El cardenal Suqu¨ªa ratifica en su despedida el derecho de la Iglesia a "orientar" a los fieles en pol¨ªtica
El cardenal ?ngel Suqu¨ªa reiter¨® ayer el derecho de los prelados a orientar a los fieles sobre pol¨ªtica, econom¨ªa y moral y denunci¨® impl¨ªcitamente el cinismo de los gobernantes en su ¨²ltimo discurso como presidente de la Conferencia Epsicopal. Nada de disidencias ni de magisterios paralelos: unidad. Este fue el mensaje lanzado en su testamento.
Suqu¨ªa denunci¨® el cinismo que supone realizar "solemnes declaraciones contra la violencia mientras la televisi¨®n satura los hogares de violencia convertida en espect¨¢culo".
El hasta hoy presidente de la Conferencia Episcopal, ilustr¨® tambi¨¦n esta cr¨ªtica con Tina carga de profundidad mayor:
"A cualquier persona razonable le sorprende que un delito fiscal sea punible y no lo sea matar a un ni?o indelfonso en el seno de su madre". Ambig¨¹edades, se?al¨® Suqu¨ªa, que hacen muy dif¨ªcil la regeneraci¨®n moral y social". Aludi¨® a la batalla educativa, importante durante su sexenio, que ha visto c¨®mo la materia de religi¨®n y moral cat¨®licas perd¨ªa con la LOGSE la posibilidad de tener una asignatura alternativa. El sistema educativo, dijo, no "propone la fe y la vida de la Iglesia o lo hace de una forma descafeinada".
Frente a todas estas cuestiones, resumidas en "el divorcio entre fe y vida", la jerarqu¨ªa, dijo Suqu¨ªa, "ha sentido la necesidad de reafirmar su derecho a emitir juicios y dar orientaciones y criterios sobre temas que, en la mentalidad dominante, tienden a ser considerados como competencia de economistas, pol¨ªticos o soci¨®logos" en la medida en que afecten al hombre. Suqu¨ªa llam¨® a los cristianos a dar testimonio p¨²blico.
El legado de Suqu¨ªa, estuvo en s¨ªntoma con su mandato en la conferencia y su pontificado en Madrid, no exento de purgas docentes y de relevos en el seminario madrile?o. Este pon tificado concluir¨¢ tras la visita de Juan Pablo II a Espa?a, el pr¨®ximo mes de junio.
El cardenal llam¨® al orden a los cristianos y sacerdotes que "con tanta ligereza" critican p¨²blicamente a la Iglesia, a sus pastores o al Papa. "A veces", dijo, "se contrapone al magisterio aut¨¦ntico de la Iglesia una especie de magisterio paralelo de expertos o de te¨®logos, que utilizan el ministerio que la Iglesia les ha confiado para sembrar la sospecha de la fe y debilitar la comuni¨®n eclesial".
Los tirones de oreja de Suqu¨ªa alcanzaron tambi¨¦n a los te¨®logos y catequistas que han criticado el nuevo catecismo universal de la Iglesia Cat¨®lica.
El empobrecimiento de la comuni¨®n eclesial, a juicio de Suqu¨ªa, debilita la conciencia cristiana. Esta debilidad, "facilita la b¨²squeda de apoyos en los poderes del mundo o en ideolog¨ªas humanas" y, alert¨®, fomenta la aparici¨®n de las sectas.
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