Un ¨¦xito repartido

Se merece un aplauso decidido el Teatro L¨ªrico Nacional por inaugurar su temporada con la reposici¨®n de Kiu, la ¨®pera de Alfonso Vallejo y Luis de Pablo estrenada hace 10 a?os, lo que en principio entra?aba alg¨²n riesgo: la posible reacci¨®n de los habituales oper¨®filos. Riesgo relativo pues Kiu fue bien recibida la noche del estreno y lo ha sido ahora en la nueva producci¨®n de Francisco Nieva. Se trata de una partitura que no puede escandalizar ya que encierra un lirismo muy bello y de buena ley, servido por un lenguaje que, aun lejano de la tradicional, suena muy relativamente rupturista. Lo que de esto pueda haber, que lo hay, en Kiu va por dentro.Quiz¨¢ lo mejor del excelente trabajo de Luis de Pablo est¨¢ en la orquesta y los coros, con soluciones tan originales como hermosas. El tratamiento del texto, dif¨ªcil e inteligentemente resuelto, no cae en convencionalismos, pero se ajusta a un plan minuciosamente trazado que musicaliza la palabra y la frase con mejor fidelidad a la prosodia que a la significaci¨®n. Se cantan de an¨¢loga manera intervenciones dram¨¢ticas y otras mucho m¨¢s llanas (por ejemplo, "tiene usted un moco pegado debajo del ojo izquierdo").

Con todo, Kiu, a la que cinco a?os despu¨¦s sigui¨® El viajero indiscreto, confirma en el compositor bilba¨ªno su predisposici¨®n a los g¨¦neros dram¨¢ticos y al arte representado. El trabajo de Francisco Nieva, entusiasta y pol¨¦mico tantas veces, ha sido admirable en sus tres dimensiones de pintor, figurinista y director de escena. Una de las dificultades de Kiu es que su acci¨®n se desarrolla, a lo largo de m¨¢s de dos horas, en un vag¨®n de ferrocarril, en el que un grupo de enajenados creen caminar hacia la libertad cuando en realidad marchan hacia el manicomio-prisi¨®n y hacia la muerte, que algunos anticipan. Nieva mantiene esa unidad de escenario pero la ambienta con talento, gracias a una serie de elementos diversos -el girar de las ruedas de la vieja locomotora, el encuadre del vag¨®n en una especie de antigua estaci¨®n, el uso de proyecciones en movimiento" el a?adido de figurantes- y el resultado constituy¨® parte del ¨¦xito.

De ¨¦l fueron piezas importantes, con Nieva, la soprano Sharon Cooper, de bella voz y expresiva dramaturgia; el tenor Manuel Cid, insuperable como el d¨ªa del estreno; el bar¨ªtono Carlos ?lvarez, y el tenor Dalmacio Gonz¨¢lez, en el bello personaje del ciego que sab¨ªa de las cosas a trav¨¦s del canto de los p¨¢jaros. Una cita de honor merece Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, director musical, que se super¨® a s¨ª mismo y nos dio una versi¨®n de rara y fascinante expresividad.