Una aventura de 200 kil¨®metros

La aventura de Susana y Ana Laura tuvo un final feliz. Ayer, despu¨¦s de hacer que sus padres lloraran "hasta reventar" durante 48 horas, ambas fueron localizadas cuando hac¨ªan autoestop en una gasolinera de Alcobendas (Madrid). Pretend¨ªan regresar a su casa de Langayo, el pueblo vallisoletano del que se escaparon el domingo en busca de aventura. Recorrieron poco menos de 200 kil¨®metros y maldurmieron dos noches en el coche de un hombre que conocieron en un pub de Alcobendas.Nadie sabe qu¨¦ empuj¨® a Susana Arranz de la Fuente, de 14 a?os, y a Ana Laura Arenas Arranz, de 15, a emprender una odisea lejos de Langayo, municipio de apenas 500 almas. Aunque algo tienen que ver esos amigos sin rostro conocidos a trav¨¦s del party line, el servicio telef¨®nico del c¨®digo 903 al que parece que, son adictas. Una compa?era asegura que sol¨ªan gastarse sus propinas en el tel¨¦fono m¨²ltiple.

Ambas comentaron a la polic¨ªa que quer¨ªan conocer a sus amigos David y Rafa, residentes en el barrio madrile?o de Moratalaz. Susana y Ana Laura salieron de Pe?afiel con lo puesto y menos de 500 pesetas -la propina que les hab¨ªan dado sus padres, labradores-, sin comentar nada a sus amigas del instituto en que cursan primero de BUP. Hicieron dedo hasta llegar a Madrid.

Hacia las 9.00 horas de ayer, un ciudadano inform¨® a la polic¨ªa que en la gasolinera Ongi-Etorri, de Alcobendas, hab¨ªa dos chicas "parecidas a las desaparecidas en Valladolid" Los agentes Juan Carlos Rold¨¢n y Alberto Gonz¨¢lez localizaron poco despu¨¦s a las j¨®venes. "Las chicas, que son muy alegres y simp¨¢ticas, estaban bien, aunque sorprendidas por el revuelo que han provocado", dijo el cabo Antonio Guirado.

Casi a la misma hora de su hallazgo, Javier Arranz y Jacinto Arenas se dispon¨ªan a buscar a sus hijas en una batida con perros. Tras abrazarlas, reconoc¨ªan que estaban "preparados para lo peor". Ambos, con la mirada cargada de angustia, aseguran que las chicas no tienen problemas familiares ni escolares.

"A Susana la han enga?ado y se la han llevado sin su consentimiento. Jam¨¢s nos dar¨ªa un disgusto as¨ª", asegura su madre, informa Francisco Forjas. "Esto se tiene que cerrar", a?ade, "con un beso y un tir¨®n de orejas".