"Creo que me salvar¨¢ la escritura"
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢n sus ideas ahora?Respuesta. En este momento no est¨¢n en su cumbre. Llevo una temporada bastante apagada.
P. ?Y por qu¨¦?
R. Pues no lo s¨¦. Son mecanismos interiores que yo no puedo controlar y que no puedo tampoco explicarme.
P. ?Eso les pasa a los poetas?
R. Me ha pasado muchas veces en mi vida. Cuando era joven poeta me preocupaba mucho porque pensaba que hab¨ªa dejado de escribir. Luego siempre volv¨ªa a escribir. De manera que no me alarmaba demasiado y, adem¨¢s, alguna vez, pienso yo, pues se deja de escribir.
P. Ahora ya ha acabado la vida en Estados Unidos, justamente cuando Estados Unidos empieza otra etapa, y usted regresa a Espa?a. ?Tiene una sensaci¨®n de abismo?
R. Tengo una sensaci¨®n un poco de extra?eza y desconcierto, pero supongo que se me pasar¨¢ pronto, porque me pesaban ya las clases. Yo comenc¨¦ a ense?ar Literatura con mucho entusiasmo y cre¨ª descubrir ahi una vocaci¨®n m¨ªa, tal vez heredada, porque mi padre y mi abuelo fueron profesores, de Pedagog¨ªa adem¨¢s, de manera que quiz¨¢ los genes estaban ya implicados en una cuesti¨®n pedag¨®gica. Pero es una profesi¨®n que cansa mucho, que quema, y las clases me pesaban. De manera que, por una parte, tengo una sensaci¨®n de alivio y, por otra parte, pues bueno, una sensaci¨®n de empezar una nueva vida.
P. ?Qu¨¦ perspectivas hay en este pa¨ªs para un hombre de su edad y de su profesi¨®n?
R. Bueno, yo creo que a, m¨ª me salvar¨¢, me salvar¨ªa tal vez, o podr¨ªa salvarme, la escritura. Es una actividad de la. que uno no se jubila nunca si, como te dec¨ªa antes, tiene ideas. De manera que yo pienso dedicarle m¨¢s tiempo a la escritura, a la lectura, pero ya sin la obligaci¨®n de leer para las clases. Como siempre he le¨ªdo: a mi aire y a mi gusto.
P. Nunca ha dejado del todo este pa¨ªs, pero ahora., cuando ya es perentoria su reincorporaci¨®n, ?c¨®mo lo ve?
R. Lo veo muy pesimista. Hay motivos, pero tal vez el, pesimismo sea excesivo, y tambi¨¦n noto cierta autocomplacencia en la cr¨ªtica. Parece que ahora la gente se realiza se?alando defectos, viendo defectos. Est¨¢ muy bien se?alar los defectos y denunciar las imperfecciones, pero aqu¨ª parece que se hace con un especial regodeo que me irrita un poco. Vengo de un pa¨ªs que es mucho m¨¢s objetivo, mucho m¨¢s neutral en las cuestiones de opini¨®n, sobre todo de opini¨®n sobre pol¨ªtica mucho m¨¢s moderado que ¨¦ste: y me causa un poco de extra?eza, tambi¨¦n un poco de irritaci¨®n.
P. Cuando usted se fue, los poetas de ahora no hab¨ªan dicho nada porque acababan de nacer, y ya estaban diciendo ustedes otras cosas. ?Ha habido en la poes¨ªa espa?ola alg¨²n punto, de confluencia entre lo que ustedes estaban diciendo y lo que se dice ahora?
R. S¨ª, creo que lo hay. Es muy evidente que la ¨²ltima promoci¨®n ya establecida, a la que pertenece, por ejemplo, para citar un punto de referencia, Luis Garc¨ªa Montero, es una generaci¨®n que de alguna manera se acerca a lo que nosotros dijimos y que establece una especie de puente o l¨ªnea de continuidad que la est¨¦tica nov¨ªsima hab¨ªa roto al final de los a?os sesenta. Ellos vuelven a establecer una especie de continuidad con lo que nosotros dijimos.
P. ?Y en qu¨¦ se podr¨ªa notar esa continuidad?
R. Se puede notar en el lenguaje coloquial, en el tono, en el tratamiento de lo cotidiano. Es una poes¨ªa que trata de ser clara, con manejo de la iron¨ªa, y que es tambi¨¦n un veh¨ªculo para el pensamiento.
P. Si es verdad que el lenguaje se contamina a lo largo del tiempo, ?de qu¨¦ contaminaciones ha vivido su lenguaje?,
R. Mi lenguaje estuvo siempre elaborado sobre el modelo del lenguaje hablado, del lenguaje coloquial. Esto no s¨®lo ocurre conmigo, sino que pas¨® con Jaime Gil de Biedma, con el primer Valente, y tantos poetas de mi generaci¨®n que usaron ese lenguaje como material de trabajo y era un lenguaje que aspiraba a ser menos literario y m¨¢s pr¨®ximo a la lengua hablada.
P. ?Y la historia, c¨®mo lo contamin¨®?
R. Hombre, la historia lo contamina todo, y una historia tan violenta, una historia tan evidente como la de la Espa?a de la guerra civil y la posguerra no tuvo m¨¢s remedio que repercutir en mi poes¨ªa y en la de muchos compa?eros de generaci¨®n.
Vida de acad¨¦mico
P. Coincide su regreso con que le presentan como miembro de la Real Academiq Espa?ola. ?Qu¨¦ supone para usted, ya que todav¨ªa no se puede hablar de la elecci¨®n, que tres miembros de esa casa le convoquen a sentarse entre ellos?R. Pues es, evidentemente, primero un honor y luego la posiblidad de hacer algo, porque algo podr¨¦ hacer, supongo, no creo que se limite la vida de acad¨¦mico a sentarse en un sill¨®n, sino que supongo que tendr¨¦ alg¨²n campo de actividad posible dentro de la Academia.
P. ?Qu¨¦ es lo que un poeta puede aportar a la sociedad contempor¨¢nea en este momento?
R. El poeta puede aportar su propia experiencia, su propia visi¨®n del mundo y de las cosas, una manera de cambiar el mundo. El mundo es la realidad tal como la percibimos, como la vemos, y si la vemos de otra manera equivale a que el mundo ha cambiado. Naturalmente yo no aspiro a dejar una huella tan profunda, pero creo que el arte lo puede hacer y, de hecho, lo ha hecho siempre.
P. ?Qu¨¦ cree que ha aportado al lenguaje de la poes¨ªa espa?ola?
R. La verdad es que yo veo mi poes¨ªa mal, muy borrosamente, y no soy una persona muy segura de lo que hago.
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