El ejemplo y la excepci¨®n
Alemania intenta con el Pacto de Solidaridad salir de la recesi¨®n y pagar la reunificaci¨®n
El Pacto de Solidaridad y su componente m¨¢s importante, el Programa de Consolidaci¨®n Federal, que cerraron el pasado fin de semana el Gobierno y la oposici¨®n alemana, pretende, como dijo el ministro de Hacienda, Theo Waigel, sentar unas bases s¨®lidas para reemprender el crecimiento econ¨®mico en lo que queda de d¨¦cada. Se trata de salir de la recesi¨®n mientras se hace frente a la cada vez m¨¢s abultada factura de la unificaci¨®n.
Pero estos dos componentes, m¨¢s el elemento puramente pol¨ªtico, lo hacen dif¨ªcilmente extrapolable a otras econom¨ªas.Cuando a ¨²ltima hora de la tarde del pasado s¨¢bado sali¨® la fumata bianca de la canciller¨ªa de Bonn, s¨®lo anunciaba el acuerdo de una parte del Pacto de Solidaridad. Mucho antes, los interlocutores sociales hab¨ªan cerrado, de hecho, su pacto sin grandes alharacas. Las grandes centrales sindicales alemanas, haciendo honor a su tradici¨®n de colaboraci¨®n constructiva -la que hizo posible el wirtschaftswunder, el mil¨¢gro econ¨®mico de los a?os sesenta-y dando marcha atr¨¢s sobre el modelo conflictivo que en 1992 les report¨® importantes subidas salariales y las convirti¨® en el centro de las iras del Gobierno, han cerrado en los ¨²ltimos meses convenios con una media de subida salarial del 3%, casi un punto por debajo de la inflaci¨®n de 1992.
La patronal, por su parte, present¨® al Gobierno su plan de inversiones en la ex RDA a trav¨¦s de sus grandes organizaciones. La Federaci¨®n de la Industria Alemana (BDI) y la Federaci¨®n de C¨¢maras de Comercio (DIVIT), entre otras, prometieron al canciller Helmut Kohl un aumento, en 1993, de las inversiones en la ex RDA hasta alcanzar la cifra total de 130.000 millones de marcos (unos 9,2 billones de pesetas); un incremento sustancial del n¨²mero de puestos de trabajo destinados a formaci¨®n profesional y el reforzamiento de la demanda de productos fabricados en el Este. La gran banca, por su parte, se comprometi¨® a invertir 1.000 millones de marcos m¨¢s de los previstos en el proceso de privatizaci¨®n de las industrias de la ex RDA, y las compa?¨ªas aseguradoras destinaron otros 1.000 millones de marcos para la construcci¨®n de viviendas.
Puntos conflictivos
algunos puntos conflictivos, como el de los convenios en el sector del metal de la antigua Alemania comunista, que fueron firmados en 1991 y establec¨ªan una gradual subida de los salarios hasta igualarlos con los de Occidente en 1994. Esto supon¨ªa subidas del 25% que ahora la patronal, en muchos casos la Treuhand, el holding p¨²blico que gestiona las grandes industrias de la ex RDA, no est¨¢ dispuesta a aceptar.El otro elemento de este proyecto para sacar adelante la unificaci¨®n era un Pacto Institucional, bautizado por el Gobierno como Programa Federal de Consolidaci¨®n; un acuerdo entre las fuerzas pol¨ªticas en tomo a un paquete de medidas destinado a reducir los d¨¦ficit del sector p¨²blico y ayudar a financiar la reconstrucci¨®n de la antigua Alemania comunista. El proyecto del Gobierno inclu¨ªa un mayor endeudamiento del Estado para asumir el d¨¦ficit presupuestario, cortes en el seguro de desempleo y otras reducciones en servicios sociales, y pospon¨ªa la subida de los impuestos directos hasta 1995 -despu¨¦s de las elecciones generales- aunque preve¨ªa un aumento de los impuestos sobre la gasolina, los seguros y otros servicios.
La oposici¨®n socialdem¨®crata se opuso inmediatamente a la reducci¨®n de las prestaciones sociales y exigi¨® una inmediata subida de los impuestos, especialmente dirigidos hacia las clases m¨¢s pudientes. Durante meses y meses, la situaci¨®n permaneci¨® estancada y las posturas enfrentadas. Mientras tanto, la recesi¨®n econ¨®mica se acentuaba y la sensaci¨®n de par¨¢lisis pol¨ªtica era ya evidente para la opini¨®n p¨²blica.
Bajo esta presi¨®n, el acuerdo al que llegaron no pod¨ªa ser otra cosa que un acuerdo pol¨ªtico, lo que supon¨ªa aceptar una serie de medidas mucho menos ortodoxas de lo supuestamente correcto en el campo financiero. As¨ª, entre las medidas fiscales, destaca la victoria de las tesis de Kofil, que consigue aplazar la introducci¨®n de una sobrecarga del 7,5% en el impuesto sobre la renta hasta 1995 y por una duraci¨®n indeterminada, en contra del que se introdujo, por un a?o, en 1991. El SPD consigue introducir el componente social" que protege a las rentas m¨¢s bajas.
En lo que no hay discusi¨®n es en las nuevas tasas sobre las gasolinas, el tabaco o las primas de los seguros. Otra cosa es la anunciada pegatina para el uso de las autopistas, un peaje camuflado que presagia la privatizaci¨®n de la red m¨¢s antigua de Europa. El acuerdo incluye un aumento de las tasas sobre los fondos de inversi¨®n extranjeros y sobre la propiedad.
Por permitirle el aplazamiento de la subida de los impuestos, el SPD exigi¨® al Gobiemo que renunciara a cualquier corte en las prestaciones sociales. As¨ª pues, no se reduce el seguro de paro ni las ayudas sociales, y el ahorro se obtendr¨¢ controlando mejor el fraude, que seg¨²n Waigel podr¨ªa alcanzar los 9.000 millones de marcos. Se aplaza, igualmente, la revisi¨®n al alza de estas prestaciones hasta el a?o que viene.
Ayudas a la ex RDA
Las ayudas a la ex RDA forman otro de los grandes apartados. Desde los cr¨¦ditos para los programas de reconstrucci¨®n de viviendas, que son doblados hasta 60.000 millones de marcos, hasta los 2.000 millones que se invertir¨¢n en la creaci¨®n de empleo, pasando por el aumento de los cr¨¦ditos para la Treuhand, que obtiene ahora un fondo especial para mantener en funcionamiento aquellas grandes empresas que no han podido ser vendidas y que siguen siendo deficitarias, pero que se consideran de importancia estructural.La ex RDA recibir¨¢ en 1995 unos 55.800 millones de marcos (51.000 del Gobierno federal y el resto de los l¨¢nder), pero esto tiene un precio que se refleja en el presupuesto. El d¨¦ficit federal aumentar¨¢ en 1995 de los previstos 56.000 millones de marcos, hasta 63.800 millones. El acuerdo no dice nada sobre 1993 y 1994, que tienen un d¨¦ficit previsto de 51.000 millones. Se prev¨¦n recortes de los subsidios (carb¨®n y agricultura) por valor de 9.000 millones de marcos) y se implanta una moratoria en el gasto p¨²blico hasta 1994.
El otro gran apartado del acuerdo es la redefinIci¨®n del Finanzausgleich, el Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial por el que los l?nder m¨¢s ricos financian a los m¨¢s pobres. Ah¨ª, de nuevo, es el SPD el que se sale con la suya. El reparto del pastel del IVA, del que se nutre el sistema federal alem¨¢n, var¨ªa a partir de 1995 en favor de los l¨¢nder, que recibir¨¢n el 44%, frente al actual 37%. Esto permitir¨¢ que el Fondo de la Unidad, que beneficia al Este y que aumenta este a?o en 3.700 millones de marcos, pueda subir en otros 9.000 millones en 1994, pagados por Bonn y los Estados occidentales.
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