Garz¨®n

Tiene carita de funcionario, de chico listo y ordenado en sus costumbres, que es justamente el aspecto que suelen tener casi todos los ministros, o sea que en eso, por lo menos, parece que Garzon s¨ª anda atinado en su cambio de la judicatura a la pol¨ªtica. No me ha alegrado nada que nuestro Baltasar (nuestro porque era de todos, como dijo agudamente alguien del CDS) apareciera de repente en las listas del PSOE: perdemos un excelente juez y una figura emblem¨¢tica e imparcial en quien confiar y a quien creer, con la enorme hambruna que padece el pa¨ªs de personajes semejantes, capaces de estructurar el tejido social. Y como mucho ganaremos, o eso me temo, un pol¨ªtico agobiado, cabreado y en perpetuo conflicto con sus posibilidades y su entorno, porque no le imagino yo a Garz¨®n un futuro muy c¨®modo en la pol¨ªtica.Ahora bien, pasmada estoy del berrinche que algunos se han llevado con el asunto. Decir que esta decisi¨®n convierte en sospechosa la antigua actividad judicial de Garz¨®n me parece un abuso; y titular en primera p¨¢gina "Garz¨®n ten¨ªa un precio", una simpleza indigna del peri¨®dico en donde se public¨®. No me cabe en la cabeza que la vida tenga que ser esta est¨²pida caricatura de buenos y malos. No conozco a Garz¨®n, pero me da la sensaci¨®n de que su carita de funcionario es el espejo de su alma, y que tiene vocaci¨®n de administrativo, del buen administrativo que cree en la construcci¨®n de la civilidad, pelda?o a pelda?o, fichando todos los d¨ªas a la entrada al trabajo. Y se me ocurre que quiz¨¢ sea esa voluntad civil lo que le haya hecho aceptar la oferta de Gonz¨¢lez. Para m¨ª que se equivoca, pero respeto su decisi¨®n profundamente. Porque es de demagogos o de idiotas el pensar que un hombre riguroso y apreciado por su honestidad durante a?os se convierta de la noche a la ma?ana en un pirata.