Ni veto ni bula

JOS? MAR?A Garc¨ªa es un periodista cuya fama se debe en mayor medida al estilo -falt¨®n y arbitrario- con que se expresa que a lo riguroso de sus informaciones o atinado de sus juicios. Ello le ha llevado varias veces ante los tribunales. Aqu¨ª hemos estado -y as¨ª lo editorializamos- en contra de su encarcelamiento por considerar que la palabra s¨®lo en casos muy especiales -incitaci¨®n al asesinato, por ejemplo- delinque desde el punto de vista penal. Pero tambi¨¦n estamos en contra de su estilo de periodismo, que, teniendo todo el derecho a existir, no cabr¨ªa en EL PA?S: una cosa es no ir a la c¨¢rcel y otra la impunidad. La invocaci¨®n a la libertad de expresi¨®n no legitima el insulto gratuito o injurioso, como creen los predicadores que todos los d¨ªas multiplican sus doctrinas apelando al m¨¢s puro amarillismo. Una sentencia de 1990 subray¨® ese aspecto de gratuidad (de insultar por insultar, sin que el apelativo utilizado tenga que ver con el asunto tratado) entre los fundamentos de la condena que entonces recay¨® sobre Garc¨ªa (que ser¨ªa indultado).Pero esa misma sentencia quita la raz¨®n al presidente del Rayo Vallecano cuando pretende que "es in¨²til acudir a los tribunales", y que, por tanto, su ¨²nica defensa contra lo que considera campa?a "ininterrumpida de insultos" contra ese club por parte del programa que dirige Garc¨ªa consiste en prohibir a ¨¦ste la entrada al campo de Vallecas. Al actuar as¨ª, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos no s¨®lo se equivoca al desviar su represalia contra los numerosos oyentes de Garc¨ªa violentando la libertad de informaci¨®n, sino que contribuye a prolongar la bronca permanente que necesita ese periodismo para alimentar su propia leyenda.

En definitiva, "no" a los vetos informativos, pero igualmente "no" a la bula con la que se protegen quienes pretenden constituirse en poder aut¨®nomo, incluso de la misma justicia.