Oriana Fallaci sostiene una guerra contra su c¨¢ncer
Oriana Fallaci, la periodista que con sus preguntas puso contra las cuerdas a Henry Kissinger, Yasir Arafat e Indira Gandhi, tiene c¨¢ncer. Asustada, pero tan agresiva como si se enfrentara a su supervivencia en la guerra de Vietnam, la escritora italiana explica que siente "como si tuviera un animal dentro". Fallaci pidi¨® ver el tumor que le extirparon del pecho, lo tuvo delante y perjuro contra ¨¦l: "No te atrevas a volver. ?Has dejado alg¨²n hijo dentro de m¨ª?", pens¨® en voz alta ante la estupefacci¨®n de los doctores: "Te matar¨¦, te matar¨¦. No vas a ganar".
La autora ha iniciado una relaci¨®n con su enfermedad como si de un ser real se tratara: "estoy silenciosamente escribiendo esta novela entre mi c¨¢ncer y yo misma". "Me han quitado el tumor, pero estoy esperando que vuelva a aparecer. Los doctores piensan que este tipo de reacci¨®n es suicida y me gustar¨ªa pensar que no lo es pero dentro de mi siento que no voy a durar mucho", ha dicho en una entrevista publicada por el diario norteamericano Washington Post. En los ¨²ltimos meses la autora de Entrevistas con la Historia y Un hombre hab¨ªa comentado privadamente su mal, pero hasta esta semana no se hab¨ªa atrevido a diseccionar p¨²blicamente su enfermedad con la precisi¨®n y arrojo con la que lo hace en esta entrevista.La periodista de 62 a?os, que empez¨® su carrera a los 16, descubri¨® el tumor el pasado invierno, pero en aquella ¨¦poca se encontraba traduciendo fren¨¦ticamente su ¨²ltima obra Inshallah y no quiso interrumpir su obsesivo trabajo con una visita al doctor. En verano, cuando acab¨® con las correcciones de la edici¨®n norteamericana, vol¨® hasta Mil¨¢n y en menos de 24 horas estaba en el quir¨®fano para ser intervenida,. "Creo que lo que despert¨® esta cosa en m¨ª fue la nube negra de Kuwait", dice para- explicar sus sospechas de que su c¨¢ncer de pecho comenz¨® a crecer cuando los pozos de petr¨®leo ard¨ªan en la guerra del Golfo hace dos anos. Precisamente es una de las frases que escribi¨® a su vuelta del enfrentamiento internacional la que no deja de dar vueltas en su cabeza porque el tiempo la ha convertido en una profec¨ªa, y es aquella que dice: "Regreso de esta guerra con una herida que es invisible".
Oriana Fallaci, a pesar de su enfermedad, sigue fumando sus cigarrillos Lark como toda la vida y sigue respondiendo con soltura a las preguntas sobre lo que significa su profesi¨®n de escritora y de periodista. "El periodismo es arrogante, ego¨ªsta, cruel y artificial", dice antes de asegurar que ella jam¨¢s se ha inventado ni una frase de sus art¨ªculos. Para eso tiene el escape de la literatura donde puede "reinventar la verdad".
Quiz¨¢ por esta dureza al valorar su profesi¨®n o por el hecho de haber copado tanta antenci¨®n p¨²blica como una de las periodistas m¨¢s famosas de los ¨²ltimos a?os, Fallaci, ha sufrido las cr¨ªticas de muchos de sus compa?eros que la han tenido que entrevistar como celebridad. "Cuando encuentro a gente que quiere hacer conmigo lo que yo hice con Gaddafi, me enfado y les digo: eres est¨²pido ?no comprendes que no puedes hacerlo? Yo soy inocente y Gadafi no".
La periodista que est¨¢ retratada por su colega del Washington Post como un volc¨¢n de pasi¨®n mediterr¨¢nea, aclara que no es tan apasionada: "soy muy cerebral. Es curioso, mis amores han sido siempre cerebrales. Soy la persona m¨¢s cerebral que puedes encontrar en la vida. Probablemente esa es la parte de m¨ª que no conozco... Esa sed por la vida. Tengo esa obsesi¨®n por la muerte, el miedo a la muerte y el amor por la vida".
Creaci¨®n
En un repaso por los acontecimientos que m¨¢s la han marcado, como su relaci¨®n amorosa con el l¨ªder de la resistencia griega Alexandros Panagoulis, la es critora describe casi dram¨¢tica mente lo ¨²nico que echa en falta. "No hace falta ser Freud para entenderme: cuando hablo de es cribir hablo de embarazo", explica la misma mujer que describe la magia de la creaci¨®n literaria como un misterio "por la cual el huevo que es tu cabeza acaba siendo fertilizado por el espermatozoide de una idea". Fallaci sigue explicando: "Cuando ha blo de un libro, hablo de mis hijos. No tengo hijos. No es mi culpa. Los perd¨ª. Yo quer¨ªa uno".
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