Europecias

Esto de Europa parece una novela por entregas, y la diferencia entre lo que se dice y lo que no se hace da la medida de la magnitud de la tragedia. Es como si una parte de Europa estuviera en celo y la otra con el cintur¨®n de castidad. Encomiable la actitud ut¨®pica de nuestro jefe de Gobierno, a medias heredada de Max Weber y a medias de Conchita Piquer: "Para conseguir lo posible hay que aspirar a lo imposible" (Weber). "Que no me quiero enterar, / no me lo cuentes vecina, 1 prefiero vivir so?ando / que conocer la verdad" (Conchita Piquer).Comprendo que nuestros pol¨ªticos vayan por Europa recordando plazos, emplazando cl¨¢usulas y recitando lo de Santa Rita Rita, lo que se da no se quita. Pero me temo que estamos poni¨¦ndonos pesados y que un d¨ªa de estos nos van a empezar a mirar como a moscardones africanos de la europeidad y a resucitar aquella afrenta racista: Europa empieza en los Pirineos. A la luz de este despecho, hijo del desaire, ?qu¨¦ sentido tienen las batallas europe¨ªst¨¢s del inmediato pasado? ?Por qu¨¦ nos hicimos tan mala. sangre sobre Maastricht s¨ª o Maastricht no? Igual nos ocurri¨® ante la cuesti¨®n de Irak y Kuwait, y ahora resulta que los kuwait¨ªes nos dejan en plena suspensi¨®n de pagos, despu¨¦s de lo mucho que ayudamos a bombardear por ellos.

No. No hicimos a tiempo la revoluci¨®n liberal y eso se paga toda la historia, por m¨¢s que nos salgan bien las ceremonias inaugurales y de clausura de Juegos Ol¨ªmpicos y exposiciones universales. Dicen: "Bien, bien, se han espabilado estos chicos; mira, hasta saben utilizar el fax y pronuncian correctamente my taylor is rich"... pero de ah¨ª a darnos una ciudadan¨ªa europea plena, tiempo al tiempo. A¨²n tenemos que demostrarles que les servimos para algo: camareros, carabineros, aduaneros...