El d¨ªa en que la iban a matar
Un patrullero vio ebrio al asesino de Lucrecia, pero le dej¨® seguir conduciendo a Aravaca
Los asesinos de la dominicana Lucrecia P¨¦rez, muerta a tiros en Aravaca el pasado 13 de noviembre, se saltaron dos sem¨¢foros en las calles de Madrid y fueron detenidos en su marcha por una patrulla de la Polic¨ªa Municipal, en la plaza El¨ªptica. Los agentes conversaron con el conductor, el guardia civil Luis Merino, y le advirtieron que no estaba en condiciones de conducir. Pero Merino se identific¨® como guardia civil y le dejaron seguir sin practicarle la prueba de alcoholemia. Poco despu¨¦s disparaba contra Lucrecia en las ruinas de la discoteca Four Roses. Estos datos figuran en el relato que los acusados han ofrecido en sus respectivos interrogatorios.
Fuentes de la Polic¨ªa Municipal declararon ayer que est¨¢n investigando la actuaci¨®n de esa patrulla. La reconstrucci¨®n de la jornada de los asesinos, a partir de sus declaraciones, destila un reguero de alcohol, estupefacientes, racismo y culto a un guardia civil suicida, hermano de uno de los implicados.
Ma?ana del 13 de noviembre. El guardia civil Luis Merino P¨¦rez, de 25 a?os, ha quedado con su amigo Felipe C. M. B., de 16 a?os, a las 9.00 en su casa de Torrelodones. Este guardia, cuya impuntualidad le ha valido correctivos en el cuerpo, llega dos horas m¨¢s tarde a la cita. Merino, franco de servicio en la prisi¨®n de Carabanchel, abandona su casa en M¨®stoles. Pero antes de ernprender la ruta se toma un caf¨¦ y un co?¨¢. Tras aparcar su Talbot rojo, cuyo salpicadero est¨¢ adornado con signos ultras, entra en otro bar junto a la casa de su amigo en Torrelodones. Merino bebe "bastante cerveza y fuma hach¨ªs", que compr¨® en el barrio de San Ferm¨ªn.
En el cementerio
Despu¨¦s visita el cementerio de Torrelodones con una lata de cerveza. Sube ya a casa de Felipe. Ambos se sientan en la que fue habitaci¨®n de ¨®scar, guardia civil hermano de Felipe que se suicid¨® con su pistola en agosto pasado tras agredir con un pu?o de hierro a empleados y propietarios de una discoteca en Villamanrique de Tajo. Cae otra lata de cerveza. Charlan una hora sobre "las cosas de ?scar". Salen a la calle. Buscan a un amigo, Jos¨¦ Luis, M., Pepe, pero no lo hallan. Compran otra lata de cerveza que beben por las calles de Torrelodones.
Acuden al instituto local a las 12.30. Explican al director del centro que ten¨ªan una instancia para que Felipe ingresara en el Ej¨¦rcito. Despu¨¦s, dan unas vueltas por el pueblo en, busca de Pepe. Siguen sin localizarlo. Beben otra cerveza y se fuman dos o tres canutos de hach¨ªs. Acuden al cementerio de Torrelodones, que acoge la tumba del guardia suicida. Ante ella, Merino empu?a su arma y dispara dos tiros al aire mientras exclama: "Por t¨ª, Oscar".
Ambos, se desplazan a Villalba para sacar dinero de una sucursal del BBV. Llegan a las 13.50. La puerta del banco est¨¢ cerrada. Dentro se atiende a¨²n a los ¨²ltimos clientes. Merino no consigue convencer a los vigilantes de que le dejen entrar, por m¨¢s que muestra su carn¨¦ de guardia civil. Junto a la estaci¨®n de tren de Villalba compran seis latas de cerveza. Regresan a Torrelodones. Por el camino se fuman otro canuto. A las 14.30, recogen a Pepe. Le convencen para ir a tomar cerveza a Madrid. Los tres se dirigen hacia la oficina 4.011 del BBV, en la Gran V¨ªa, en Madrid. Alto en el camino para comprar dos o tres latas de cerveza para cada uno.
A la Gran V¨ªa llegan a las cuatro, pero ese d¨ªa, viernes, el banco cierra a las dos. El tr¨ªo se desplaza al templo de Debod. En los jardines pr¨®ximos trasiegan varias latas de cerveza y fuman m¨¢s canutos. Merino calienta motores. Ense?a recortes de prensa sobre el suicidio de ?scar. Las cuatro y media de la tarde. Engullen un bocadillo en un bar de la zona. Dad¨®s sus menguados fondos, ahorran en comida, no en alcohol. Compran tres litronas de cerveza. 19.45: los tres amigos se juntan con una veintena de rapados en la plaza de Cubos (Princesa). Luis Merino y Felipe no dejan, de hablar del fallecido ?scar. Felipe presenta al guardia a dos menores, Javier Q. M y V¨ªctor J. F. R. -ambos de 16 a?os-, apodado Oxidado por su pelo cobrizo. V¨ªctor y Javier s¨®lo se han visto dos veces antes de esa jornada.
Compran en el Vips dos minibarriles de cerveza, que no tardan en consumir. Fuman varios canutos. Uno de los congregados propone ir a "dar un susto a los sudacas" o "negros" que viven en las ruinas de la discoteca Four Roses, en el madrile?o barrio de Aravaca. Felipe echa le?a al fuego. Asegura que en una ocasi¨®n un dominicano le llam¨® hijo de puta por negarle una limosna. En el coche del guardia montan el agente y tres menores: Felipe, V¨ªctor y Javier. Un quinto no pudo subir. Lo impidi¨® la sillita de ni?o del asiento trasero. Pepe explic¨® a V¨ªctor que no se sumaba a la incursi¨®n porque "corno hab¨ªa bebido un poco, no se encontraba en condiciones de correr en caso necesario" y se lo estaba pasando bien en la plaza de los Cubos.
Se saltan dos sem¨¢foros en rojo. Una patrulla municipal les para en la plaza El¨ªptica por estas infracciones. Merino se identifica como guardia. Felipe se encara con los municipales, a quienes reprocha que siempre act¨²an cuando no deben. Luis Merino obliga a Felipe a entrar en el coche. Los municipales indican al guardia civil que no est¨¢ en condiciones de conducir, pero no le hacen la prueba de alcoholemia, y les dejan partir. Viajan en forzado silencio. Repostan gasolina cerca del Vicente Calder¨®n.
A las 21.00, Merino aparca su Talbot en una isletapr¨®xima a la discoteca Four Roses. Le parece demasiado visible, y lo estaciona en otro punto, a 50 metros del local.
El guardia civil pregunta a. los menores si llevan alg¨²n arma. Felipe afirma que tiene un punz¨®n y una navaja de 15 cent¨ªmetros, y que no necesita nada m¨¢s. El guardia proporciona a V¨ªctor, que se tapa la cara con una bufanda tubular, un cuchillo de 17 cent¨ªmetros de hoja. Javier no lleva armas; se jacta de que con unas piedras se apana, y acaba por coger un tubo de goma de seis cent¨ªmetros de di¨¢metro, que luego arroja al suelo.
"Hemos sido c¨®mplices"
Se aproximan a la antigua salida de emergencia de la discoteca. Es met¨¢lica y blanca. Resplandece en la noche. Javier entra el primero; le siguen Felipe, V¨ªctor y el guardia. Ya est¨¢n dentro. Se paran un momento. Aprecian que sale luz por debajo de una puerta que hay en un pasillo a la izquierda. Javier comenta: "Aqu¨ª hay gente". Este menor, residente en Puerta de Hierro', entreabre a patadas la puerta. Felipe la abre del todo. Los asesinos contemplan una mesa iluminada con una vela. En torno a ella, se re¨²nen cinco o seis personas "de raza negra". Felipe derriba de una patada la mesa. La vela se apaga. Merino aparta a Felipe, empu?a su pistola, adopta la posici¨®n de disparo con ambas manos y vomita tres tiros al frente. Con los tres fogonazos a¨²n en la retina, los cuatro asesinos salen a escape hacia el coche. Se montan en el Talbot rojo del guardia. Merino pisa a fondo el acelerador camino de Madrid.
Durante el trayecto, Felipe pregunta a Merino por qu¨¦ dispar¨®. El guardia replica que les ha tirado "tres plomos" para que "se los repartan como quieran". Y V¨ªctor muestra a Javier sus conocimientos jur¨ªdicos: "Creo que hemos sido c¨®mplices de un asesinato".
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