Din¨¢mica de extinci¨®n
Que el cine espa?ol haya llegado en su feudo a que cada una de sus pel¨ªculas no alcance un promedio de recaudaci¨®n de seis millones de pesetas, parece un disparate pero no lo es. La verdad se ha hecho en Espa?a disparatada.Para percibir la brutalidad de esta paradoja, que hunde al cine espa?ol en una din¨¢mica de extinci¨®n, basta con cotejar con sus humillantes cifras de rentabilidad algunos destellos de la otra cara de la moneda. Una industria moribunda produce un pu?ado de pel¨ªculas que han ganado premios, todos -sin excepci¨®n y por todo lo alto- en los grandes festivales: Berl¨ªn, Cannes, Tokio, Montreal, San Sebasti¨¢n, Valladolid, Venecia.
Al tel¨¦fono de la redacci¨®n cultural de un peri¨®dico de alcance internacional llegaron en 1992, procedentes de las cuatro esquinas de Europa, incontables solicitudes de informaci¨®n sobre Vicente Aranda, Gonzalo Su¨¢rez, V¨ªctor Erice, Pilar Mir¨®, Fernando Trueba, Bigas Luna, Carmen Maura, Mario Camus, Julio Medem, Marc Recha, Victoria Abril, Gracia Querejeta, cineastas triunfantes en los titulares de la totalidad de la prensa contiental. Y si desde 1992 miramos hacia atr¨¢s, la lista se multiplica.
Aranda sigue en cartel en Estados Unidos desde hace seis meses. Almod¨®var se hizo due?o de las carteleras de Par¨ªs. Bigas Luga es buscado en toda Europa. Dos filmes, uno espa?ol puro: Belle ?poque; y otro argentino con destellos espa?oles, Un lugar en el mundo, hablan de t¨² a t¨² a los taquillazos de Hollywood. Al tiempo que el cine espa?ol se encuentra en trance de extinci¨®n en cuanto industria, se gesta en ¨¦l uno de los m¨¢s creativos periodos de su historia en cuanto arte.
Encogerse de hombros
?C¨®mo se explica tal disparate? De manera tan sencilla como se explicar¨ªa su remedio: basta enunciarlo. ?En qu¨¦ pa¨ªs hay 70 filmes sin pantalla en que estrenarse? ?Qui¨¦n les impide llegar a ella? ?D¨®nde se esfuma ese 30% de las recaudaciones, que nadie encuentra en ninguna partida de ning¨²n libro? ?Por qu¨¦ el cine espa?ol convoca aqu¨ª a menos espectadores de sala que ninguno, mientras sus emisiones en televisi¨®n logran los m¨¢s altos niveles de audiencia? ?Qu¨¦ mercado europeo -salvo el brit¨¢nico, que no existe- deja en manos de las majors californianas el 90% de su negocio y permite que, para mayor inri, , proclamen p¨²blicamente que quieren el 10% restante?
Y lo peor: ?Qu¨¦ mecanismos de protecci¨®n de nuestra soberan¨ªa se mueve para impedir esta operaci¨®n colonizadora? ?Qu¨¦ remedio para el mal han urdido los gobiernos de la democracia? Ninguno: encogerse de hombros, cuando el mal tiene una cura tan f¨¢cil como la simple voluntad pol¨ªtica de remediarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.