Mafiosos de ojos rasgados

Ninguna mafia esconde de forma tan cruel y eficaz sus secretos como la china. Ninguna castiga tanto a sus morosos y delatores. En eso coinciden los mejores especialistas en delincuencia organizada. Los agentes creen que el asesinato en un restaurante chino esta semana y la detenci¨®n de tres orientales cuando ped¨ªan 10 millones de pesetas a dos compatriotas hosteleros s¨®lo fue un paso m¨¢s en una carrera que promete sangre. La Brigada de Documentaci¨®n persigue a dos bandas, pero s¨®lo cuenta con un confidente entre los 7.000 chinos que viven en Madrid.

Se trata del propietario de un restaurante que teme que le "corten el cuello de un momento a otro" y busca el amparo de los agentes. "S¨®lo cuando se ven en ese trance recurren. a la polic¨ªa", aclara un polic¨ªa.Hasta hace unos meses contaban con otro chino, propietario de un restaurante, que les informaba sobre sus extorsionadores, pero el hombre decidi¨® establecer otro negocio en Valencia y abandonar el de Madrid. "Normalmente conocen a los delincuentes, saben lo sanguinarios que pueden ser y no quieren arriesgarse. Por eso no habla nadie", explica un responsable policial.

Los agentes de la Brigada de Documentaci¨®n decidieron tirar de la manta el a?o pasado. En varias operaciones descubrieron restaurantes (el Gran Canal, el Internacional) y talleres de confecci¨®n (calles de Gabriel Usera, 39, y Hermanos del Moral, 56), donde encontraron m¨¢s de 50 chinos sin el permiso legal de residencia.

De poco les sirvi¨®. Varios responsables policiales mantienen que la ¨²nica embajada que no colabora cuando se trata de expulsar a ciudadanos sin permiso de residencia es la Embajada de China. "Les pedimos la documentaci¨®n de cualquier individuo y tardan meses y meses. Eso no ocurre ni con la chilena ni con la dominicana. S¨®lo con ellos".

Un portavoz de la Embajada de China prepar¨® un comunicado para responder a las preguntas de este peri¨®dico "El Gobierno de la Rep¨²blica Popular China tiene la intenci¨®n de colaborar con los pa¨ªses concernientes porque la inmigraci¨®n ?legal es un problema internacional. El Consulado General de China, ubicado en Barcelona, coopera activamente con las autoridades para asestar un golpe a unos grupos que hacen extorsiones".

Esclavos del siglo XX

La embajada asegur¨® desconocer cualquier tipo de extorsi¨®n en Madrid. Este peri¨®dico telefone¨® a todos los restaurantes chinos que se anuncian en la Guia del Ocio, y todos afirmaron que jam¨¢s recibieron amenazas para que abonasen dinero alguno a nadie.Sin embargo, las extorsiones existen. La polic¨ªa tiene la certeza de que las bandas mafiosas le cobran dos millones de pesetas a los chinos que quieren venir. "Ellos venden sus gallinas y animales por unas 400.000 pesetas", explica un agente. "La banda le pide, antes de que venga, el permiso de residencia y el asilo de refugiado. El resto de la deuda la pagan trabajando en s¨®tanos de mala muerte, d¨ªa y noche, pelando patatas o cocinando rollitos de primavera sin ver la luz. Son esclavos de los mafiosos, y no se trata de una pel¨ªcula".

Para reforzar sus palabras, los responsables policiales acuden a un caj¨®n donde guardan un paquete de m¨¢s de cien fotos que tomaron hace varias semanas en distintos s¨®tanos donde se hacinaban decenas de chinos: la ropa colgada en cuerdas, sec¨¢ndose, los retretes inmundos y los colchones en el suelo con mordiscos de ratas.

"Nosotros les preguntamos a algunas mujeres viejas que por qu¨¦ acceden a vivir as¨ª, y nos contestan que prefieren eso a la miseria que padecen en su pa¨ªs", concluye el agente.

La lucha contra estas bandas, que retienen y controlan los pasaportes de sus v¨ªctimas, plantea muchas dificultades: desde el esfuerzo necesario para retener rostros y nombres -a menudo se presentan a solicitar el asilo y refugio hombres con nombre de mujeres, y los funcionarios se percatan, cuando lo hacen, al cabo de meses-, hasta el idioma y la diferencia de costumbres.

El cohecho es una moneda de uso frecuente entre muchos de los inmigrantes que desean legalizar su situaci¨®n. Un chino se le present¨® en una ocasi¨®n a un funcionario de la Brigada de Documentaci¨®n con 500 pesetas para que le tramitara el permiso de residencia. "Ll¨¦vese usted eso de aqu¨ª", le pidi¨® el polic¨ªa. Al d¨ªa siguiente, el chino volvi¨® con 1.500 pesetas.

En Francia, el Reino Unido y Holanda la polic¨ªa ya ha emprendido sus medidas. Las triadas, organizaciones orientales pol¨ªtico-religiosas que derivaron en la delincuencia organizada, disponen en estos pa¨ªses de una poderosa estructura. En Holanda, por ejemplo, controlan el tr¨¢fico de hero¨ªna y parte de la prostituci¨®n.

En Madrid, la polic¨ªa ha descubierto a chinos intentando anexionar a algunos compatriotas, pero las triadas a¨²n no se han asentado. "Pronto lo har¨¢n", vaticina un alto responsable policial.