Izquierdas y derechas
A instancias de la Fundaci¨®n Carlo Roselli, se realiz¨® en Tur¨ªn un foro que llevaba por t¨ªtulo What is left?, que significa ?Qu¨¦ es la izquierda?, y tambi¨¦n ?Qu¨¦ queda de ella? Una doble cuesti¨®n que, tras la ca¨ªda de muro de Berl¨ªn, circula profusamente por Europa.Deseo, ante todo, desbrozar el terreno eliminando una disputa vana, la de si existe a¨²n una izquierda y una derecha, una afirmaci¨®n que repetida. mente leemos en los peri¨®dicos y que dice que la vieja distinci¨®n ha cumplido ya su tiempo Derecha e izquierda son simplemente dos palabras que sirven desde hace m¨¢s de un siglo para designar a dos partes contrapuestas del universo pol¨ªtico El origen de esta designaci¨®n fue casual, pero en esta contraposici¨®n lo que cuentan son las cosas y no las palabras con que se las designa. El universo pol¨ªtico, como cualquier otra esfera del saber o de la acci¨®n, est¨¢ dominado por grandes dicotom¨ªas: progreso -conservadurismo, individualismo-comunitarismo, atomismo-organicismo, visi¨®n antag¨®nica-visi¨®n arm¨®nica de la sociedad, prevalencia de las instancias de libertad-prevalencia de las de la justicia, que dan origen a proyectos de acci¨®n contrastantes, sea cual fuere el nombre con que se denomine a las partes contrapuestas. Negar que todav¨ªa tiene sentido hablar de derechas o de izquierdas significa creer, contra toda evidencia, que en la esfera de las relaciones pol¨ªticas no tienen raz¨®n de ser interpretaciones opuestas de la realidad y de las acciones que deben realizarse y, por tanto, que est¨¢ pr¨¢cticamente anulada la posibilidad de optar por una vi otra alternativa. Lo cual queda desmentido por todo aquello que cotidianamente vemos que sucede.
Aun a riesgo de suscitar alguna reacci¨®n de resentimiento, parto de la base de que hoy es m¨¢s leg¨ªtimo, y tambi¨¦n m¨¢s ¨²til, plantearse el problema de "qu¨¦ es la izquierda" que no repetir la pregunta sobre la que m¨¢s frecuentemente se debate a la izquierda, "qu¨¦ es el socialismo". Que la izquierda en Europa, desde hace m¨¢s de un siglo, se haya identificado con la parte m¨¢s avanzada del movimiento obrero, sobre cuyas banderas rojas se hallaba inscrita la palabra socialismo, es un hecho incuestionable. Pero si es cierto que el movimiento obrero ha perdido parte su fuerza por el progresivo aumento del sector terciario, y si tambi¨¦n es cierto que la instituci¨®n del Estado propietario, que ha sido uno de los proyectos pol¨ªticos m¨¢s afanosamente perseguidos por una parte del movimiento socialista, no ha resistido la prueba de la competencia de la econom¨ªa de mercado, no por eso ha deca¨ªdo, frente al abismo que se ha abierto entre el mundo de los ricos y el de los pobres, el ideal igualitario que ha sido uno de los grandes motores de la historia humana y en el que siempre se ha reconocido la izquierda en todo el mundo y donde ha encontrado las razones fumdamentales de su contraposici¨®n con la derecha.
Cuando se dice, y es un lugar com¨²n, que lo que marca hist¨®ricamente a la ziquierda es el ideal igualitario, la igualdad, el t¨¦rmino contrapuesto, que designa a la derecha, no es como estar¨ªa uno tentado de decir, "Iibertad", sino "diversidad" (o desigualdad). Propongo esta contraposici¨®n sin connotarla con un juicio de valor porque se deriva de una banal constataci¨®n de hecho: los hombres entre, s¨ª son tan iguales como desiguales. Todos los hombres tienen dos ojos, pero todos tienen dos ojos diferentes a los de los dem¨¢s. Todos los hombres hablan pero existen miles de lenguas diferentes en el mundo. O por poner el ejemplo m¨¢s sobado y resobado: todos los hombres mueren pero todos mueren a su manera. Y as¨ª pueden llamarse igualitarios aquellos que, aun sabiendo que los hombres son tan iguales como diferentes, dan m¨¢s importancia a aquello que les une que a lo que les divide. Llamo desigualitarios a quienes, aun partiendo de la misma constataci¨®n, ponen el acento sobre aquello que diferencia a los hombres singulares m¨¢s que sobre lo que les une. El hecho de preferir la igualdad a la diversidad es una opci¨®n moral que hunde sus propias ra¨ªces en situaciones hist¨®ricas, familiares culturales, de las que no es f¨¢cil ofrecer explicaciones persuasivas. Pero es precisamente esta opci¨®n ¨²ltima la que, en mi opini¨®n, marca la existencia de dos posiciones pol¨ªticas opuestas que, por inveterada costumbre, llamamos "izquierda" y "derecha". Si el pr¨ªncipe de los escritores igualitarios es Rousseau, que se plante¨® el problema del origen de la desigualdad entre los hombres para tratar de ponerle remedio, el pr¨ªncipe de los escritores desigualitarios es Nietzsche, para quien el igualitarismo es la moral de los d¨¦biles, de los resentidos, de los "decadentes".
Lo que complica m¨¢s las cosas y hace que el discurso sobre izquierda y derecha sea a veces confuso, hasta el punto de provocar la err¨®nea tentaci¨®n de abandonarlo de una vez por todas, es que a la antinomia principal, o a la que yo al menos propongo como principal, se le superponen otras secundarias, aunque no irrelevantes, que hacen del universo pol¨ªtico un universo m¨¢s variopinto del que com¨²nmente se cree. Quisiera limitarme aqu¨ª a tomar en consideraci¨®n otro criterio de distinci¨®n que es el que se basa no en el principio de igualdad, sino en el de la libertad, al que se contrapone el principio de autoridad. In¨²til destacar la enorme importancia de esta contraposicion en la historia de la lucha pol¨ªtica, pero advierto que no coincide, pese a los muchos que piensen lo contrario, con la distinci¨®n entre derecha e izquierda. Existen ideolog¨ªas y pr¨¢cticas autoritarias tanto en la derecha como en la izquierda. El principio de libertad contrapuesto al de autoridad sirve para caracterizar no tanto un proyecto pol¨ªtico como el modo o los medios para llevarlo a la pr¨¢ctica.
Vuelvo a tomar un tema que ya he desarrollado otras veces: la contraposici¨®n entre libertarios y autoritarios ya no sirve para distinguir a la izquierda de la derecha sino en el ¨¢mbito tanto de la derecha como de la izquierda; el ala moderada, de la extremista; la izquierda democr¨¢tica y la derecha democr¨¢tica, de la izquierda revolucionaria y de la derecha montaraz.
Igual que suced¨ªa al finalizar la II Guerra Mundial, cuando la aversi¨®n de la izquierda hacia la derecha proven¨ªa de la identificaci¨®n que se hac¨ªa de la derecha, de toda la derecha, con el fascismo, que hab¨ªa sido un movimiento de derecha montaraz, as¨ª hoy, tras el hundimiento de los reg¨ªmenes comunistas, la aversi¨®n hacia la izquierda por parte de la derecha nace de la identificaci¨®n de la izquierda, de toda la izquierda, con el comunismo sovi¨¦tico, que ha sido un r¨¦gimen desp¨®tico.
Poniendo un poco de orden en la confusi¨®n conceptual y ling¨¹¨ªstica que reina como soberana en las pl¨¢ticas pol¨ªticas y colocando a las ideolog¨ªas en su justo lugar, nos damos cuenta de que se puede seguir hablando tranquilamente de derecha y de izquierda sin necesidad de reiniciar todo el discurso siempre desde el principio, que es una artima?a bien conocida y analizada para entrar en callejones tortuosos y sin salida.
es fil¨®sofo italiano.
Copyright La Stampa, 1992.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Manuel Revuelta.
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