Ambientillo en la Ballesta
Una minor¨ªa de entre 90.000 da para mucho. Algunos agricultores decidieron pasar la tarde en los lugares que m¨¢s les sonaban de Madrid, hasta que los autobuses les devolviesen a casa. Y unos cuantos se despistaron por las calles de las chicas de alterne. Aunque algunas se les hab¨ªan adelantado y ya rondaban por la plaza de Espa?a durante la concentraci¨®n.Desde plaza de Espa?a, los hombres se fueron hasta las calles de la Ballesta, Montera, la Gran V¨ªa y la Puerta del Sol. Adem¨¢s, los hab¨ªa que no pasaban por la ciudad desde hace 10 a?os, como Jes¨²s ?ngel L¨®pez, de Bustillo de Chaves (Valladolid). Hab¨ªa que aprovechar. Primero entr¨® en un bar a tomar caf¨¦, copa y faria. Lucilio Bueno, del pueblo vallisoletano de Villanueva de la Condesa, calcul¨® que les sali¨® por 125 pesetas cada consumici¨®n, y les pareci¨® muy caro. Con el est¨®mago lleno y animados por el vino y la copa, Jes¨²s ?ngel y unas decenas se lanzaron a las calles traseras de la de Gran V¨ªa. Se les distingu¨ªa por los largos palos de madera que les hab¨ªan auxiliado en su marcha hacia Madrid. "?Vente pal pueblo!", le gritaba uno a una chica de la Montera, que replicaba: "?Y qu¨¦ voy a hacer all¨ª contigo, si no conozco a nadie?". En la Ballesta, grupos de hombres se agolpaban ante la puerta de los clubes, expectantes, m¨¢s con la intenci¨®n de ver c¨®mo era aquello que con la de ligar: "Hemos echado unos vinos, y ahora vamos a ver si echamos otra cosa".
En Montera, los de Bustillo de Chaves miraban, t¨ªmidos, a todo el que pasaba: "?No ir¨¢s a decir que hemos venido a Madrid para ir de putas?", preguntaba Ricardo. Otros muchos pararon en la administraci¨®n de loter¨ªa de Do?a Manolita. Los agentes municipales que patrullaban por la zona explicaban que durante la tarde les preguntaron numerosas veces por los puntos clave del centro. Madrid, como hace decenios, sigue disfrutando de ciertos atractivos.
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