo que se crea".
- "El pueblo norteamericano est¨¢ obligado a tener el coraje
para votar por el carribio".
- "Bush nos llama locos. Locura es que 100.000 norteamericanos pierdan su cobertura en la seguridad social y que uno de cada 10 norteamericanos vivan de la beneficencia".
- "Todav¨ªa creo en un lugar llamado Hope [Esperanza]".
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