Carta abierta a Hillary Clinton /1
La autora se dirige a Hillary Clinton, asesora presidencial para la salud p¨²blica en Estados Unidos, para llamar su atenci¨®n sobre la noticia divulgada por la prensa norteamericana de que "antes de los 40 a?os, las mamografias no sirven de nada contra el c¨¢ncer". En esta primera parte, la articulista se?ala que el mejor test para el diagn¨®stico precoz de dicho c¨¢ncer es la mamograf¨ªa.
Estimada se?ora Clinton: es cuo que conoci¨¦ndola s¨®lo de is y de fotos, desde hace tan o tiempo y viviendo tan letenga yo tal cantidad de code que hablarle. Sin duda es d consciente de que si la llea de su marido a la Casa nca ha sido para mucha gene todo el mundo una buena cia y un motivo de esperanque sea usted la primera a ha creado tal vez a¨²n maes expectativas. Dada la cendencia mundial de todo ello que ocurre en su grande oderoso pa¨ªs, su imagen de er de la nueva generaci¨®n, na profesional, inteligente,panera y colaboradora, fidente y consejera, ha he-
concebir esperanzas hasta nde los mares. Su ejemplo de cambiar las actitudes de hombres y servir de est¨ªmua las mujeres, creando un vo modelo, m¨¢s acorde con ealidad femenina actual.
aturalmente, usted no es la sidenta de Estados Unidos eg¨²n la OIT faltan estad¨ªstiente unos 400 a?os para una mujer llegue a eso-, o, como su marido le ha o cancha y ha confesado la escucha y tiene en cuenta opiniones, nos hemos intado una presidencia bic¨¦fa-
hermafrodita. En mi pa¨ªs, de somos muy chistosos, la amos a usted Billary, y a ¨¦l on, como los hoteles.
ero no he de ocultarle que, o a la esperanza, se perciya las primeras se?ales de or.
as mujeres tememos que se ivoque en algo, porque no os oculta que un error femese multiplica por mil. Saos muy bien lo dif¨ªcil que es paginar eso que llaman "esen su sitio% sin que la taa una de cero a la izquierde boba integral o de florey "ser una inisma" y demosque se vale, sin pasar a ser intrigante, protagonizadoego¨ªsta, usurpadora y repee. Los hombres, me refiero s simpatizantes pol¨ªticate con el Partido Dem¨®cratambi¨¦n expresan temor, que no saben decir a qu¨¦. imitan a decir con aire enido: "Esta Hillary s¨ª que da do
Por qu¨¦ ese recelo? Realte no parece existir ninguna n objetiva, ya que de moto, querida Hillary, el valor supone, como en el ej¨¦rcisus hechos y tentativas detener m¨¢s bien tranquilos -s caballeros.Cuando empezaron a cundir rumores sobre alguna aventura de faldas de su marido, de las que tan caro cuestan en su pa¨ªs, usted sali¨® inmediatamente al quite, demostrando con su cari?osa presencia y compa?¨ªa que se hac¨ªa de un rat¨®n una montaf¨ªa, que en su matrimonio reinaban la comprensi¨®n y el amor, y que esas peque?as veleidades de los hombres deben ser comprendidas, perdonadas y olvidadas por una chica inteligente, moderna y tolerante como usted. Tranquiliz¨® as¨ª al personal sobre su capacidad de abnegaci¨®n y sobre la importancia que daba a la estabilidad familiar y a la carrera de su marido, por encima de pequenos orgullos que hubieran parecido fuera de lugar.
Durante y despu¨¦s de la campa?a se dej¨® cambiar la imagen, se volvi¨® considerablemente m¨¢s rubia y m¨¢s dulce, se visti¨® de tonos pastel con medias claras y zapatos sal¨®n, y hasta se dej¨® colocar un sombrerito horroroso que le sentaba como a un Cristo dos pistolas. Bien hecho todo, Hillary, lejos de m¨ª reproch¨¢rselo. Si se quiere conseguir algo hay que hacer esas pequenas concesiones necesarias para no indisponer de entrada a la opini¨®n p¨²blica.Compafieras de carreraEs cierto que ha tenido mala suerte con sus compa?eras de carrera: las chicas m¨¢s valiosas y mejor preparadas para ser ministras (le Justicia. Todas sabemos que no se puede triunfar profesionalmente hasta el extremo de ser candidatas a puestos de tan alta responsabilidad y tener al. mismo tiempo ni?os en edad escolar y un hogar tradicional que funcione, a menos que se tenga un buen servicio. Yen Estados Unidos hace mucho tiempo que no existen nativos ni nativas de ning¨²n color,dedicados a esas tareas. En cambio, ahora gozan de una inmigraci¨®n latina, ?legal y consentida, que est¨¢ abriendo nuevos horizontes a las mujeres wasp. Estoy absolutamente convencida de que el servicio dom¨¦stico de sus candidatas se sent¨ªa privilegiado y encantado, estupendamente pagado y tratado, disfrutaba de un excelente seguro m¨¦dico privado y esperaba regularizar r¨¢pidamente su situaci¨®n. Probablemente no se hab¨ªa hecho ya simplemente porque sus sefloras estaban realmente demasiadc, ocupadas estos meses. Pero, ay, una ministra de Justicia no puede haber cometido -una flegalidad por muchos m¨¦ritos que tenga. As¨ª pues, ha habido que encontrar una ministra de Justicia soltera y sin hijos. Clara lecci¨®n y buen ejemplo de lo dif¨ªcil que les resulta a las mujeres abarcarlo todo. ?Algutien alguna vez se ha interesado por el servicio dom¨¦stico de: los altos cargos masculinos?Me temo mucho que no, pero :si as¨ª hubiera sido les hubiera bastado con asegurar que desconoc¨ªan esos cotidianos y bajos menesteres, competencia exclusiva de sus esposas, para quedar exonerados de toda responsabilidad. ?Por qu¨¦ la se?ora Baird o la se?ora Wood no dijeron que la importancia de su trabajo les imped¨ªa ocuparse de la organizaci¨®n del hogar y que de la elecci¨®n y contrataci¨®n del servicio se ocupaban sus esposos? Querida Hillary, esa respuesta debi¨® ocurr¨ªrsele a usted o a ellas, pero segurarnente no quisieron inquietar a la sociedad americana, especialmente masculina, con tan espectacular ejemplo de cambio de roles.Peque?o quebradero de cabeza tambi¨¦n con la ni?a. Hija¨²nica, en plena adolescencia ingrata, alejada de su entorno habitual, con los problemas sobrea?adidos del cambio de domicilio y trabajo de los padres, a ver qui¨¦n la lleva a una escuela p¨²blica para que la pobre tanga m¨¢s conflictos y complejos todav¨ªa. Pero esta vez s¨ª ten¨ªa la respuesta preparada: lo que deseamos es cambiar la educaci¨®n p¨²blica hasta que su calidad la haga adecuada hasta para los mism¨ªsimos problem¨¢ticos hijos del presidente de Estados Unidos. En el fondo, ?qu¨¦ est¨¢ demostrando usted sino ser una madre responsable que sabe muy bien qu¨¦ es lo m¨¢s importante en la vida?La salud de la mujerDe momento no se me ocurre m¨¢s temor justificado en los hombres que el referente a sus paladares. Comprendo que, sobre todo a los europeos, les preocupe que ponga usted de moda sustituir un chef franc¨¦s por la tradicional comida americana. M¨¢s a¨²n, entre semana, t¨ªpica cocina de Arkansas, y los domingos, la ¨²ltima originalidad de llantidieta rica en fibra". Pero bien tranquilizador y hogare?o que es su plan gastron¨®mico, frente a las originalidades dispendiosas de una Jackie Kennedy, por ejemplo.
En realidad, yo no le escrib¨ªa esta carta para hablarle de todo esto, pero no he podido resistir la tentaci¨®n. El verdadero motivo de dirigirme a usted es en raz¨®n de su cargo de asesora presidencial para la salud p¨²blica y sobre un tema que afecta a todas las mujeres.Sabr¨¢ usted que el c¨¢ncer de mama puede afectar actualmente a una de cada nueve norteamericanas a lo largo de su vida, que es el tipo de c¨¢ncer de m¨¢xima incidencia y la primera causa demuerte en las mujeres de 35 a 50 a?os, y que su frecuencia aumenta sin cesar, a un ritmo aproximado del 30% cada cinco a?os. En su pa¨ªs se detectan 130.000 casos nuevos por a?o. Tambi¨¦n sabr¨¢ que por lo menos tres esposas de los ¨²ltimos presidentes de Estados Unidos han tenido un c¨¢ncer de mama: vivir en la Casa Blanca parece casi un factor de riesgo.
No existe prevenci¨®n conocia para el c¨¢ncer de mama. El unico medio para salvar vidas es el diagn¨®stico precoz: descubrir el c¨¢ncer cuando todav¨ªa es muy pequeno y se supone que no ha producido a¨²n met¨¢stasis a distancia. Para ello, el mejor test conocido es la mamograf¨ªa, que con los actuales aparatos de alta definici¨®n consigue una gran precisi¨®n diagn¨®stica con dosis de radiaci¨®n m¨ªnima.
La Asociaci¨®n Americana contra el C¨¢ncer ven¨ªa recomendando una primera mamografia de base a los 35 a?os, mamografias anuales o bianuales a partir de los 40, y anuales a partir de los 50. En 1991, el 65% de las mujeres americanas de m¨¢s de 40 a?os se hab¨ªa hecho una mamografia.
Pues bien, se?ora Clinton, el problema sobre el que llamo su atenci¨®n es una noticia de reciente aparici¨®n en los titulares de los peri¨®dicos m¨¢s prestigiosos de su pa¨ªs: "Antes de los 40 a?os, las mamografias no sirven de nada contra el c¨¢ncer". Las organizaciones feministas est¨¢n recomendando ya a las mujeres que dejen de hacerse sus marnograflas peri¨®dicas de chequeo. Las corresponsales se lamentan ante la desesperanza que la noticia entra?a para las mujeres m¨¢s j¨®venes que conocen el gran pico de incidencia entre los 45 y 48 a?os, y dicen: "Despu¨¦s de a?os de creer que la marnografla pod¨ªa salvar sus vidas, las mujeres en la cuarentena no tienen ahora esencialmente nada que hacer para disminuir el riesgo de morir de c¨¢ncer de marna".La noticia, avalada por la supuesta fiabilidad de todo lo que procede de Norteam¨¦rica, ha llegado a un pa¨ªs como el m¨ªo (Espa?a, en Europa), donde apenas un 12% de las mujeres tiene acceso a la mamografia, donde muchos m¨¦dicos consideran todav¨ªa peligrosas las mamograrias por las radiaciones, donde se ha realizado un solo programa de screening, en una peque?a comunidad llamada Navarra, y donde la informaci¨®n m¨¦dica en la prensa suele ser sesgada y tergiversada.Elena Arnedo es ginec¨®loga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.