?Qu¨¦ es la morosidad?
A juicio de los articulistas, la morosidad, lo que se adeuda a bancos y cajas de ahorro, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los protagonistas del mundo financiero, hasta tal punto que todo parece indicar que provocar¨¢n fusiones o absorciones en el sistema bancario
La morosidad crediticia, es decir, la suma de lo que los deudores de los bancos y las cajas de ahorro tienen atrasado en el pago, ha adquirido el car¨¢cter de asidua noticia period¨ªstica en raz¨®n de su desusado crecimiento. En los diez primeros meses de 1992 ha alcanzado la cifra de dos billones, un 25% mas que a finales de 1991, cuando hab¨ªa ya crecido cerca de un 40% en. 1991 y en 1990. Hay que remontarse una d¨¦cada, a 1981, en plena crisis bancaria, para encontrar crecimientos de esa magnitud -No es de extra?ar, por tanto, que la morosidad haya pasado a ser hoy la primera inquietud tanto de los banqueros como de las autoridades financieras, por encima incluso de nuestra cr¨®nica preocupaci¨®n por los costes operativos. Su raz¨®n principal es que la experiencia hist¨®rica muestra una y otra vez que la causa m¨¢s com¨²n de las quiebras bancarias es la insolvencia, es decir, la incapacidad de la banca de devolver los dep¨®sitos de sus clientes porque sus deudores no le han pagado los pr¨¦stamos. Si la morosidad actual de un 6% del total de la inversi¨®n crediticia de bancos y cajas resultase al final toda fallida, es decir, impagada, la supervivencia de muchos bancos y cajas estar¨ªa en peligro, ya que absorber¨ªa en dotaciones cerca del 75% de media de sus recursos propios. ?Puede llegar la situaci¨®n actual tan lejos? ?A qu¨¦ se debe este aumento tan importante de la morosidad? ?Cu¨¢nto tiempo va a seguir la morosidad creciendo? ?Cu¨¢les son sus factores determinantes?
Existen factores microecon¨®micos y macroecon¨®micos que afectan a la morosidad. Entre los primeros est¨¢, fundamentalmente, la gesti¨®n del riesgo de cada banco o caja. Hay entidades crediticias que tienen sistemas de gesti¨®n mejores o que han prestado una menor porci¨®n de sus dep¨®sitos a empresas y familias, y otras que disponen de personal y de sistemas de informaci¨®n y, gesti¨®n menos adecuados o que, simplemente, han seguido una pol¨ªtica m¨¢s expansiva a la hora de conceder cr¨¦ditos y pr¨¦stamos. Por ello, dentro de este alto nivel medio de morosidad la dispersi¨®n es muy elevada, habiendo entidades con menos de la mitad y otras con casi el doble de dicha mediadel 6%.
Nuestro objetivo b¨¢sico es intentar analizar los factores macroecon¨®micos con mayor incidencia en el nivel de morosidad actual, a trav¨¦s del desarrollo y contrastaci¨®n de un modelo estad¨ªstico que explique de forma coherente las variables explicativas de la morosidad.
Sus problemas de medici¨®n
El primer problema con el que nos encontramos es que los datos hist¨®ricos sobre morosidad suelen estar viciados, pues las normas emitidas por el Banco de Espa?a para su clasificaci¨®n y provisi¨®n han variado.
La morosidad, tal como la registran los bancos y cajas, no es m¨¢s que una convenci¨®n contable y en s¨ª misma importa s¨®lo. como posible aviso de problemas de cobro. Lo que realmente cuenta son los pr¨¦stamos y cr¨¦ditos que finalmente resultan, impagados y las dotaciones constituidas para hacerles frente. Las reglas de dotaci¨®n de morosidad en vigor fueron establecidas por el Banco de Espa?a en 1985 y revisadas en 199 1, y establecen porcentajes m¨ªnimos que los bancos y cajas deben de dotar seg¨²n el tiempo de atraso en los pagos y las garant¨ªas que avalen dichos cr¨¦ditos y pr¨¦stamos. Puesto que estas dotaciones van a reducir los resultados del ejercicio de dichas entidades, hay algunas que, al tener resultados elevados, tienden a sobreaprovisionarlas para dar un beneficio menor, pagar menos impuesto de sociedades y reforzar la solvencia de. cara al futuro, y hay otras con menores resultados que tienden a moderar la provisi¨®n y, de esta manera, dar un beneficio m¨¢s aparente. Ambas conductas pueden ser cuestionables, ya que la primera priva al Estado de ingresos y la segunda favorece a los accionistas frente a los depositantes. Pero no se sabe de. antemano si van a ser acertadas o no-, ya que no se sabe cu¨¢l va a ser finalmente la cantidad impagada, establecer como regla que en *un periodo de morosidad creciente, como el actual, es m¨¢s prudente la sobredotaci¨®n y en un periodo de morosidad decreciente puede ser m¨¢s acertada la infradotaci¨®n, ya que se puede esperar que los impagos van a ser inferiores a los previstos inicialmente.
, Las reglas de provisi¨®n dadas por el Banco de Espa?a se establecieron en un per¨ªodo de morosidad fuertemente decreciente, . y se est¨¢n poniendo verdaderamente a prueba ahora que el nivel de morosidad actual es el m¨¢s alto de la historia reciente. En todo caso, es muy dificil que una regla contable simple, adem¨¢s de ser prudente, acierte sistem¨¢ticamente con la cantidad futura de fallidos, ya que las "reglas no tienen en cuenta que la morosidad, al igual que la actividad econ¨®mica, tiene un. comportamiento c¨ªclico.
El segundo problema que hemos encontrado es que el n¨²mero de observaciones disponibles es muy reducido para realizar un an¨¢lisis estad¨ªstico minucioso. Por tanto, nuestro an¨¢lisis y conclusiones deben de ser tomadas con la debida cautela.
Para analizar las relaciones causales de la morosidad hemos elaborado diversos modelos, relacionando el volumen' de morosidad en t¨¦rminos reales con una serie de variables reales de la econom¨ªa que creemos tienen mayor efecto sobre la morosidad: la actividad econ¨®mica a trav¨¦s de la evoluci¨®n real del PIB, el nivel de endeudamiento privado de empresas y familias y los tipos reales de inter¨¦s.
Parece l¨®gico pensar que la morosidad de hoy depende del nivel de endeudamiento de a?os anteriores, del nivel de los tipos de inter¨¦s y de la evoluci¨®n de la actividad econ¨®mica. A menor crecimiento del PIB, menor renta disponible y mayor morosidad; a mayor endeudamiento en relaci¨®n a dicha renta disponible, mayor morosidad; a mayores tipos de inter¨¦s aplicados sobre dicho endeudamiento, mayor morosidad. Hemos dejado de -un lado otros dos factores, como son la evoluci¨®n de la presi¨®n fiscal directa sobre las familias y empresas, que reducen tambi¨¦n la renta disponible, y la morosidad del sector p¨²blico, a¨²n a sabiendas de que tambi¨¦n pudieran tener un efecto sobre la morosidad privada, porque al efectuar las correspondientes regresiones los resultados son, s¨®lo marginalmentesignificativos.
De todos los modelos que hemos contrastado a trav¨¦s de regresiones, el que ha dado un resultado m¨¢s significativo (R2 =0,9) es aquel que establece que la morosidad depende del PIB de dos a?os antes y del endeudamiento de los dos a?os anteriores.
El gr¨¢fico muestra la evoluci¨®n entre las tres variables, en pesetas constantes, entre los anos 1973 y 1992, y ya permite apreciar visualmente dicha relaci¨®n. Vemos c¨®mo la morosidad tiene su nivel m¨¢s elevado en el a?o 1983 y su nivel m¨¢s bajo en el a?o 1989. En ambos casos, el nivel de morosidad alcanza su punto m¨¢s elevado y m¨¢s bajo dos a?os despu¨¦s de que el PIB alcance sus niveles de crecimiento m¨¢s bajo y m¨¢s elevado en 1981 y 1987, respectivamente. Lo mismo parece ocurrir con la relaci¨®n entre la evoluci¨®n de la morosidad y la del endeudamiento privado de empresas y familias, el nivel m¨¢s bajo de endeudamiento en 1987 precede en dos a?os al nivel m¨¢s bajo en la morosidad en 1989.
?A qu¨¦ se debe que la subida de la morosidad sea mucho m¨¢s r¨¢pida desde el a?o 1989 al a?o 1992 que en el anterior periodo de evoluci¨®n ascendente entre 1979 y 1983? Hay dos factores explicativos: el primero es que el nivel de endeudamiento en relaci¨®n con la renta disponible es mucho mayor en este ¨²ltimo. periodo que en el anterior; y el segundo es que los tipos de inter¨¦s real han mantenido un nivel -positivo de seis puntos de media por encima de la inflaci¨®n entre 1987 y 1992, mientras que en el
periodo 1-979-1983 la media fue s¨®lo de tres puntos por encima de la inflaci¨®n.
Dado que la morosidad de hoy es parte del endeudamiento de ayer, y para evitar problemas de colinealidad en el an¨¢lisis estad¨ªstico, hemos elaborado un ratio que llamamos "tasa de morosidad", dividiendo el volumen de morosidad por el endeudamiento de familias y empresas de los dos a?os anteriores. Con ello hemos dejado el an¨¢lisis simplificado a dos variables: tasa de morosidad y PIB. Pues bien, las regresiones son tambi¨¦n muy significativas (R2
=0,8) al correlacionar la tasa de morosidad de un a?o con el PIB de los dos a?os anteriores.
. La lecci¨®n que se deriva de este an¨¢lisis estad¨ªstico es que si, de un lado, la historia se repite -lo cual no siempre ocurre- y si, de otro, como se?alan las autoridades econ¨®micas, la evoluci¨®n c¨ªclica del PIB no tocar¨¢ fondo hasta finales de 1993, tendr¨ªamos a¨²n un crecimiento continuo de la morosidad durante dos a?os m¨¢s, es decir, todo el a?o 1994 y 1995. No intentamos, en absoluto, que esto sea una predicci¨®n, sino una especulaci¨®n condicionada a que el comportamiento del Estado y las entidades crediticias no var¨ªe y, por tanto, la correlaci¨®n 'hist¨®rica entre el crecimiento del PIB y la morosidad pueda repetirse,en la fase baja del ciclo en la que est¨¢ entrando nuestra econom¨ªa.
En el caso de que esto fuera as¨ª, podr¨ªamos aventurar para 1995 tasas de morosidad medias, en relaci¨®n con la inversi¨®n crediticia total, cercanas al 8%, e incluso superiores, ya que, como la tasa de morosidad es un ratio, puede aumentar no s¨®lo porque el numerador (el volumen de la morosidad) aumente, sino porque el denominador (el volumen total de cr¨¦dito) crezca menos. Lo m¨¢s problable es que ambas cosas ocurran. Conforme aumenta el volumen de morosidad sobre los ya elevados niveles actuales, las entidades crediticias ser¨¢n cada vez m¨¢s reacias a prestar, con lo que el ratio o tasa de morosidad aumentar¨¢ a¨²n m¨¢s. En este sentido, los bandos y cajas se encuentran en una situaci¨®n t¨ªpica del dilema del prisionero. Si prestan ahora, la probabilidad de que dichos pr¨¦stamos devenguen morosos es elevada. Si no prestan, no est¨¢n cumpliendo la raz¨®n de su existencia, les sobran buena parte de sus costes de estructura, y si, adem¨¢s, como alternativa de inversi¨®n todos intentan prestar el interbancario, ninguno gana.
Deterioro de m¨¢rgenes
Esto significa que, en general, los m¨¢rgenes de las entidades de cr¨¦dito netos de insolvencias van a sufrir un deterioro en los pr¨®ximos dos o tres a?os y que sus cuentas de resultados van a ser bastante peores que las actuales. Veremos entidades con pocos beneficios y veremos entidades con p¨¦rdidas. Todo va a depender de la composici¨®n de su cartera actual y de a qui¨¦n prestan en los pr¨®ximos meses. La ¨²nica receta, si se sigue prestando, es la diversificaci¨®n del riesgo; pero ¨¦sta no es nada f¨¢cil, porque a lo que normalmente se le llama diversificaci¨®n es m¨¢s bien fragmentaci¨®n del riesgo, ya que no tiene en cuenta las correlaciones que existen entre unos riesgos y otros dentro de la misma cartera.
Lo que s¨ª es muy probable es que habr¨¢ entidades que no puedan absorber cantidades crecientes de morosidad y que1erminen siendo absorbidas o fusionadas con otras, ya que, dada la situaci¨®n actual de saneamiento y supervisi¨®n del mercado crediticio espa?ol, no es previsible_ que vuelva a darse una crisis bancaria como la del periodo 19791982. M¨¢s bien ser¨¢n las mismas entidades las que llevar¨¢n a cabo absorciones o fusiones entre los m¨¢s fuertes y los m¨¢s d¨¦biles, consolidando y concentrando la actual estructura.
Si a estos problemas se unen las tendencias subyacentes hacia una reducci¨®n de los m¨¢rgenes debidas a la creciente competencia y a la previsible reducci¨®n de tipos de inter¨¦s, se puede decir que nos encontramos frente a un per¨ªodo darwinista que va a culminar una etapa en el proceso de reestructuraci¨®n de nuestro sistema crediticio.
GuIllermo de la Dehesa e Higinio Guillam¨®n son, respectivamente, consejero delegado y director de estudios del Banco Pastor.
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