El rico que roba a los pobres para d¨¢rselo a los ricos
La superioridad del cine estadounidense en las pantallas de todo el mundo se debe, seg¨²n el autor de este art¨ªculo, al lanzamiento que los norteamericanos hacen de sus filmes. Las llamadas majors americanas deciden de entrada cu¨¢l va a ser la marcha comercial de un filme al margen de sus posibles m¨¦ritos.
Un reciente informe de la London School of Economics sobre las respectivas posiciones competitivas de la industria cinematogr¨¢fica europea y norteamericana ha vuelto a poner el dedo en la llaga de las cuestiones que diferencian la una de la otra y contribuyen a explicar la abrumadora superioridad del cine, estadounidense en las pantallas de todo el mundo, incluyendo las europeas.Algunos de los problemas expuestos en dicho informe parecen irresolubles, como, por ejemplo, la fragmentaci¨®n cultural y ling¨¹¨ªstica que se da en Europa o la carencia de g¨¦neros cinematogr¨¢ficos propios y reconocibles por el gran p¨²blico. Otros, como la falta de informaci¨®n sobre los cambiantes gustos de los espectadores o la ausencia de un star-system y de unos lanzamientos publicitarios comparables a los americanos, s¨ª tienen soluci¨®n, aunque no sea f¨¢cil.
La importancia de los medios puestos a disposici¨®n de un filme para su lanzamiento y difusi¨®n se pone de relieve en dicho informe mediante un estudio comparativo de dos pel¨ªculas sobre un mismo personaje, el m¨ªtico Robin Hood, rodadas Y distribuidas casi simult¨¢neamente.
Gran recaudaci¨®n
Mientras que la versi¨®n americana. (Robin Hood, pr¨ªncipe de los ladrones) logr¨® cifras de recaudaci¨®n m¨¢ximas en muchos pa¨ªses, la brit¨¢nica (Robin Hood, el magn¨ªfico) obtuvo unos resultados considerablemente m¨¢s modestos, y en Estados Unidos ni tan siquiera lleg¨® a estrenarse en cines, pas¨¢ndose ¨²nicamente en una cadena de televisi¨®n por cable. ?Cu¨¢les eran las diferencias entre ambos productos? Aparte del mayor presupuesto de la versi¨®n americana (unos 6.000 millones de pesetas, de ellos 750 para Kevin Costner, m¨¢s una participaci¨®n en los beneficios y 2.000 millones m¨¢s en concepto de publicidad), en cuanto a la calidad de las pel¨ªculas en s¨ª, cr¨ªticos y comentaristas coincidieron en se?alar que, aun enmarc¨¢ndose ambas en el g¨¦nero de aventuras, la versi¨®n brit¨¢nica es m¨¢s sobria y realista, m¨¢s fiel a lo que debi¨® ser el famoso arquero de Sherwood, m¨¢s cuidada en cuanto a ambientaci¨®n y vestuario, mientras que la americana destaca por el empleo de efectos especiales, de escenas de acci¨®n a cargo de especialistas, por incluir en la banda sonora dos temas de m¨²sica pop, por contar con una gran estrella como Kevin Costner y, sobre todo, con un lanzamiento y una publicidad incomparablemente mayores, estren¨¢ndose simult¨¢neamente en 2.100 salas de Estados Unidos, a las que previamente se hab¨ªan hecho llegar 9.000 avances y 1.500 anuncios corp¨®reos de gran tama?o.
La versi¨®n brit¨¢nica, que iba a ser dirigida por John McTiernan e interpretada por Mel Gibson, deb¨ªa ser la gran competidora de la superproducci¨®n americana. Pero ya antes de su rodaje la Fox, que ten¨ªa los derechos de distribuci¨®n, anunci¨® que no ser¨ªa exhibida en Estados Unidos y sustituy¨® a una estrella como Gibson por un actor posiblemente mejor, el ingl¨¦s Patrick Bergin, pero mucho menos popular.
?xito y fracaso
Se determin¨® as¨ª, de entrada, el ¨¦xito de un producto y el fracaso del otro, y Robin Hood, pr¨ªncipe de los ladrones recaud¨® en el propio mercado brit¨¢nico 62 veces m¨¢s que la versi¨®n aut¨®ctona, con resultados pr¨¢cticamente id¨¦nticos en el resto del mundo, donde ha obtenido m¨¢s de 40.000 millones de pesetas.
Dado que los tres factores fundamentales para el ¨¦xito de una pel¨ªcula son la presencia de una o m¨¢s estrellas, su adaptaci¨®n a los gustos del p¨²blico, analizados de antemano, y el esfuerzo dedicado a su promoci¨®n, el hecho de prescindir de Gibson, de lanzar la pel¨ªcula casi de inc¨®gnito y de no exhibirla en Estados Unidos decidi¨® la suerte de Robin Hood, el magn¨ªfico en todo el mundo, ya que los ingresos por exhibici¨®n en cines y venta de derechos de v¨ªdeo y televisi¨®n dependen sobre todo de c¨®mo haya ido un filme en el mercado norteamericano.
Algo similar ha ocurrido recientemente con dos pel¨ªculas sobre un mismo personaje. Mientras que Crist¨®bal Col¨®n, el descubrimiento, de los hermanos Salkind, alcanz¨® en el mercado americano recaudaciones apreciables, su rival europea, 1492, la conquista del para¨ªso, del brit¨¢nico Ridley Scott y protagonizada por Gerard Depardieu, pas¨® pr¨¢cticamente inadvertida, a pe sar de su superior calidad e inter¨¦s.
Nos encontramos, por tanto, ante un claro ejemplo de c¨®mo quienes controlan los mercados, las majors americanas (no olvidemos que si la versi¨®n de Costner fue distribuida mundialmente por la Warner, la brit¨¢ncia lo fue por la Fox) deciden de entrada cu¨¢l va a ser la marcha comercial de un filme al margen de sus posibles m¨¦ritos.
Bast¨® un planteamiento distinto de producci¨®n, distribuci¨®n y marketing para que el popular h¨¦roe ingl¨¦s, que robaba a los ricos para d¨¢rselo a los pobres, diese origen a sendos productos cinematogr¨¢ficos que contradicen ese principio. As¨ª, en el cine, los ricos se hacen cada vez m¨¢s ricos a costa de los pobres, que se empobrecen cada vez m¨¢s a causa de los ricos.
Por otro lado, como en la vida real.
Andr¨¦s Linares es director de cine.
Babelia
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