Reconversi¨®n, expansi¨®n, explosi¨®n
El apoyo a la peque?a y mediana empresa, la tecnolog¨ªa y su proyecci¨®n exterior, puntos flacos de la industria espa?ola
Una frase, "la mejor pol¨ªtica industrial es la que no existe", ha rodeado todas las actuaciones en esta materia durante los ¨²ltimos a?os. La frase, que algunos han atribuido a Carlos Solchaga, se ha convertido en latiguillo y se ha vuelto sistem¨¢ticamente contra el Gobierno. El supuesto autor prefiere olvidar esas nueve palabras. Pero el caso es que, se hayan dicho o no, numerosos analistas han considerado que el periodo gubernamental del PSOE ha carecido de una pol¨ªtica industrial definida.Desde 1983, tras la llegada del partido socialista al Gobierno, la pol¨ªtica industrial ha estado determinada por dos aspectos b¨¢sicos. Primero, por una reconversi¨®n, tan costosa como inevitable, y, a partir de 1986, coincidiendo con una etapa de expansi¨®n econ¨®mica, por la incorporaci¨®n a la CE.
A caballo de estos dos factores cronol¨®gicos, otros aspectos que caracterizan a la industria espa?ola van a determinar las actuaciones en el futuro: reducido peso tecnol¨®gico en las empresas; car¨¢cter poco diferenciado de los productos; baja productividad del trabajo en las actividades m¨¢s tradicionales, las cuales absorben una parte muy importante de la industria; escaso apoyo a la peque?a y mediana empresa (PYME) y ausencia de grandes ayudas para fomentar la investigaci¨®n, el desarrollo tecnol¨®gico, la formaci¨®n, la creaci¨®n de redes comerciales y de marcas para competir... Estas carencias conducen a evidentes desventajas competitivas y son elementos suficientes para afirmar que, realmente y por lo menos a partir de ahora, s¨ª es necesaria una pol¨ªtica industrial.
A Pedro, sin embargo, que no le hablen de "directrices pol¨ªticas ni de estad¨ªsticas". En 1984, este hombre, emigrado con su familia de un pueblo de Ciudad Real a Bilbao, llevaba 12 a?os trabajando en los astilleros de Euskalduna. Era uno de los casi 2.000 obreros de esta empresa p¨²blica que se quedaron sin puesto de trabajo tras decidirse su cierre. Pedro no olvidar¨¢ nunca el oto?o de 1984. "De repente, un d¨ªa, me vi haciendo barricadas en medio de la Gran V¨ªa [de Bilbao], con un pa?uelo tap¨¢ndome la cara y enfrent¨¢ndome a la polic¨ªa en medio de una gran humareda", recuerda mientras pinta de blanco una pared de una casa de Madrid.
El ex obrero de Euskalduna no tuvo m¨¢s remedio que arrojar la toalla y olvidar las barricadas y los barcos. Cogi¨® la indemnizaci¨®n y dej¨® Bilbao para instalarse en Madrid, donde con un amigo que tambi¨¦n se hab¨ªa quedado en paro constituy¨® una peque?a empresa de pintura. "Muchos montaron bares all¨ª; pero a m¨ª me iba m¨¢s emprender algo aunque sab¨ªa que ten¨ªa que irme. Pedimos un cr¨¦dito y hemos ido tirando. Ahora tenemos seis empleados, pero nosotros tambi¨¦n tiramos de brocha. Hemos querido ampliar, pero nos hemos encontrado con muy pocos apoyos: los cr¨¦ditos valen un 18%, no te dan ayudas, en fin... ; ahora, la crisis nos ahoga, se nota. De verdad, tienen que hacer algo o el 20% de parados se quedar¨¢ peque?o en poco tiempo".
En Pedro se juntan dos ejemplos: el de un obrero que se qued¨® en paro por la reconversi¨®n industrial y el de un peque?o empresario. Salvando las distancias con otros peque?os empresarios m¨¢s implantados y con posibilidades, incluso, de exportar, sus desdichas son las de la mayor¨ªa.
Que se lo digan, si no, a Juan L., que dej¨® su empleo en Huelva -en una empresa de Ercros "antes de que esos se?ores de KIO dejasen que estallara la crisis y ahora se tengan que ir casi todos"- acogi¨¦ndose a una baja incentivada y que ahora se dedica a cultivar y vender fresones. Juan L. se vio, de la noche a la ma?ana, rodeado de un ¨¦xito que nunca hab¨ªa imaginado. Reparte sus ventas entre la exportaci¨®n y Espa?a, y ha sufrido m¨¢s de una vez las iras de los agricultores franceses en la frontera; pero lo que le preocupa es que "ni la Junta [de Andaluc¨ªa] ni Madrid tengan claro lo que las peque?as empresas", como la suya, "representan para el pa¨ªs y que no encuentren amparo para canalizar las exportaciones".
"No es que a los sucesivos ministros de Industria les haya faltado sensibilidad para observar los verdaderos problemas de la industria espa?ola, lo que pasa es que no han sabido encontrar las recetas para solventarlos", han coincidido en decir miembros del Club de Empresarios (de talante progresista), quienes, como la mayor parte de expertos consultados, subrayan que la asignatura pendiente es el apoyo a las PYME. Y es que, con datos de final de 1991, las empresas consideradas micro -de uno a nueve empleados- dan empleo al 24,9% de la poblaci¨®n ocupada, frente al 11,1% de la CE, y las de menos de 500 empleados suponen el 89,3% frente al 57,1% de la CE.
De hecho, el Libro Blanco sobre industria elaborado durante el mandato ministerial de Luis Carlos Croissier en 1987, trat¨® de dar el primer paso para resolver esas lagunas. Su sucesor, Claudio Aranzadi, ha intentado impulsar el sector, con resultados poco brillantes hasta ahora, mediante la instauraci¨®n de la Ley de Industria, sobre la que ha establecido diversas acciones de car¨¢cter horizontal, dirigidas a la internacionalizaci¨®n, el dise?o, la calidad, y, en definitiva, a mejorar las PYME. El esfuerzo por ayudar a. esas empresas se refleja en los 100.000 millones en cr¨¦ditos que dar¨¢ el Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO) a bajo inter¨¦s.
Las actuaciones con hechos concretos se han producido en la ¨®rbita de las grandes empresas, como la ley el¨¦ctrica -pendiente de aprobaci¨®n por el Parlamento- o la ley de ordenaci¨®n del sector petrolero que ha supuesto la desmonopolizaci¨®n del sector.
Todo ha estado significativamente influido por la reconversi¨®n industrial, que trat¨® de ofrecer una respuesta firme y contundente a la crisis de la industria. Los sectores que entraron en reconversi¨®n -principalmente, la siderurgia, el naval y la miner¨ªa del carb¨®n, adem¨¢s de algunas empresas- como Standard El¨¦ctrica-ITT y Explosivos R¨ªo Tinto (ERT)- recibieron, entre 1982 y 1986, m¨¢s de un bill¨®n de pesetas, lo que supone un 42% del total de ayudas p¨²blicas. Ese porcentaje se eleva al 63% si se a?aden las ayudas otorgadas a otras empresas. El otro eje de atenci¨®n, el fomento de la exportaci¨®n, recibi¨® un 32% mediante desgravaci¨®n fiscal, mientras que el desarrollo tecnol¨®gico y regional ¨²nicamente logr¨® un 5%.
A pesar de los esfuerzos, los planteamientos de la reconversi¨®n se hicieron con un car¨¢cter sumamente defensivo, quedando marginadas las ayudas para fomentar el desarrollo tecnol¨®gico y regional que habr¨ªan permitido una buena reindustrializaci¨®n. Para m¨¢s inri, los sectores m¨¢s afectados que vivieron episodios dram¨¢ticos (Sagunto, Sestao, Ferrol... ), siguen en proceso de ajuste. El naval necesita nuevos recortes; la siderurgia se enfrenta a la fusi¨®n de Altos Hornos de Vizcaya (AHV) y Ensidesa, que debiera haberse hecho hace a?os, y el carb¨®n, cuya crisis provoc¨® una huelga general en Asturias, acarrea al Estado unas p¨¦rdidas anuales de m¨¢s de 65.000 millones.
Se atribuye al d¨¦ficit de las administraciones p¨²blicas, por otra parte, la poca atenci¨®n que se ha prestado a la incorporaci¨®n de tecnolog¨ªa. No obstante, tambi¨¦n hay que subrayar "la pasividad de sindicatos y de la patronal CEOE a la hora de aportar alternativas o planes concretos", seg¨²n una fuente del Ministerio de Industria, que recuerda que ya sindicatos, empresarios y Administraci¨®n se han sentado a discutir planes concretos para m¨¢s de 40 sectores.
Los intentos de la Administraci¨®n por modernizar el tejido industrial propiciaron la entrada masiva de capital extranjero y la adquisici¨®n de tecnolog¨ªa en el exterior. El capital extranjero ha pasado del 12,1% al 28,8% entre 1981 y 1990, y es mucho mayor en los sectores de alta tecnolog¨ªa (ordenadores y electr¨®nica), donde el capital extranjero supera el 50% y en los de tecnolog¨ªa media, con un 18%. En los de tecnolog¨ªa baja, s¨®lo copa un 11%.
El apoyo a la entrada de capital extranjero, que ahora tambi¨¦n buscan denodadamente muchas comunidades aut¨®nomas, ha impedido la creaci¨®n de grupos aut¨®ctonos de importancia y no ha contribuido a evitar el deterioro competitivo.
La ca¨ªda de la productividad ha tendido a encarecer los costes relativos y a reducir la competitividad. Para mantenerla habr¨ªa sido necesario disminuir el crecimiento de los salarios. Pero, ¨¦stos han crecido del 67% al 73,6% entre 1988 y 1992 respecto a la CE, por lo que los productos espa?oles se encarecieron.
Cooperaci¨®n comunitaria
Mejora de la. productividad, mayor diferenciaci¨®n de los bienes ofertados, calidad de gesti¨®n empresarial, formaci¨®n adecuada de los trabajadores y adaptaci¨®n tecnol¨®gica continua para mejorar la competitividad. Internacionalizaci¨®n de la empresa. Acceso a programas de cooperaci¨®n comunitaria y de ayuda al desarrollo. Potenciaci¨®n del asociacionismo empresarial para aprovechamiento conjunto de programas de promoci¨®n sectorial y salida de las PYME al exterior. Regulaci¨®n de las sociedades de garant¨ªa rec¨ªproca y del capital-riesgo.
Incentivos para I+D
Incentivos fiscales y financieros para los gastos de investigaci¨®n y desarrollo (I+D). Reconversi¨®n de los sectores con mayores dificultades. Las PYME son consideradas las protagonistas de la creaci¨®n de empleo y se proponen moratorias en el Impuesto de la Renta de las Personas F¨ªsicas en los dos primeros a?os de su vida, as¨ª como revisar a la baja el impuesto de sociedades y de actividades econ¨®micas. Modificaci¨®n de la fiscalidad. Mantenimiento de la moratoria nuclear hasta el a?o 2000 para estudiar despu¨¦s la posibilidad de introducir nueva energ¨ªa nuclear.
Imovaci¨®n tecnol¨®gica
Armonizaci¨®n de los planes de reconversi¨®n y reindustrializaci¨®n con los de desarrollo regional e I+D. Reforma de la gesti¨®n de la empresa p¨²blica. Integraci¨®n, cooperacci¨®n y asociacionismo empresarial que faciliten las econom¨ªas de escala, el mercado exterior y el ahorro de costes. Innovaci¨®n tecnol¨®gica. Plan de formaci¨®n. Internacionalizaci¨®n de los mercados. Ley de Comercio que evite transferencias del sector industrial al de distribuci¨®n. Fomento de la PYME, con potenciaci¨®n de l¨¢s sociedades de garant¨ªa rec¨ªproca, y de las cooperativas.
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