Guerra a los asteroides
Cient¨ªficos de EE UU dise?an estrategias defensivas contra los b¨®lidos celestes
En la Tierra se han localizado unos 120 cr¨¢teres que son la huella indudable del choque de un asteroide contra el planeta. Algunos cient¨ªficos, retando al fatalismo de aceptar que del cielo caigan b¨®lidos de alto potencial destructivo, no s¨®lo han empezado a vigilar su trayectoria, sino que se plantean c¨®mo luchar contra ellos. As¨ª, Thomas J. Ahrens y Alan W. Harris, del Instituto de Tecnolog¨ªa de California y del Jett Propulsion Laboratory, de la NASA, han publicado en la revista Nature sus estudios sobre estrategias de lucha contra los asteorides, en funci¨®n de su tama?o.
Un misil puede ser suficiente para variar la trayectoria de los cuerpos peque?os -100 metros de di¨¢metro-, "pero contra los m¨¢s grandes el ¨²nico medio pr¨¢ctico para desviarlos parecen ser las explosiones nucleares", dicen Ahrens y Harris. La NASA ya hab¨ªa tomado cartas en el asunto en 1991, cuando el Congreso le encarg¨® estudiar la amenaza de los objetos pr¨®ximos a la Tierra (NEO, en sus siglas inglesas) y las formas de evitarla. Objetos de unos diez metros de di¨¢metro chocan contra la Tierra pr¨¢cticamente todos los a?os y explotan en la atm¨®sfera, generando una energ¨ªa equivalente a 10 kilotoneladas de TNT, aseguran Ahrens y Harris. Los b¨®lidos celestes de unos cien metros impactan cada 300 a?os, produciendo devastaciones locales.Para que un impacto tenga efectos catastr¨®ficos globales, con una mortandad humana del 25%, el asteroide ha de tener unos dos kil¨®metros de di¨¢metro como m¨ªnimo. "La probabilidad anual que tiene una persona de morir por tal acontecimiento es similar al riesgo de muerte en un accidente a¨¦reo", afirman Ahrens y Harris.
Billar espacial
Ambos cient¨ªficos han calculado la energ¨ªa requerida para cambiar la trayectoria de los NEO e impedir que choquen con la Tierra. El impacto directo de una gran masa, afirman, puede servir para desviar un NEO amenazante en este juego de billar espacial.Las explosiones nucleares podr¨ªan utilizarse con dos estrategias: desviar al asteroide por la radiaci¨®n de una explosi¨®n en sus proximidades o por el impulso de una explosi¨®n en la misma superficie del cuerpo celeste. Y recomiendan la estrategia de desviaci¨®n antes que la de fragmentaci¨®n del asteroide porque la primera no exige enterrar la carga en el blanco.
El impacto contra la Tierra de un cuerpo celeste de 100 metros de di¨¢metro equivale a un millar de bombas de Hiroshima. Y 100 metros no es un tama?o muy significativo de los b¨®lidos celestes que hay en el Sistema Solar.
El tama?o de los asteroides var¨ªa de 1 a 1.000 kil¨®metros. Unos 2.700 de estos cuerpos est¨¢n perfectamente identificados y tienen nombre propio. Los asteroides son cuerpos rocosos, como peque?os planetas, procedentes de una zona del Sistema Solar situada entre la ¨®rbita de Marte y la de J¨²piter, mientras que los cometas son grandes bloques de hielo formados m¨¢s all¨¢ de la ¨®rbita de Plut¨®n que se acercan al Sol.
Unos y otros se convierten en amenaza para la Tierra cuando su trayectoria se cruza con la ¨®rbita terrestre alrededor del Sol. Los meteoritos son fragmentos, desde el tama?o de una part¨ªcula hasta centenares de metros de di¨¢metro, posiblemente restos de choques entre asteroides.
"Estamos acostumbrados a pensar en el espacio como vac¨ªo", dice Donald Yeomans, del Jet Propulsion Laboratory en Pasadena (California). "Pero en los ¨²ltimos dos a?os hemos empezado a darnos cuenta de que el espacio pr¨®ximo a la Tierra est¨¢ lleno de miles de objetos, incluido un n¨²mero considerable que son bastante grandes".
El cr¨¢ter Meteor en Arizona (EE UU), con 1.200 metros de di¨¢metro y 175 de profundidad; el Manicouagan en Quebec (Canad¨¢) y el Sudbury, en Ontario, son algunas de las huellas de impacto de NEO en la Tierra m¨¢s c¨¦lebres.
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