Argucias b¨¦licas y pactos pol¨ªticos
Por primera vez desde que comenz¨® la guerra, los mediadores internacionales, ahora lord Owen y Cyrus Vance han logrado sentar juntos a todos los l¨ªderes implicados en la tragedia de Bosnia-Herzegovina, menos al principal, Slobodan Milosevic, presidente de Serbia. La Comunidad Europea y las Naciones Unidas han conseguido obligar al presidente bosnio Alia Izetbegovic, legitimado por unas elecciones de pureza indudable, a sentarse en una mesa con Radovan Karadzic, un psiquiatra serbio que, gracias a las armas suministradas por el ej¨¦rcito serbio-yugoslavo, se hizo con el poder en la comunidad serbia de Bosnia a principios de a?o y despu¨¦s, sobre decenas de miles de v¨ªctimas, con el control de un 70% del territorio del Estado.Hay que remontarse a la negociaci¨®n sobre los Sudetes checoslovacos, dirigida por lord Runciman en Praga en 1938, para encontrar un precedente de cuando la comunidad internacional oblig¨® al representante legal de un Estado a negociar con el l¨ªder de una facci¨®n de este pa¨ªs llegada al poder por m¨¦todos b¨¦licos o terroristas.
Expansi¨®n de Serbia
Los mediadores internacionales llegan a Ginebra con un borrador de acuerdo tan bien intencionado como lejano de la cruda realidad de Bosnia. Owen y Vance aparentan seguir pensando que Karadzic, y en menor medida el l¨ªder ultranacionalista croata Mate Boban, luchan por un Estado bosnio con tres etnias con poder constituyente. En rrealidad, y m¨¢s despu¨¦s de la rotunda victoria de Milosevic en las urnas. Karadzic busca la uni¨®n de los territorios ocupados por sus fuerzas con Serbia.
De ah¨ª que la f¨®rmula presentada por Owen y Vance sobre la prohibici¨®n de "acuerdos internacionales de las provincias", que el borrador de acuerdo presenta, s¨®lo puede ser aceptado en t¨ªpica argucia b¨¦lica y nunca como f¨®rmula sinceramente aceptada. Karadzic s¨®lo quiere provincias racialmente puras que puedan ser anexionadas a Serbia.
La ¨²nica esperanza en Ginebra est¨¢ en que el mundo occidental haya finalmente alcanzado la convicci¨®n de que la perversi¨®n . pol¨ªtica que Milosevic encarna en Serbia s¨®lo es neutralizable por la fuerza.
Las otras partes no ser¨¢n mas f¨¢cilmente persuadibles. Izetbegovic ha sido obligado a negociar con el l¨ªder de los verdugos de Sarajevo. Nadie podr¨¢ obligar a los combatientes bosnios a aceptar la derrota y desaparici¨®n de su Estado, menos ahora, cuando las fuerzas musulmanocroatas con participaci¨®n de muchos serbios, est¨¢n infligiendo fuertes derrotas militares a las fuerzas de Karadzic. El mayor ¨¦xito de Ginebra s¨®lo puede estar en convencer a Belgrado y a su caudillo delegado Karadzic de que si no retornan a la comunidad, civilizada de naciones s¨®lo pueden esperar una cat¨¢strofe total para su pueblo.
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