Negociar, no tomar represalias
Analiza el articulista los problemas que existen en torno al libre comercio entre la CE y Estados Unidos, lo que ha impedido desbloquear la llamada Ronda Uruguay del GATT. A su juicio se debe encontrar una soluci¨®n que permita aportar a la econom¨ªa mundial un capital cifrado en mil millones de d¨®lares diarios.
Es una iron¨ªa el que se considere que el lenguaje de la libertad de comercio est¨¢ menos de moda durante una recesi¨®n, que es sin duda cuando m¨¢s falta hace. Cuando llegan malos tiempos, es m¨¢s f¨¢cil que uno se deje llevar por el temor a que la liberalizaci¨®n del comercio le deje expuesto a las pr¨¢cticas comerciales agresivas de sus socios mundiales, que juzgar los m¨¦ritos de la libertad de comercio por los beneficios que ya le ha producido.El libre comercio no es un traje de verano que uno se pone cuando hace buen tiempo y se cambia por algo de m¨¢s abrigo cuando se ciernen nubes de tormenta sobre la econom¨ªa mundial. El mundo ha prosperado gracias al libre comercio en los buenos tiempos y ha sobrevivido gracias a ¨¦l en los malos. Constituye uno de los caminos m¨¢s seguros para salir de la recesi¨®n, y cualquier intento de ahogarlo privar¨¢ con toda seguridad a las empresas de los mercados -y de la confianza- que tan desesperadamente necesitan. ?ste es el motivo por el que la Comunidad Europea sigue absolutamente comprometida con el libre comercio y con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) como su principal expresi¨®n en la actualidad.
Progresi¨®n vacilante
Los beneficios son considerables: se calcula que la actual. Ronda de Uruguay de medidas de liberalizaci¨®n a?adir¨ªa, 300.000 millones de d¨®lares a la. econom¨ªa mundial, seg¨²n la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y, Desarrollo Econ¨®mico. Por consiguiente, el fracaso de la Ronda de Uruguay privar¨ªa al comercio mundial de casi 1.000 millones de d¨®lares al d¨ªa.
El GATT progresa de forma vacilante, y sus plazos para una mayor liberalizaci¨®n tienen una frustrante tendencia a alargarse; pero esto no es demasiado sorprendente en un organismo que trata de eliminar las barreras comerciales en 108 pa¨ªses a la vez. No obstante, los resultados logrados hasta el momento son impresionantes. Los damos por sentados. El objetivo de la Ronda de Uruguay es llevar por primera vez a las industrias de servicios, en proceso de r¨¢pido crecimiento, al ¨¢mbito del libre comercio, as¨ª como reducir en todo el mundo los subsidios agr¨ªcolas, factor que altera el comercio. Sin duda, alg¨²n d¨ªa daremos tambi¨¦n estas reformas por sentadas.
En la actualidad, las empresas europeas que exportan al resto del mundo industrializado se encuentran con unos aranceles medios del 4,7%, un 15% menos que en los a?os cincuenta. El objetivo del GATT es ahora volver a recortar en un tercio los aranceles, as¨ª como reducir los tremendos aranceles m¨¢ximos que hacen que algunos mercados de exportaci¨®n resulten impenetrables incluso para las compa?¨ªas europeas mejor preparadas. Esto tambi¨¦n traer¨¢ inmensos beneficios a los pa¨ªses m¨¢s pobres, muchos de los cuales quedan excluidos de mercados de crucial importancia para sus productos textiles y materias primas.
El GATT necesita imperiosamente una bocanada fresca de aliento pol¨ªtico, ya que no puede sobrevivir sin el fuerte apoyo de sus miembros m¨¢s poderosos. Por este motivo, recibo con alegr¨ªa la decisi¨®n del presidente Clinton de impulsar la renovaci¨®n de la autoridad "de v¨ªa r¨¢pida", que permite al Congreso aceptar un acuerdo global del GATT. Ahora, el presidente debe hacerlo pasar por el Congreso con un liderazgo inteligente para que las conversaciones del GATT puedan concluirse a finales de este a?o a m¨¢s tardar.
Tambi¨¦n Jap¨®n debe renunciar a la tentaci¨®n de ser el ¨²ltimo en hacer su jugada. Debe abrir las puertas al arroz y a otros productos de alimentaci¨®n y eliminar un importante n¨²mero de barreras no arancelarias superfluas. Semejante gesto ser¨ªa propio del actual anfitri¨®n del Grupo de los Siete pa¨ªses m¨¢s industrializados, sobre todo si tenemos en cuenta el nivel de preocupaci¨®n internacional por la dimensi¨®n del super¨¢vit comercial japon¨¦s.
Sin embargo, los enfrentamientos comerciales que han enturbiado las relaciones de Estados Unidos con la Comunidad Europea, as¨ª como con otros socios comerciales, como Jap¨®n, demuestran de manera contundente la necesidad de un lenguaje comercial com¨²n que permita resolver los enfrentamientos mediante una negociaci¨®n en t¨¦rminos aceptables para ambas partes y, a ser posible, sofoc¨¢ndolos antes de que se recrudezcan y queden fuera de control.
Acusaciones y amenazas
Durante las ¨²ltimas semanas han proliferado de manera preocupante las amenazas y las acusaciones -en muchas ocasiones dirigidas al propio consumo nacional- sobre cuestiones que podr¨ªan resolverse f¨¢cilmente mediante negociaciones tranquilas y sensatas. Una guerra verbal puede arrastrar f¨¢cilmente a acciones que perjudiquen a ambas partes. En consecuencia, tenemos la responsabilidad hacia nuestros consumidores, nuestras industrias y el futuro del propio libre comercio, de resolver estos conflictos por todos los medios a nuestro alcance.
F¨ªjense, por ejemplo, en la cuesti¨®n de los contratos gubernamentales, punto en el que Estados Unidos rompi¨® de manera inesperada las negociaciones y reiter¨® su amenaza de tomar represalias contra la forma en que las nuevas normas de adquisici¨®n de la Comunidad discriminan las ofertas de las empresas estadounidenses. Afortunadamente, tendremos la oportunidad de buscar una soluci¨®n durante las conversaciones a alto nivel que se celebrar¨¢n en Bruselas la pr¨®xima semana. Estas nuevas normas abren los mercados europeos mucho m¨¢s que antes, proporcionando a las empresas estadounidenses oportunidades que antes eran s¨®lo un sue?o.
La Comunidad no puede abrir a¨²n m¨¢s sus puertas si Estados Unidos no autoriza a las empresas europeas a presentar ofertas para lucrativos contratos de transporte y otras ¨¢reas reservadas en la actualidad a las compa?¨ªas estadounidenses.
En definitiva, hay un desacuerdo sobre cu¨¢l de los dos mercados es el m¨¢s abierto, y ¨¦se es el motivo por el que la Comisi¨®n Europea solicita un estudio independiente que analice la apertura simult¨¢nea de nuestros mercados de adquisiciones, sumamente complejos, de manera objetiva. Rara vez se ha dado un caso que precise m¨¢s imperiosamente una negociaci¨®n; pero el riesgo de una acci¨®n unilateral por parte de Estados Unidos sigue muy vigente.
As¨ª pues, tanto en este caso como en los otros, la reacci¨®n correcta debe ser siempre la negociaci¨®n y no las represalias. El castigo golpear¨¢ siempre con la misma fuerza a la parte inocente que a la que se considera agresora. El consumidor -en este caso, las propias autoridades estadounidenses- ser¨ªa la primera v¨ªctima de las sanciones norteamericanas contra la Comunidad, dado que el rechazo de las ofertas europeas reducir¨ªa significativamente la capacidad del Gobierno de Estados Unidos para escoger el contratista m¨¢s adecuado al menor precio, y ser¨ªa al contribuyente estadounidense a quien le tocar¨ªa pagar la factura.
Esto no impide el que las dos partes de un enfrentamiento comercial tomen en consideraci¨®n medidas m¨¢s dr¨¢sticas si las conversaciones llegan verdaderamente a romperse. Como tampoco impide que adopten una posici¨®n extremadamente dura durante las negociaciones. La Comisi¨®n ya est¨¢ considerando cu¨¢l ser¨ªa la respuesta adecuada si Estados Unidos tomara represalias.
Pero la primera reacci¨®n debe buscar una soluci¨®n a trav¨¦s de un procedimiento multilateral de resoluci¨®n de conflictos que sea imparcial, no discriminatorio y transparente. Los instrumentos de represalia comercial deben emplearse ¨²nicamente como armas de ¨²ltimo recurso, y no como herramientas de una cruzada cuyo objetivo es imponer al resto del mundo nuestra propia visi¨®n de lo que es un comercio libre y justo.
No obstante, todos los bloques comerciales tienen derecho a defenderse de los intentos de dominaci¨®n de sus mercados por medios injustos y rapaces, y la Comunidad Europea no es una excepci¨®n. La Comunidad posee su propio arsenal comercial, y estoy deseando que mejore la velocidad y eficiencia de la forma en que la Comunidad Europea emplea sus normas contra la competencia y las subvenciones desleales. Esto es de suma importancia, ya que, si no podemos hacer frente al mundo exterior con una ¨²nica pol¨ªtica comercial comunitaria, existe el riesgo de que haya miembros de la Comunidad Europea que vuelvan a poner en pie las barreras que con tanto esfuerzo se desmontaron dentro del propio mercado ¨²nico europeo.
Una pistola en el armario
Lo verdaderamente importante no es la existencia de arsenales comerciales, sino la forma en que ¨¦stos se utilicen. Si s¨®lo se utilizan para luchar contra la recesi¨®n, para cubrir las demandas de la industria nacional o para adaptarse al talante pol¨ªtico del momento, provocar¨¢n la respuesta de la v¨ªctima y las cr¨ªticas de la comunidad comercial internacional. Si se usan ¨²nicamente contra una transgresi¨®n evidente de normas de comportamiento comercial aceptadas internacionalmente, y son tan limitadas como sea posible en su duraci¨®n y en su alcance, pueden ser compatibles con un compromiso en favor del libre comercio.
Para decirlo en pocas palabras, se puede tener una pistola en el armario, pero su uso debe estar estrictamente limitado a los casos de defensa propia. ?sta es la forma en que pretendo dirigir la pol¨ªtica de defensa comercial de la Comunidad, lo mismo si se trata de importaciones de acero procedentes de Europa del Este que de semiconductores procedentes de Jap¨®n. Y exhortar¨¦ a Estados Unidos a que se comporte con nosotros de esa misma forma.
es vicepresidente y comisario de Asuntos Exteriores de la Comunidad Europea.
Copyright 1993, New Perspectives Quarterly. Distribuido por Los Angeles Times Syndicate.
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