La pervivencia bolera
Con sentido de la oportunidad se ha presentado ayer al p¨²blico de Madrid una interesante velada sobre la escuela bolera en el ballet y sus ramificaciones hasta nuestros d¨ªas, en el marco de un encuentro internacional dedicado al tema para profesionales del baile, investigadores y curiosos.Unitario y coherente, el programa no cay¨® nunca en la monoton¨ªa. Al contrario, pocas veces un espect¨¢culo monogr¨¢fico resulta tan variado y lleno de contrastes, capaz de satisfacer por igual a los que vibran con las piruetas que a los sensibles a la armon¨ªa de los conjuntos, a los que bucean en las sendas de lo popular a los adictos al ballet cl¨¢sico.
Tres grandes bloques conformar¨ªan, en l¨ªneas generales, el bien construido recorrido por esta disciplina. Lo m¨¢s arqueol¨®gico estuvo llevado de la mano de los Pericet (?ngel, Carmelita, Eloy y Mar¨ªa del Amparo), con coreograf¨ªas tradicionales del siglo XIX como La maja y el torero, Panaderos de la Flamenca o Sevillanas boleras.
La escuela bolera y el ballet
Con: Ballet Nacional de Espa?a, Arantxa Arg¨¹elles, Peter Schauffuss, Aida G¨®mez, Jos¨¦ Antonio, los Pericet, Rosario Su¨¢rez, Lienz Chiang y Margaret Barbieri. Director musical: Antonio Garc¨ªa Asensio. Pianista: Pablo L¨®pez. Teatro de la Zarzuela. 20 de noviembre.
En ellas priman valores como el garbo o la reconstrucci¨®n fiel, dentro de un lindo vestuario en tonos tendiendo al azul con bellos adornos.
La orquesta interpret¨® varias boleras en los comienzos de los actos, antes de los n¨²meros de baile, y Margaret Barbieri ofreci¨® una sutil versi¨®n de La Cachucha.
Un segundo bloque estuvo formado por grandes d¨²os cl¨¢sicos a la medida de los divos. Fueron Arantxa Arg¨¹elles y Peter Schaufuss en Don Quijote o Toreador, o los cubanos Rosario Su¨¢rez y Lienz Chiang en Paquita, los que encendieron los entusiasmos de los admiradores de la perfecci¨®n en las ejecuciones de los pasos o movimientos.
Pero si interesantes fueron los diferentes n¨²meros vinculados al siglo XIX, no se quedaron atr¨¢s las dos muestras del siglo XX, herederas en lo esencial de una experiencia bien asimilada. Aida G¨®mez y Jos¨¦ Antonio bailaron estupendamente Puerta de tierra (1960), con atrayente coreograf¨ªa de Antonio Ruiz Soler (charlat¨¢n infatigable mientras estuvo en un palco) y m¨²sica de Alb¨¦niz.
Gran momento
En cuanto a Danza y tron¨ªo (1985) sirvi¨® una vez m¨¢s para comprobar la extraordinaria coreograf¨ªa dise?ada por Mariemma y el gran momento del Ballet Nacional de Espa?a.Con m¨²sicas de Boccherini, Padre Soler y Ant¨®n Garc¨ªa Abril, se ha convertido ya en un cl¨¢sico del baile espa?ol por sus ritmos, combinaciones, impulso vital y vibraci¨®n. Fue un id¨®neo final para percibir que muchos rasgos de la escuela bolera a¨²n permanecen vivos.
El ¨¦xito fue enorme entre el p¨²blico y con toda justicia. Espect¨¢culos como este desbordan los l¨ªmites de los aficionados al ballet y son de sumo inter¨¦s para toda la sociedad.
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