M¨²nich y Bolonia, ejemplos para el tr¨¢fico de Madrid

Las gu¨ªas de M¨²nich (1.300.000 habitantes, capital de la industrial Baviera) aconsejan: "El coraz¨®n de la ciudad es el para¨ªso de los peatones. No se complique la vida conduciendo" (Berlitz). Los folletos de Bolonia (400.000 vecinos, capital de la rica regi¨®n agr¨ªcola de Emilia-Roma?a) no ilustran al viajero acerca de c¨®mo caminar por su centro hist¨®rico. Y acaso deber¨ªan advertir que, a pesar de las restricciones al tr¨¢fico, los peatones deben sortear los atascos, cruzar por subterr¨¢neos y, en las v¨ªas pedestres, esquivar a las motos.M¨²nich y Bolonia se citan como ejemplos cl¨¢sicos de ciudades que han limitado la circulaci¨®n del veh¨ªculo privado en el centro. Ambas han seguido pasos similares: una cuidada y larga planificaci¨®n, una firme voluntad de los responsables pol¨ªticos y un controvertido y tenso debate t¨¦cnico y ciudadano.

Y ambas han tenido una justificaci¨®n. M¨²nich puso en marcha sus medidas con el impulso econ¨®mico de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1972, que le permiti¨® construir una completa red de metro y tren. Bolonia encontr¨® la coartada de la contaminaci¨®n, que en 1988 hizo asfixiantes los paseos por los 4,5 kil¨®metros cuadrados de soportales que enmarcan el casco viejo medieval. Para colmo, las vibraciones causadas por el tr¨¢fico amenazaban al s¨ªmbolo de la ciudad, una torre inclinada del siglo XII de casi 100 metros de altura.

El resultado, sin embargo, es desigual. M¨²nich ha logrado liberar parcialmente su centro del auto sin necesidad de prohibiciones. Planificaci¨®n, transporte p¨²blico eficiente, mentalizaci¨®n y disciplina son las claves de su ¨¦xito. Bolonia, sin embargo, va camino de quedarse en utop¨ªa. El plan del urbanista alem¨¢n Bernhard Winkler s¨®lo se ha aplicado en su parte menos costosa, las restricciones obligatorias. El metro, el tranv¨ªa o las rehabilitaciones urbanas que completaban el proyecto est¨¢n en v¨ªa muerta.

"Pero se puede aprender de las dos experiencias", considera Pedro Garc¨ªa Alarc¨®n, director de USM (Gesti¨®n de Sistemas Urbanos), una consultora de tr¨¢fico que hace estudios para las principales ciudades europeas. "M¨²nich es un laboratorio avanzado e Ilustra la pol¨ªtica de movilidad del futuro. Bolonia ha intentado hacer un uso compatible de los espacios entre coches y peatones". "Al menos, hemos demostrado que el tr¨¢fico es gobernable, que se puede controlar", cree Claudio Sassi, el concejal de Tr¨¢fico bolo?¨¦s que impuls¨® las medidas restrictivas.

El debate sobre la coexistencia pac¨ªfica del coche y el caminante a¨²n no ha llegado a Madrid. La medida de tr¨¢fico m¨¢s radical que se adopt¨® en la capital, la limitaci¨®n de aparcamientos en el centro con el plan ORA, ha fallecido por desuso y dudas sobre su legalidad. Y la pol¨ªtica del PP -t¨²neles y aparcamientos en el centro, ambos trufados en el proyecto de la plaza de Oriente- es incompatible con la mentalidad que rige el tr¨¢fico en estas ciudades europeas.

T¨²neles y aparcamiento

"El aparcamiento no debe ser un problema en un centro hist¨®rico, ya que el autom¨®vil no debe entrar en ¨¦l. A no ser que se quiera destrozarlo", opina Sassi. Winkler le convenci¨® de que "los aparcamientos c¨¦ntricos son un drama". "En M¨²nich a¨²n hay muchos [9.000 plazas de pago], y en Madrid, demasiados", opina Winkler.Los partidarios de los t¨²neles en Bolonia y M¨²nich no ganan las elecciones. La Democracia Cristiana (DC) italiana fue el ¨²nico partido, de la decena que se present¨® a las elecciones, que incluy¨® esa medida en su programa y sigue estando en la oposici¨®n. La DC es la m¨¢s cr¨ªtica: "La clausura absoluta [que no se prev¨¦ a corto plazo] del centro es un acto de desesperaci¨®n", opina Giovanni Salizzoni, portavoz de transporte de la DC.

En M¨²nich, el Gobierno conservador de la ciudad plane¨® en 1990 construir tres t¨²neles en el segundo anillo de circunvalaci¨®n. Pero perdieron las elecciones. Ganaron los socialistas, que habr¨ªan construido los pasos si no hubieran tenido que pactar con los Verdes. "Nos preocupa el problema del ruido en el anillo [circunvalaci¨®n] y los t¨²neles son una soluci¨®n", dice Wolfgang Czisch, portavoz de Urbanismo del SPD (socialista).

El proyecto de la plaza de Oriente representa, para Winkler, una hipoteca para el futuro. "Dentro de 20 a?os, parte del centro estar¨¢ cerrado al tr¨¢fico". ?Qu¨¦ se har¨ªa entonces con el t¨²nel?

La contaminaci¨®n tendr¨¢ parte de culpa de esas restricciones futuras. "Dentro de poco no tendr¨¢ sentido el debate sobre restricci¨®n al coche privado s¨ª o no", comenta Garc¨ªa Alarc¨®n. "El grave problema de la contaminaci¨®n y las pr¨®ximas medidas europeas para reducir sus niveles m¨¢ximos obligar¨¢n a restringir el tr¨¢fico. Entonces ya no habr¨¢ nada que discutir".

Ha pasado en Italia. Carlo Ripa di Meana, ministro de Medio Ambiente, planea prohibir la circulaci¨®n en las grandes ciudades a los coches ocupados por menos de tres personas, para reducir la contaminaci¨®n.