La colecci¨®n de Telef¨®nica se montar¨¢ en la Gran V¨ªa madrile?a
La rehabilitaci¨®n de la sede central de Telef¨®nica, en la Gran V¨ªa, de Madrid, inaugurada el mi¨¦rcoles por el Rey, ha proporcionado el espacio necesario para presentar la colecci¨®n de arte contempor¨¢neo espa?ol de la compa?¨ªa, que incluye obras de Pablo Picasso, Juan Gris, Joan Mir¨®, Luis Fern¨¢ndez, Eduardo Chillida y Antoni T¨¢pies. Junto con las salas para la colecci¨®n se han dise?ado otros espacios para exposiciones temporales.
Con la solemne inauguraci¨®n de las reci¨¦n terminadas obras de remodelaci¨®n de la sede central de la Telef¨®nica en la Gran V¨ªa madrile?a, obras que han sido acometidas bajo la direcci¨®n arquitect¨®nica de Jaime L¨®pez-Amor, no s¨®lo se ha rehabilitado uno de los mejores y m¨¢s emblem¨¢ticos edificios modernos de nuestra ciudad, inaugurado en 1929 seg¨²n dise?o del arquitecto Ignacio de C¨¢rdenas, sino que, entre otros muchos servicios, se han acondicionado tres plantas para la exhibici¨®n permanente de la extraordinaria colecci¨®n de arte contempor¨¢neo espa?ol que posee la Compa?¨ªa, as¨ª como para la de sus riqu¨ªsimos fondos hist¨®ricos de utillaje tecnol¨®gico, reserv¨¢ndose adem¨¢s un espacio para exposiciones temporales. Todo lo cual estar¨¢ abierto al p¨²blico para su visita normal a partir del 16 de diciembre.En realidad, hay demasiadas cosas ejemplares en esta actuaci¨®n como para poder glosarlas aqu¨ª como se merecen -rehabilitaci¨®n patrimonial, acondicionamiento e instalaci¨®n solventes, mecenazgo art¨ªstico, difusi¨®n cultural y cient¨ªfica-, por lo que me limitar¨¦ s¨®lo a dar cuenta de lo que este esfuerzo significa en el apartado menos convencional y m¨¢s alejado de los- fines naturales de la Compa?¨ªa: el de su colecci¨®n de arte contempor¨¢neo espa?ol, una colecci¨®n ya bien conocida y admirada por casi todo el p¨²blico espa?ol aficionado y parte del extranjero, pues ha sido objeto de diversas muestras temporales. Recordar, en este sentido, que contiene obras de Picasso, Mir¨®, Luis Fern¨¢ndez, y, sobre todo, dos soberbios conjuntos de Eduardo Chillida y Antonio T¨¢pies, lo dice ya todo acerca del excepcional valor de la colecci¨®n, que, adem¨¢s, se acrecienta al saberse que tan soberbio conjunto se ha formado durante los ¨²ltimos diez a?os y cuando otras instituciones oficiales directamente implicadas en el asunto no hac¨ªan nada a derechas.
En este sentido, como bien dice la actual responsable de la colecci¨®n, L. Ishi-Kawa, ya seha demostrado el valor "preventivo" y "curativo" de-la misma, pues parte de sus fondos cuelgan temporalmente en la colecci¨®n "permariente" del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa y, en cualquier caso, rellenar¨¢n lagunas de nuestro patrimonio dif¨ªcilmente sufribles.
Pol¨ªtica ejemplar
Con todo, el paso dado ahora es trascendental: por un lado, la colecci¨®n encuentra un lugar para su exhibici¨®n regular, saliendo de una peligrosa rutina entre el pr¨¦stamo temporal y el almac¨¦n, pero, por otro, estando donde est¨¢ y como est¨¢, realza su significaci¨®n pol¨ªtica ejemplar, porque ni es todav¨ªa demasiado frecuente entre nosotros el mecenazgo que deja r¨¦ditos patrimoniales y no se agota en acciones publicitarias de simple relumbr¨®n, ni tampoco el que se sepa concertar, de cara al p¨²blico, la modernidad empresarial y tecnol¨®gica que corresponde a una compa?¨ªa como la Telef¨®nica con. la cultura de vanguardia, aunque este desconcierto, odiosamente cr¨®nico en nuestra historia contempor¨¢nea, sea verdaderamente parad¨®jico; mas, Espa?a, ?ay!, se ha ahogado y se sigue ahogando no pocas veces en estas paralizantes paradojas.
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