Culpa y perd¨®n
M?S PREOCUPANTE que el posible cinismo de los dirigentes del PSOE respecto a los esc¨¢ndalos supuestamente relacionados con su financiaci¨®n paralela ser¨ªa que no hubieran entendido lo que les ha pasado. A veces parece que s¨ª lo entienden, al menos algunos de ellos, y es cuando, con la pretensi¨®n de ser perdonados, adelantan detalles que podr¨ªan, si no justificar, explicar, desde un punto de vista psicol¨®gico, el origen de ciertos malos pasos.Lo de que Filesa obedece a la sugerencia de un banquero para dar cobertura a una donaci¨®n, si no fuera cierto, est¨¢ bien tra¨ªdo. Efectivamente, lo que convertir¨ªa en ilegales las donaciones -enmascaradas con los supuestos informes redactados por Filesa- es la ley de financiaci¨®n de partidos pol¨ªticos, que establece una serie de condiciones y unos topes m¨¢ximos para cada aportaci¨®n privada. De haber actuado con reflejos en el primer momento, reconociendo la evidencia, los dirigentes socialistas habr¨ªan tenido que responder de esa irregularidad, pero se habr¨ªan ahorrado el desgaste de un proceso que puede prolongarse hasta las elecciones y, sobre todo, habr¨ªan evitado al sistema un deterioro del que ahora culpan a otros.
Al hacerlo dan la impresi¨®n de no haber comprendido su verdadera situaci¨®n. Pocas dudas hay de que los conservadores llevan anteojeras cuando ven la viga ajena y no la propia, o de que algunos medios de comunicaci¨®n manipulan o exageran. Pero nada de eso basta para borrar las evidencias del caso Filesa. Los implicados pueden tener derecho a negarlas, pero no a esperar que la gente informada les crea.
La nota hecha p¨²blica el mi¨¦rcoles por la ejecutiva socialista culpa al PP de haber creado un clima de sospecha sobre las instituciones y los gestores p¨²blicos, y afirma que, pese a las continuas acusaciones, ning¨²n miembro del PSOE ha sido condenado por los tribunales, mientras que tres alcaldes populares lo han sido por prevaricaci¨®n. Lo del clima de sospecha es bastante cierto, pero esos intentos de descr¨¦dito ya se prod9Jeron en el pasado y ca¨ªan en el vac¨ªo, mientras que ahora, y a la vista de las evidencias reveladas por esc¨¢ndalos como el de Juan Guerra, Ollero, etc¨¦tera, hasta los incondicionales se tientan la ropa antes de negar. En cuanto a la inexistencia de condenas, es un argumento de doble filo: si de lo que se habla es de la financiaci¨®n irregular, el hecho de que el Tribunal de Cuentas haya convalidado las presentadas por el PSOE, pese a las facturas de Filesa y dem¨¢s, no disipa las sospechas, sino que extiende ¨¦stas a una instituci¨®n cuyo fundamento es la neutralidad pol¨ªtica.
Es cierto que algunas decisiones del juez Barbero resultan discutibles; pero para aceptar la pretensi¨®n de los socialistas de ser v¨ªctimas de la persecuci¨®n de un juez poco ecu¨¢nime habr¨ªa sido necesario que el PSOE mostrase disposici¨®n a aclarar el asunto: no es coherente pedir celeridad, incluso con alusiones ir¨®nicas al procedimiento abreviado, y a la vez obstruir la investigaci¨®n. Y, sobre todo, es dif¨ªcil olvidar cuando distan de haber desaparecido las sombras sobre m¨¦todos irregulares de financiaci¨®n: las comisiones en obras p¨²blicas, sin ir m¨¢s lejos.
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