Craxi no es nada m¨¢s que el comienzo...
La apertura de un sumario contra Craxi estaba hace tiempo en el aire: se sab¨ªa que era el punto de destino de la investigaci¨®n milanesa. El poder del Partido Socialista Italiano (PSI) era demasiado fuerte en Mil¨¢n, y el control sobre el PSI milan¨¦s, demasiado evidente como para no suponer que todos los caminos conduc¨ªan hasta ¨¦l. Incluso la fuga al extranjero de dos de los m¨¢s importantes testigos de la relaci¨®n entre el secretario socialista y las comisiones fraudulentas hac¨ªan pensar que, antes o despu¨¦s, ese punto saldr¨ªa a la luz. La investigaci¨®n milanesa ha llegado a un puerto que comunica con todos los dem¨¢s puertos de la rep¨²blica: desde Mil¨¢n a Roma. Cuando el dibujante sat¨ªrico Forattini retoma la imagen de plaza Loreto [en la que fue colgado el cadaver de Mussolini] y dibuja a Craxi colgado no con el uniforme y las botas, sino como a un pobre Pata de Palo, traduce la impresi¨®n de que algo ha llegado a su fin, como pas¨® precisamente en el a?o 1945.Referencia de un proceso
Pero Craxi no es s¨®lo el secretario del PSI, es el punto de referencia de un proceso pol¨ªtico que ha visto a los partidos convertirse en un poder sin ley, en el que el intercambio entre el dinero y el poder era el n¨²cleo del sistema pol¨ªtico y social. No es que esto pase solamente en Italia, pero en este pa¨ªs tal sistema ha alcanzado una perfecci¨®n propia. Los partidos, y en especial los partidos del Gobierno, los del centro-izquierda, se han separado tanto de las instituciones como de la sociedad civil. La partitocracia ha entrado en crisis a causa de dos instituciones, una que representa al Estado y otra que representa a la sociedad civil: la magistratura y la prensa. Ambas instituciones han puesto un l¨ªmite real al intercambio entre dinero y poder porque han conservado la suficiente autonom¨ªa como para poder intervenir en ellos.
El PSI, que se convirti¨® en los a?os ochenta en el centro del sistema pol¨ªtico gracias a su secretario, se ha debilitado por la combinaci¨®n de estas dos fuerzas. Sin embargo, ni la presi¨®n de la prensa ni la magistratura habr¨ªan sido suficientes para llevar a cabo este gesto si no hubiera habido en contra los partidos, y en especial en contra del PSI, un sentimiento popular cada vez m¨¢s fuerte. Se puede censurar a la Liga todo lo que se quiera, pero lo que es innegable es que ¨¦sta ha sido una reacci¨®n popular contra la partitocracia. La democracia italiana ha alcanzado un punto decisivo: el de superar el sistema sobre el que se funda desde los a?os cuarenta y que ha determinado su funcionamiento real.
Con el sumarlo contra Craxi, los magistrados acusan tambi¨¦n a un sistema del que han constatado su difusi¨®n universal. El proceso penal sigue su curso, y ser¨¢ pol¨ªticamente significativo porque revelar¨¢ los entresijos de un sistema pol¨ªtico que ha sobrepasado todo tipo de reglas de moralidad aceptable. Ser¨¢n historias de corrupci¨®n que implicar¨¢n a todos los sectores de la sociedad italiana. No tenemos m¨¢s que recordar el proceso que ya se ha dado en la base y aplicarlo a las altas esferas: todo acusado dar¨¢ el nombre de otro. Y esto pasar¨¢ entre los secretarios de partido, no entre los ladronzuelos. ?Se puede esperar que una democracia resista a esta terrible verdad? Por esto la advertencia al secretario del PSI es un inicio, no un fin. Es totalmente cierto lo que dijo Amato a los socialistas: si un pueblo se convence de que la democracia est¨¢ corrompida, la democracia cae bajo los golpes de la violencia.
Cuando un pa¨ªs vive una crisis econ¨®mica, en la que el empobrecimiento respecto a los niveles alcanzados previamente deja sentir sus garras, la falta de confianza en las instituciones produce s¨®lo comportamientos Vi0lentos: las respuestas violentas de las instituciones.
La misma izquierda ya no es capaz de afrontar estas dificultades. El PSI ha representado la lectura occidental de la tradici¨®n socialista, ha instituido con dificultades un polo alternativo a la izquierda del Partido Comunista Italiano (PCI), ha sido la imagen de gobierno de una sociedad compleja. Todo esto ha estado concentrado en un hombre, Bettino Craxi. La imagen del PSI y su mensaje pol¨ªtico se confunden con la de su secretario. Si esta imagen cae, ?qu¨¦ quedar¨¢ (le la imagen del socialismo occidental?
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