La d¨¦bil creaci¨®n de empleo demuestra la fragilidad de la recuperaci¨®n en EE UU
La situaci¨®n de empleo ha mejorado en Estados Unidos, pero lentamente. Numerosas empresas dudan a la hora de contratar nuevos trabajadores ante la fragilidad que muestra todav¨ªa la recuperaci¨®n econ¨®mica y el peso de las cargas sociales. Ello ha provocado un preocupante aumento de la precariedad laboral.
La econom¨ªa estadounidense cre¨® 365.000 empleos el mes de febrero pasado, pero los expertos advierten que estas cifras no deben llevar a los agentes econ¨®micos a un excesivo optimismo. Se trata s¨®lamente "de un primer signo" de mejor¨ªa en una salida de la recesi¨®n que se prolonga ya dos a?os (desde el final de la guerra del Golfo), seg¨²n se?ala Michael Flament de la sociedad Wright Investors Service.El rev¨¦s de la moneda es que las empresas han recurrido cada vez m¨¢s a ofrecer puestos de trabajo precarios y contratos a tiempo parcial. El 90% de los empleos creados en febrero han sido temporales o parciales, seg¨²n el secretario de Trabajo, Robert Reich. Por ello, Reich ha pedido al Congreso la adopci¨®n inmediata del programa de relanzamiento -inversiones p¨²blicas por valor de 31.000 millones de d¨®lares (3,5 billones de pesetas)- propuesto por el presidente Bill Clinton.
Degradaci¨®n
"Esta degradaci¨®n de la calidad de empleo en Estados Unidos continuar¨¢ ya que incluso las empresas financieramente sanas se resisten a aumentar su plantilla", se?ala John Lonski, jefe del servicio de estudios de la agencia Moody's. "Uno de los grandes problemas", explica, "es el coste cada vez mayor de los seguros de sanidad que tienen que asumir las empresas para sus empleados", dice. Esta partida ha crecido un 10% de media en 1992 -tres veces el ritmo de crecimiento de la inflaci¨®n (3,3%) hasta alcanzar los 4.000 d¨®lares por trabajador (450.000 pesetas).Las cargas afectan especialmente a las peque?as y medianas empresas, las principales creadoras de empleo de los ¨²ltimos a?os. Pero los grandes grupos que est¨¢n efectuando despidos masivos -un total de 52.000 puestos de trabajo perdidos, de los cuales 28.000 corresponden a Boeing- se quejan tambi¨¦n.
Los tres grandes fabricantes de autom¨®viles (Ford, General Motors y Chrysler) pidieron formalmente ayuda a la Administraci¨®n de Clinton la semana pasada y citaron las cargas sociales como uno de los problemas m¨¢s graves.
Seg¨²n el senador dem¨®crata Donald Riegle, que preside una comisi¨®n especializada, los fabricantes automovil¨ªsticos estadounidenses gastan en protecci¨®n social una media de 1.000 d¨®lares por cada coche producido, frente a 550 d¨®lares que se gasta en Jap¨®n. Para permanecer competitivas, las grandes empresas han optado por la productividad en prejuicio del empleo. En 1992, la productividad aument¨® un 2,8%, el mejor resultado de los ¨²ltimos 20 a?os.
Otro de los aspectos preocupantes que observa John Lonski es la resistencia de las familias a gastar. Las econom¨ªas dom¨¦sticas, que todav¨ªa destinan gran parte de su renta a pagar deudas inmobiliarias, prefieren ahorrar en lugar de consumir, cuando es el consumo el principal motor del crecimiento en EEUU.
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