Hallazgo arqeol¨®gico en el centro
Parece que se est¨¢ llevando a cabo un estudio oficial sobre el casco urbano hist¨®rico de Madrid y, para sorpresa de todos, han aparecido muchas m¨¢s viviendas Interiores de las que cab¨ªa imaginar Las viviendas interiores son aquellas que, en lugar de mirar a la calle, se miran a s¨ª mismas, como los sabios y los m¨ªsticos. El descubrimiento ha venido a sorprendernos en un momento en el que ya nadie cre¨ªa en el mundo interior. La arquitectura, si se puede dar ese nombre a los fen¨®menos urban¨ªsticos contempor¨¢neos, tiene alguna responsabilidad en este desprestigio de lo de dentro: lo m¨¢s emblem¨¢tico de los pisos comprados a plazos en los ¨²ltimos lustros es que eran exteriores. "Todo exterior", repet¨ªa machaconamente la publicidad de las promotoras urban¨ªsticas, de manera que los t¨¦rminos vivienda e interior hab¨ªan llegado a resultar incompatibles. Se carg¨® el acento en las vistas (una habitaci¨®n con vistas) en detrimento de la mirada.Hemos vivido durante muchos a?os bajo la tiran¨ªa de lo exterior: todo lo que ten¨ªa alg¨²n significado social, desde las cicatrices de la cirug¨ªa est¨¦tica a la cuenta corriente, hab¨ªa que llevarlo por fuera. Lo que pasa es que, despu¨¦s de estar m¨¢s de 209 a?os asomados a la ventana de nuestra urbanizaci¨®n exterior, hemos visto que la calle tampoco era tan divertida como suger¨ªan los anuncios. O sea, que no pasaba nada. Entretanto, hemos descuidado tanto lo interior que los viejos, que viven m¨¢s dentro que fuera, se nos mor¨ªan en el patio de atr¨¢s sin que lleg¨¢ramos siquiera a conocer la existencia de ese patio. La semana pasada, una madre y su hijo -de 92 y 70 a?os- tuvieron que ser rescatados de s¨ª mismos por la Polic¨ªa Municipal en una vivienda del distrito de Centro. Viv¨ªan rodeados de basura, aunque ten¨ªan ocho millones en una cartilla de ahorros que era tambi¨¦n su autobiograf¨ªa. No se trata de un caso raro: cada vez que nos damos una vuelta por las habitaciones interiores de la casa, nos encontramos con alg¨²n cad¨¢ver rodeado de porquer¨ªa y una cartilla de ahorros que resume su existencia.
No est¨¢ mal, pues, este hallazgo arqueol¨®gico de las viviendas interiores del centro de Madrid: viene a restablecer un poco ese equilibrio bipolar tan necesario entre lo de dentro y lo de fuera. Adem¨¢s, es como si hubi¨¦ramos descubierto de repente que Madrid, igual que nuestro cuerpo, tiene un mundo interior. Durante muchos a?os hemos estado excesivamente atentos a la piel, y ahora resulta que se puede explorar tambi¨¦n el intestino.
Lo que pasa es que como aqu¨ª funciona todo a base de modas, corremos el peligro de que se imponga de forma absoluta lo interior y no nos den m¨¢s que intestino. Tampoco es eso. Hay, por ejemplo, calles que por obra y gracia de las vallas publicitarias parecen pasillos m¨¢s que calles, lo que no deja de ser un disparate. La calle, por su propia naturaleza, debe ser exterior, o sea, que tiene que estar fuera lo mismo que el metro tiene que estar dentro. Se trata de que la m¨¦dula no pese m¨¢s que la piel, ni la cirug¨ªa m¨¢s que la est¨¦tica, ni la vista m¨¢s que la mirada.
Por eso me parece a m¨ª que este descubrimiento de las viviendas que se asoman a s¨ª mismas deber¨ªa airearlo mucho nuestro Ayuntamiento. Yo editar¨ªa un cat¨¢logo con fotograf¨ªas de todas estas casas ensimismadas para facilitar al p¨²blico el acceso al mundo interior de la ciudad. Ahora que con la crisis vamos a pasar mucho tiempo en casa, estar¨ªa bien que nos ense?aran c¨®mo ¨¦ramos por dentro: mientras se sube por las escaleras de esos patios interiores o se recorren con la mirada las corralas de vecindad, uno, sin darse cuenta, va alcanzando tambi¨¦n las zonas m¨¢s inaccesibles de s¨ª mismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.