La tentaci¨®n del desorden
August Strindberg, el dramaturgo sueco, fue tambi¨¦n medio alquimista, adem¨¢s de fot¨®grafo y pintor. Fue un personaje atormentado, ocasionalmente conmovido por terribles periodos de crisis existencial como la que narra en el Infierno, y seriamente dominado por una percepci¨®n visionaria de la naturaleza que le llevaba a febriles inquisiciones de laboratorio, experimentos m¨¢gicos donde, en su pat¨¦tico empe?o de transmutar la materia en oro, lo que pon¨ªa en juego era su insaciable anhelo de correspondencias, su pante¨ªsta confianza en la inaparente unidad de todas las cosas.La muestra de pinturas y fotograf¨ªas que ahora se expone en el IVAM nos presenta un Strindberg t¨ªpicamente finisecular, contradictoriamente instalado entre la fascinaci¨®n posrorn¨¢ntica por la naturaleza, en cuanto que dominio de lo aut¨¦ntico, y la voluntad modernista de inserci¨®n en una historia degenerada en convenci¨®n burguesa. En este contexto, la pintura era para ¨¦l una forma de expresi¨®n esencialmente m¨¢s inmediata que la escritura: en ella, la subjetividad se aliaba con el azar como intervenci¨®n espont¨¢nea de un caos natural donde la norma ser¨ªa el milagro.
Strindberg
Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Centre Julio Gonz¨¢lez. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 2 de mayo.El arte de vanguardia en Checoslovaquia. 1918-1938 IVAM. Centre Julio Gonz¨¢lez. Hasta el 11 de abril. Eva Hesse IVAM. Centre Julio Gonz¨¢lez. Hasta el 4 de abril. Guillermo Kuitca IVAM. Centre del Carme. Museo, 2. Valencia. Hasta el 2 de mayo.
Tormentas
Sus paisajes desolados, densos y gestuales, hacen pensar en el automatismo surrealista o en el expresionismo abstracto m¨¢s que en Munch o Gauguin, a quienes frecuent¨®: tormentas de nieve en alta mar, boyas solitarias, enclaves alpinos, escenas nocturnas entre desapacibles canales: visiones nihilistas apenas compensadas por autorretratos fotogr¨¢ficos y alucinadas celestograf¨ªas experimentales. Si la figura de Strindberg responde a la dif¨ªcil conciencia individual del anterior cambio de siglo, la muestra de arte checoslovaco de los a?os 20 y 30 es la imagen complementaria representada por el sujeto colectivo del que siempre se aliment¨® la aut¨¦ntica vanguardia.La checoslovaca, ahora rescatada del olvido en que se vio sumida durante los a?os del comunismo, se articul¨® sobre todo en torno al grupo Devetsil, un n¨²cleo heterog¨¦neo caracter¨ªsticamente interesado en la interpretaci¨®n de todas las artes mayores menores, de la poes¨ªa a la pintura, pasando por el dise?o y la arquitectura, la ciencia y la t¨¦cnica, con la vista puesta en la experiencia dispersa de la vie moderne en la gran ciudad, adonde entretanto se hab¨ªa mudado ese orden ca¨®tico que los posrom¨¢nticos hab¨ªan atisbado en la naturaleza.
En el IVAM se dan cita tambi¨¦n dos figuras individuales ilustrativas de otros tantos momentos de la cultura contempor¨¢nea: Eva Hesse y los sesenta, Guillermo Kuitca y nuestros d¨ªas. La primera, envuelta en una cierta aureola mitol¨®gica (muri¨®, adem¨¢s, a los 35 a?os), se nos ofrece como un ejemplo influyente de contestaci¨®n organicista en pleno apogeo de reduccionismo minimalista. Su confrontaci¨®n con el arte adquiri¨® los rasgos de una estrategia de autoafirmaci¨®n personal.
En cuanto a Guillermo Kuitca, argentino y tambi¨¦n medio jud¨ªo, y una revelaci¨®n fulgurante en estos ¨²ltimos a?os, lo que llama la atenci¨®n en ¨¦l es tal vez el peculiar desenfado, la distante pero serena perplejidad con que presenta situaciones tendencialmente dram¨¢ticas, escenograf¨ªs donde recoge experiencias po¨¦ticas, narrativas, musicales y puramente pl¨¢sticas. Sillas, camas, habitaciones vac¨ªas, plantas de viviendas, mapas inscritos en colchones, textos, evocaciones de crueldad familiar, todo configura un universo donde el sujeto, un siglo despu¨¦s de Strindberg, parece haber aprendido por fin a no desesperarse demasiado: precisamente porque ya no espera nada en especial.
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