"Las violaciones se suced¨ªan d¨ªa y noche
Diario de una musulmana sobre el horror de su cautiverio en manos de un grupo serbio
Ziba recuerda como el peor momento de su vida aquel en que una docena de milicianos serbios borrachos entraron en el gimnasio en el que un centenar de j¨®venes mujeres musulmanas permanec¨ªan prisioneras junto a sus hijos peque?os. "Entraron con fusiles y granadas", recuerda Emira, una amiga de Ziba. "Los chetniks gritaban: 'Mira cu¨¢ntos ni?os ten¨¦is. Ahora vais a tener a nuestros ni?os. Vais a tener a nuestros peque?os chetniks'. Y dec¨ªan que no estaban interesados en mujeres embarazadas porque no podr¨ªan pre?arlas".
Ziba, de 26 a?os y madre de dos hijos, fue una de las 12 primeras mujeres y ni?as que eligieron los serbios en el campo de Kalinovik. "Nos llamaron putas, y uno de ellos me apunt¨®", dice Ziba. "Mis dos hijos se agarraban a m¨ª, y fui obligada a dejarles".Ziba y otras 11 j¨®venes -Sanela, la mas peque?a, s¨®lo ten¨ªa 16 a?os- fueron conducidas al hotel de Kalinovik. "Nos obligaron a limpiar los cuartos y fregar los suelos", recuerda Ziba. "Estaba todo planeado. Ya no gritaba nadie. Nos dieron carne, pan y agua Despu¨¦s de la comida nos ordenaron subir a los cuartos. Dos chetniks me llevaron arriba Ambos estaban borrachos y sucios. Sus barbas eran asquerosas. Les pregunt¨¦ si podr¨ªa ver a mis ni?os de nuevo, y uno de ellos dijo que s¨ª. Me aterrorizaba la posibilidad de que los mataran mientras yo estaba en el hotel"."Entonces uno de los chetniks me dijo que me desnudara A?adi¨® que si no hac¨ªa lo que dec¨ªan, me cortar¨ªan el pescuezo. Le cre¨ª. Los dos me violaron, uno tras otro. Todo dur¨® media hora. Entonces me reun¨ª con las que ya hab¨ªan salido de los cuartos. Nos obligaron a limpiar de nuevo el hotel y luego nos llevaron al gimnasio. Desde ese d¨ªa ya no pararon. Las violaciones continuaron d¨ªa y noche durante un mes".Era el 2 de agosto. Durante 26 d¨ªas seguidos, s¨®lo 10 de las 105 prisoneras del gimnasio escaparon a las violaciones colectivas, en algunos casos hasta por siete hombres. El mismo sufrimiento fue soportado por miles de mujeres musulmanas durante los meses de agosto y septiembre del a?o pasado, cuando las fuerzas serbias limpiaron ¨¦tnicamente los pueblos musulmanes del este y el oeste de Bosnia.
El caso de Kalinovik destaca por el extraordinario n¨²mero de detalles que emergen ahora. El ginec¨®logo Senad Saric que ya ha practicado siete abortos entre las supervivientes, mantiene un registro completo de los nombres y edades de todas las mujeres violadas junto a los de cinco ni?as que fueron raptadas por los serbios y, aparentemente, obligadas a prostituirse.
Las supervivientes, que viven ahora en edificios semidestruidos en Jablanica o en la ruinosa ciudad de Mostar, junto al r¨ªo Neretva, anotaron los nombres de varios hombres brutalmente asesinados, en su presencia y del tr¨¢gico destino de al menos 71 mujeres que fue ron acribilladas a balazos en un pueblo cercano. Aseguran que el jefe serbio de la polic¨ªa local de Kalinovik conoc¨ªa las violaciones y asesinatos pero no hizo nada por impedirlos.
Al menos una de las internas de Kalinovik guard¨® un diario secreto en el que anot¨® diariamente las humillaciones a que eran sometidas las mujeres musulmanas. Adem¨¢s, las mujeres han podido identiflicar a algunos de sus captores, todos ellos miembros de las ?guilas Blancas, que dirige Vojislav Seselj considerado internacionalmente como un criminal de guerra, pero cuyo Partido Radical Serbio obtuvo un gran ¨¦xito en las elecciones celebradas en diciembre en Serbia.
Ni?os traumatizadosMuchos de los ni?os que permanecieron retenidos en Kalinovik siguen traumatizados por la experiencia. Varios de ellos, de cuatro y cinco a?os fueron tendidos sobre mesas y amenazados con cuchillos sobre sus gargantas para que sus madres entregaran todas sus joyas y dinero. Hasan, el hijo mayor de Emira, todav¨ªa tiembla cada vez que su madre habla del campo de internamiento.
Los horrores de la guerra comenzaron en junio y julio del a?o pasado, cuando las fuerzas serbias empezaron a arrestar a hombres j¨®venes en la regi¨®n de Gracko. "Supimos que algo terrible iba a suceder cuando asistimos a los primeros cr¨ªmenes", recuerda una v¨ªctima de las violaciones; "un d¨ªa detuvieron a 120 hombres y segaron la garganta de 10 de ellos ante nosotras".
Los musulmanes constitu¨ªan un 37% de los 10.000 habitantes de la regi¨®n. Muchos huyeron hacia Kosovo o Macedonia, desde donde se les permiti¨® volver a las zonas de Bosnia controladas por los musulmanes a trav¨¦s de Bulgaria, Hungr¨ªa o Rumania. Emira y el centenar de mujeres que fueron internadas en Kalinovik hu¨ªan hacia Konjic cuando fueron detenidas y trasladadas al gimnasio.
Al principio las mujeres no eran maltratadas. Emira recuerda a una joven serbia que acud¨ªa a Kalinovik para vender leche fresca. La comida era buena, y los guardianes les hablaban amistosamente, pero aquello no dur¨® mucho. "Todo cambi¨® el 2 de agosto", dice Emira. "Los guardias fueron remplazados por hombres de Seselj. Eran sucios y nos gritaban obscenidades. Apareci¨® una mujer con largos cabellos casta?os que dec¨ªa ser de las ?guilas Blancas y aseguraba que las cosas iban a cambiar para nosotras. Nos pidi¨® que bajaramos los pantalones de los ni?os para comprobar si hab¨ªan sido circuncidados. Los hombres empezaron a hablar de pre?arnos. Esa noche empezaron las violaciones".
Copyright The Independent / EL PA?S
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