Un problema matrimonial
LA SEMANA PASADA, The Washington Post publicaba un trabajo sobre el debate en marcha en el Partido Republicano a fin de preparar "la agenda para 1996". Apenas transcurridos los primeros cien d¨ªas de la presidencia de Clinton, los republicanos han puesto en marcha el debate sobre el programa con el que tendr¨¢n que dirigirse a la sociedad en 1996 a fin de reconquistar la Casa Blanca.Y es que como ha dicho en los inicios de dicho debate un posible candidato republicano en 1996, Jack Kemp, "no basta con derrotar algo. Pol¨ªticamente y moralmente es obligatorio para el Partido Republicano tener un programa para la creaci¨®n de empleo y para el desarrollo ec¨®n¨®mico urbano". Sin un programa, el Partido Republicano perder¨¢, incluso si se produce una situaci¨®n de deterioro econ¨®mico bajo Clinton. "Si la econom¨ªa no crece y todo lo que nosotros hacemos es posicionarnos como cr¨ªticos, Clinton gana". No basta con estar contra, hay que estar a favor de algo para tener credibilidad.
Tengo la impresi¨®n de que aqu¨ª es donde reside el mayor obst¨¢culo del PP para ganar estas elecciones. A lo largo de la pasada legislatura, el PP ha desarrollado una en¨¦rgica campa?a de oposici¨®n sin articular un programa alternativo. El PP no ha confiado nunca en que pod¨ªa "ganar" estas elecciones. Ha confiado exclusivamente en que el PSOE pod¨ªa "perderlas". Por eso toda su estrategia ha estado basada m¨¢s que en buscar el triunfo por m¨¦ritos propios en conseguir la victoria por "incomparecencia" del adversario.
De ah¨ª es de donde le vienen los problemas al PP. A partir del momento en que hay que dirigirse directamente al cuerpo electoral y solicitar la confianza de los ciudadanos, el PP est¨¢ poniendo de manifiesto que no tiene ning¨²n programa para la sociedad espa?ola. Los ciudadanos saben "contra lo que est¨¢" el PP. No tienen la menor idea de "a favor de qu¨¦" est¨¢ dicho partido.
Justamente por eso, estas elecciones se reducen esencialmente a un problema matrimonial, a un problema de descontento, de desamor entre el PSOE y su electorado. El PP no tiene ninguna capacidad de seducci¨®n. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no seduce a nadie. Bueno, a Celia Villalobos, como reconoci¨® p¨²blicamente en La noche de Hermida. Pero no creo que sean muchos m¨¢s los trastornos de esta naturaleza que el se?or Aznar provoque. Y es que la seducci¨®n no puede basarse exclusivamente en deteriorar la imagen del adversario. Algo m¨¢s hace falta.
Lo que ocurre es que los 11 a?os de convivencia han generado lo que generan 11 a?os de convivencia: sensaci¨®n de cansancio, de aburrimiento, de falta de atenci¨®n y ternura, de deterioro de la lealtad, de quiebras m¨¢s o menos importantes de la fidelidad y dem¨¢s cosas sobradamente conocidas. Dichas manifestaciones de desamor se van incubando lentamente, pero dan la cara de golpe. Nadie piensa, cuando el proceso de desencuentro se inicia, que se, puede llegar al final a donde se va a llegar. Pero, como todo el mundo sabe, llegar al punto de ruptura no es nada dif¨ªcil.
?sta es la inc¨®gnita que se va a despejar el 6 de junio. ?Han llegado las relaciones del PSOE con su electorado a un grado tal de deterioro que es imposible la reanudaci¨®n de la convivencia? ?Ser¨¢ la decisi¨®n de los ciudadanos el 6 de junio el equivalente del auto de medidas provisionales del juez de familia previo a la separaci¨®n y al divorcio?
Tengo la impresi¨®n de que el PSOE se va a librar, por los pelos, pero se va a librar, de tener que pasar por el juzgado de familia.
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