Una victoria clara, pero incompleta
La consulta popular ha vuelto a poner de manifiesto la fragilidad de la Federaci¨®n Rusa
La interpretaci¨®n de los resultados del refer¨¦ndum del domingo no es simple. Bor¨ªs Yeltsin ha obtenido una victoria clara sobre sus oponentes del Congreso de los Diputados, lo que le otorga argumentos para dar un decidido impulso a sus reformas. Pero la consulta popular ha vuelto a poner de manifiesto la fragilidad de la Federaci¨®n Rusa: m¨¢s de la mitad de las rep¨²blicas nacionales federadas (entre ellas, las del C¨¢ucaso y la cuenca del Volga, con mayor¨ªas de poblaci¨®n musulmana) han dado un no rotundo a Yeltsin, a quien ven como la encarnaci¨®n del neoimperialismo ruso.
SEBASTI?N SERRANO, Globalmente considerados, los resultados cumplen las mejores expectativas del presidente Yeltsin. En la moci¨®n de confianza ha obtenido una mayor¨ªa holgada. Y, contra pron¨®stico, los votantes le han dado el s¨ª, aunque m¨¢s ajustado, a su pol¨ªtica econ¨®mica, a pesar de que la terapia de choque lanzada el 1 de enero de 1992 ha convulsionado al pa¨ªs y ha reducido el poder adquisitivo de amplias capas de la poblaci¨®n, especialmente las clases populares.Yeltsin ha conseguido mantener los niveles de apoyo popular que le llevaron a la presidencia del pa¨ªs en junio de 1991, un logro notable en el periodo de crisis profunda que atraviesa Rusia. El presidente sigue siendo la gran esperanza de todos aquellos que quieren que Rusia entierre de manera definitiva el comunismo, avance decididamente hacia la econom¨ªa de mercado y consolide un Estado democr¨¢tico. Pero tambi¨¦n es el clavo ardiendo al que se agarran capas de poblaci¨®n menos din¨¢micas deseosas de un m¨ªnimo de orden que les d¨¦ seguridad a ellas y a sus hijos.
El mal menor
Es el mal menor de gentes que identifican al Congreso y sus largos y muchas veces absurdos debates con un bardak (burdel, desorden), y ven en el presidente Yeltsin a un pol¨ªtico decidido y capaz de explicar las cosas con sencillez.
La victoria de Yeltsin se completa con los resultados de las tercera y cuarta preguntas. Aunque el electorado ha rechazado, desde el punto de vista legal (se necesitaba que m¨¢s del 50% de todo el censo contestara s¨ª), tanto las elecciones anticipadas de presidente como la inmediata renovaci¨®n del Congreso de los Diputados, lo cierto es que ha habido bastantes m¨¢s s¨ªes por las elecciones legislativas anticipadas que por las presidenciales. Eso refuerza la posici¨®n del presidente, que se declara firme partidario de la disoluci¨®n de las c¨¢maras.
Considerando, por tanto, el c¨®mputo global de las cuatro preguntas, la victoria de Yeltsin ha sido clara. Pero no puede ser considerada rotunda, puesto que un nivel de abstenci¨®n relativamente alto ha impedido que m¨¢s del 60% de votos favorables a la renovaci¨®n de diputados se convirtiera en un mandato ejecutivo de elecciones parlamentarias anticipadas.
La victoria tampoco puede hacer olvidar que la base social de la oposici¨®n es amplia: contra Yeltsin ha votado m¨¢s de un tercio de los electores. En una veintena de regiones, el presidente no ha logrado superar el voto de confianza, lo que muestra que las fuerzas comunistas siguen firmemente implantadas en un notable n¨²mero de territorios agrarios e industriales y que tienen una presencia generalizada en el conjunto de la Federaci¨®n, como se puso de manifiesto con la presencia de interventores comunistas en la mayor¨ªa de mesas electorales.
La divisi¨®n de la sociedad en dos partes claramente diferenciadas, que se manifest¨® ya en junio de 1991, se ha confirmado, y con el refer¨¦ndum se ha consolidado su enfrentamiento. El grupo de ciudadanos que a?ora a la gran potencia que fue la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, y en muchos casos valora la desaparici¨®n del comunismo como una desgracia insoportable, sigue formado por m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n mayor de edad. Para ellos, Yeltsin encarna todas las desgracias que les azotan.
El C¨¢ucaso y el Volga
Pero el refer¨¦ndum no s¨®lo ha puesto en evidencia esta oposici¨®n. Los resultados m¨¢s rotundamente negativos los ha cosechado Yeltsin en una buena parte de las rep¨²blicas nacionales que forman parte de la Federaci¨®n Rusa, especialmente en las de mayor¨ªa musulmana del C¨¢ucaso y la cuenca del Volga, en territorio europeo.
Esta actitud de rechazo a Rusia (en la mayor¨ªa de las rep¨²blicas federadas se siguen manteniendo las viejas banderas de la etapa comunista, porque de ninguna manera se acepta la tricolor rusa) no es un dato que permita desmentir a los que consideran que la misma l¨®gica que llev¨® a la desintegraci¨®n de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica puede tambi¨¦n provocar a mediano plazo la de la Federaci¨®n Rusa.
Yeltsin, en cualquier caso, sale reforzado de las urnas. Con la confirmaci¨®n de su mandato obtiene nuevas bazas para acabar con la duplicidad de poder que hace imposible un avance decidido de las reformas. Los rusos han dicho s¨ª al presidente sabiendo que ¨¦ste ligaba ese apoyo a una nueva Constituci¨®n democr¨¢tica de corte presidencialista y a la econom¨ªa de mercado. Pero eso no ha resuelto todos los problemas.
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