El gran ausente
Un drama familiar mantiene alejado a Adolfo Su¨¢rez, por vez primera, de la carrera electoral
?stas son las elecciones del partido bisagra. Las que ¨¦l ten¨ªa programadas para que el CDS fuera decisivo a la hora de componer una mayor¨ªa parlamentar¨ªa. Pero el fracaso estrepitoso en las ¨²ltimas municipales y un acuciante problema familiar le han recluido en la vida privada. Por primera vez en 16 a?os, desde el restablecimiento de las elecciones democr¨¢ticas en Espa?a, Adolfo Su¨¢rez ni siquiera se ha inscrito en la carrera electoral. Quien fue el primer ministro m¨¢s joven de Europa cumplir¨¢ en septiembre 60 a?os.Como presidente del Centro Democr¨¢tico y Social (CDS), Su¨¢rez supo vislumbrar hace tres a?os el horizonte pol¨ªtico al que Espa?a se acerca ahora, pero no encontr¨® el camino adecuado. Su intuici¨®n y el an¨¢lisis del declive socialista le llevaron a la convicci¨®n de que en las siguientes elecciones legislativas la hemorragia de votos en el PSOE requerir¨ªa la ayuda de los centristas para salvar "la gobernabilidad". Para salvar incluso la estabilidad, pensaba.
Pero el velocista que de abril de 1975 a la Semana Santa de 1977 pas¨® de jurar como consejero nacional del Movimiento a legalizar el PCE como presidente del Gobierno se qued¨® sin resuello en junio de 1991, y sin partido tres meses despu¨¦s. En las elecciones municipales, la p¨¦rdida de casi 900.00 votos respecto a las legislativas de octubre de 1989 le dej¨® sin ox¨ªgeno pol¨ªtico, despu¨¦s de haber perdido el aliento de muchos en quienes confiaba.
Tras dimitir como presidente del CDS por el desastre electoral, en un ejemplo de responsabilidad, la derrota de sus hombres de confianza en el posterior congreso centrista termin¨® por apartarle de la pol¨ªtica. El hombre que dirigi¨® el desmantelamiento del aparato franquista no acert¨® a construir una organizaci¨®n que dirigiera la pol¨ªtica democr¨¢tica El pol¨ªtico arriesgado y prestidigitador acab¨® denostado por irresoluto y por haberse quedado sin conejos en la chistera.
Presa del fantasma de UCD, de un partido convertido en reino de taifas, cre¨® una organizaci¨®n pol¨ªtica a su medida, que acab¨® d¨¢ndole un sonoro portazo de pura hartura ante las largas ausencias de su l¨ªder. Luego desorient¨® a la opini¨®n p¨²blica con las mociones de censura contra alcaldes socialistas, impulsadas por su despecho contra el juego sucio del poder m¨¢s que por afinidad alguna, que no la ten¨ªa, con la derecha.
Y, con todo, el recuerdo de su inteligencia y coraje pol¨ªtico en la transici¨®n, su insumisi¨®n ante los poderes f¨¢cticos y su encanto personal, entre otros muchos m¨¦ritos, han conservado el respeto y el aprecio hacia ¨¦l, por encima del deterioro a que someti¨® su propio prestigio en el ¨²ltimo periodo.
En Estados Unidos
Completamente retirado de toda lucha por el poder, Adolfo Su¨¢rez ha optado por ganarse la vida, con desigual fortuna, en su despacho de abogado. Ha rechazado, con escr¨²pulo casi obsesivo, cualquier oferta que pudiera dar la impresi¨®n, si la aceptaba, de que entraba, al Final, en el pesebre socialista. Y en los ¨²ltimos meses se ha entregado, con dedicaci¨®n absoluta y exclusiva, al cuidado de su hija mayor, Miriam, de 30 a?os y madre de dos hijos, de la que no se va a separar en los dos pr¨®ximos meses, mientras dure el tratamiento m¨¦dico que sigue en Estados Unidos.
Desde all¨ª expresaba ayer, en Diario 16 y en El Mundo, que s¨®lo pide paz y que no se le acose. Se extra?aba de que su nombre hubiera aparecido en la campa?a electoral -PSOE, PP y CDS luchan ahora por heredar su terreno pol¨ªtico- y negaba conocer las ofertas de las que ha hablado Felipe Gonz¨¢lez (quien asegur¨® haberle propuesto un cargo institucional que el ex presidente hab¨ªa rechazado).
Con dignidad y con amargura, Su¨¢rez asumi¨® hace dos a?os que el pueblo espa?ol le denegaba la confianza para proseguir en su aspiraci¨®n de reconducir el Gobierno. Era como una jubilaci¨®n anticipada, a los 58 a?os. Pero los grandes catedr¨¢ticos de pol¨ªtica siempre pueden ser recuperados, para mayor prestigio de su universidad, como profesores em¨¦ritos.
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