Major amenaza con romper a Maastricht si se le impone la Carta Social.

El Tratado de Maastricht vuelve a pender de un hilo. Una extra?a alianza de la extrema derecha conservadora con laboristas y liberal-dem¨®cratas pone en peligro la aprobaci¨®n de] texto en el Reino Unido y, adicionalmente, coloca otra vez al borde del abismo al primer ministro, John Major. La oposici¨®n quiere incluir la Carta Social, que Major se neg¨® a aceptar en su d¨ªa; los tories rebeldes aprovechan el tema para lanzar su definitivo ataque contra el proyecto de Uni¨®n Europea. Y Major amenaza con romper el tratado y dejar sin Maastricht a toda la Comunidad. Faltan a¨²n seis u ocho semanas para la crucial votaci¨®n, pero la tensi¨®n es alt¨ªsima.
La inclusi¨®n del Reino Unido dentro de la Carta Social no significar¨ªa, t¨¦cnicamente, el fin de Maastricht. Implicar¨ªa probablemente una nueva ronda de ratificaciones por parte de todos los pa¨ªses comunitarios. Pero, tal como se?alan los laboristas, el conjunto de la CE no deber¨ªa ver con malos ojos, sino al contrario, la aceptaci¨®n por parte brit¨¢nica de la misma normativa laboral a la que, el resto de los Doce se somete.La presi¨®n comunitaria para que Londres acepte la Carta Social es especialmente intensa tras el caso Hoover (el traslado a Escocia de una factor¨ªa de aspiradoras ubicada hasta ahora en Francia, por los menores costes y la sumisi¨®n de los sindicatos en el Reino Unido). El Gobierno franc¨¦s ha protestado airadamente contra la "peculiaridad" brit¨¢nica, y tanto el presidente de la Comisi¨®n, Jacques Delors, como el Parlamento de Estrasburgo, reclaman que la reglamentaci¨®n laboral de la CE sea la misma para los Doce, sin excepciones como la obtenida por Major.
El problema no es t¨¦cnico, sino pol¨ªtico y personal. Para el primer ministro brit¨¢nico, que present¨® como su gran ¨¦xito en la cumbre de Maastricht la cl¨¢usula de salida de la Carta Social, supondr¨ªa una humillaci¨®n insoportable que el Parlamento le impusiera ahora lo que los otros l¨ªderes comunitarios no pudieron imponerle hace 14 meses.
Major cree que su pa¨ªs debe estar al margen de la ley laboral. europea, y ha lanzado ya una grave amenaza, a trav¨¦s de su ministro de Exteriores, Douglas Hurd: nunca aceptar¨¢ el tratado con Carta Social. Si la enmienda 27 (la referida a esta cuesti¨®n) es aprobada, el Gobierno brit¨¢nico tirar¨¢ el tratado. a la papelera y no habr¨¢ Maastricht para nadie.
Amenazas
La desmesurada amenaza iba dirigida a los laboristas y, sobre todo, a los muy procomunitarios liberales-dem¨®cratas. El problema es que ni unos ni otros le han tomado muy en serio (no creen que Major sea capaz de llegar a tanto y convertirse en el paria de Europa). En el extremo euroesc¨¦ptico de la alianza, los conservadores rebeldes han visto confirmadas sus esperanzas: votando a favor de la Carta Social (que detestan) podr¨ªan hundirlo todo.
A sus rebeldes, Major les ha lanzado otra amenza que suena a farol: el que vote a favor de la Carta Social ser¨¢ expulsado del partido. Es la peor sanci¨®n que puede imponerse a un parlamentario. Pero los rebeldes tampoco le creen: son entre 20 y 30, y expulsarles significar¨ªa dejar en minor¨ªa a un partido que gan¨® las elecciones por s¨®lo 11 esca?os. Major estar¨ªa entregando las llaves de Downing Street a los laboristas de John Smith.
John Major parece estar en un callej¨®n sin salida. Pero tiene casi dos meses por delante. Es mucho tiempo para que los encargados de la disciplina de voto, los l¨¢tigos, presionen individualmente a cada uno de los rebeldes, aunque no ser¨¢ f¨¢cil erosionar el n¨²cleo de euroesc¨¦pticos- irreductibles. Se trata, en general, de antiguos thatcheristas cuya carrera pol¨ªt¨ªca est¨¢, de todas formas, acabada, y consideran su voto a favor de la enmienda 27 como una especie de autoinmolaci¨®n final para librar a su pa¨ªs de Maastricht, esa "abominaci¨®n asquerosa, esa inflamaci¨®n ambulante de la pol¨ªtica br¨ªt¨¢nica", en palabras de lord Norman Tebbit.
De no asegurarse la victoria en esa votaci¨®n, Major tendr¨ªa varias opciones: dimitir (posibilidad que no espanta en absoluto a los rebeldes, ni, l¨®gicamente, a la oposici¨®n), tragarse la humillaci¨®n (no la primera, pero s¨ª la m¨¢s grave) y seguir adelante como un son¨¢mbulo, romper el tratado y forzar una tremenda crisis en el Reino Unido y la Comunidad, o jug¨¢rselo todo a la arriesgad¨ªsima carta del refer¨¦ndum.
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