Los laboristas australianos ganan las elecciones pese a la grave crisis econ¨®mica
Australia, inmersa en una crisis no conocida desde hace 60 a?os, opt¨® ayer de nuevo por la continuidad laborista pese al paup¨¦rrimo legado de este partido en sus ¨²ltimos a?os de gobierno: m¨¢s de un mill¨®n de parados. Los laboristas, en el poder desde hace 10 a?os, se impusieron en las elecciones generales a una coalici¨®n conservadora de nacionalistas y liberales cuyas posibilidades de ¨¦xito quedaron mermadas al proponer impopulares medidas fiscales para salir de la crisis.
Los comicios, con los 147 esca?os de la C¨¢mara de Representantes y 40 de los 76 puestos del Senado en juego, han sido considerados los m¨¢s importantes desde la II Guerra Mundial. "Es la victoria m¨¢s dulce de todas", declar¨® jubiloso el primer ministro, Paul Keating, en una concentraci¨®n de seguidores.La campa?a electoral se hab¨ªa centrado en el alto ¨ªndice de desempleo, nunca conocido en este pa¨ªs de 17 millones de personas. Pese a la gravedad de la crisis, los resultados no han variado. La correlaci¨®n de fuerzas permanece en parecidos t¨¦rminos a la consulta anterior, en la que los laboristas lograron nueve diputados m¨¢s. Seg¨²n la Comisi¨®n Electoral, y con m¨¢s del 75% de los votos escrutados, los laboristas se han hecho con 73 esca?os; la coalici¨®n de liberales y nacionalistas con 66, y los independientes, con uno. Votaron 11 millones de australianos. Al ser obligatoria la emisi¨®n del voto -en caso contrario se imponen multas-, se observaron largas colas en algunos colegios. Compitieron 942 candidatos de 60 partidos. Keating destac¨® que los laboristas se han impuesto sobre una coalici¨®n "que trat¨® de dividir Australia. Pasar¨¢ tiempo antes de que alguien intente dividir otra vez esta naci¨®n".
La pugna electoral fue protagonizada por Keating, 49 a?os, y el l¨ªder opositor, John Hewson, de 46, dos pol¨ªticos ambiciosos y enemistados personalmente. En el ¨²ltimo debate, televisado a todo el pa¨ªs, el primer ministro se impuso claramente al denunciar insistentemente lo que consider¨® car¨¢cter radical y regresivo de las medidas propuestas por la coalici¨®n.
Este plan para salvar la crisis, un impuesto del 15% sobre la mayor¨ªa de los bienes de consumo, levant¨® airadas protestas entre amplios sectores de la poblaci¨®n australiana. Hewson intent¨® demostrar a toda costa que al sacrificio seguir¨ªa la prosperidad perdida por Australia, que fue uno de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros del mundo y la Meca para cientos de miles de emigrantes.
Dorothy Lean, de 32 a?os, reconoce que no le gusta Hewson ni sus impuestos. "Mira lo que pas¨® en Estados Unidos o Inglaterra. Evitemos eso mientras podarnos". El jefe de la oposici¨®n, que fue profesor de econom¨ªa de la Universidad norteamericana John Hopkin's, subray¨® que "nos hemos empleado a fondo, pero los electores deciden en ultima instancia. (...) De todas formas, creo que el Gobierno ha ganado".
Victoria de los creyentes
"Esta es una victoria de los verdaderos creyentes. Es la victoria de quienes en tiempos dif¨ªciles mantienen la confianza", insisti¨® el primer ministro.En contra del criterio de algunos destacados economistas, el jefe del Gobierno prometi¨® una pronta recuperaci¨®n y aludi¨® a la esperanzadora tendencia mostrada por indicadores econ¨®micos recientemente publicados. "Hemos tocado fondo", afirm¨®. "El crecimiento llegar¨¢ r¨¢pido. Pronto nos veremos como un sofisticado socio comercial de Asia". Uno de los puntos fundamentales del programa de Keating pasa por la apertura hacia Asia, cuyos mercados demandan materias primas australianas. El ganador de los comicios, de origen irland¨¦s, es menos probrit¨¢nico que Hewson.
Se trata de las primeras elecciones ganadas por el primer ministro laborista desde su nombramiento como jefe de Gobierno en un golpe partidista. Las elecciones de ayer constitu¨ªan la n¨²mero 37 desde la constituci¨®n de la federaci¨®n australiana. En los comicios de marzo de 1990, los laboristas, encabezados por el ex primer ministro Bob Hawke, se impusieron nuevamente. En diciembre de 1991, Hawke fue depuesto por Keating, antiguo ministro de Hacienda, quien se alz¨® con el liderazgo del partido y lo consolida con esta importante victoria.
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