R¨¦quiem por Bosnia
Un bonito d¨ªa de primavera, en 1992, Europa, sorprendida de su propia audacia, dio origen al nacimiento de una naci¨®n, alentando as¨ª al pueblo bosnio a oponerse a los serbios. Un a?o despu¨¦s, lo ¨²nico que propone a esos bosnios son guetos provisionales.Esta historia bosnia es una herida en el coraz¨®n. Pero la emoci¨®n puede unirnos, el an¨¢lisis separarnos. Reclamo el derecho a no aludir a M¨²nich y a no ver en la pol¨ªtica francesa el ¨²nico responsable del desastre, a la vez que me niego a que se sospeche de m¨ª que estoy menos indignado, menos conmocionado que algunos de mis amigos. Tampoco me remontar¨¦ al Diluvio. Ni al periodo que sigui¨® a la muerte del mariscal Tito en 1980. Ni siquiera al que sigui¨®, en noviembre de 1989, a la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. No aludir¨¦ al papel, ya denunciado en todas partes, de las presiones conjuntas de Alemania y del Vaticano, que, seg¨²n dicen, estar¨ªan en el origen de la desintegraci¨®n de la antigua Yugoslavia. Veros¨ªmil. Y, sin duda, parcialmente cierto. Pero, en cualquier caso, ?no es indecente proclamar que no hacemos m¨¢s que pagar los errores iniciales del reconocimiento precipitado de Eslovenia y de Croacia?
Mi fecha de referencia es m¨¢s reciente. Es 1992. Hace un a?o, el 7 de abril de ese a?o, la prensa internacional anunciaba solemnemente que "los Doce reconoc¨ªan la independencia de Bosnia-Herzegovina". Le Monde, Lib¨¦ration, Le Figaro, Herald Tribune y Le Nouvel Observateur subrayaban la importancia de una "subconferencia" presidida por el embajador portugu¨¦s, Jos¨¦ Cutileiro, en la que les representantes de las tres etnias constituyentes, los serbios, los croatas y los musulmanes se hab¨ªan adherido a la idea de una Rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina. "Los Doce consideraban que las acciones armadas desencadenadas por los serbios m¨¢s radicales, que deseaban el desmantelamiento de la Rep¨²blica y su integraci¨®n al conjunto formado por Serbia y Montenegro, no eran representativas de las principales corrientes de la poblaci¨®n". El corresponsal de. Le Monde a?ad¨ªa que las recientes manifestaciones por la paz en las calles de Sarajevo no pod¨ªan sino ratificar este an¨¢lisis. No obstante, el presidente croata Tudjman advert¨ªa: "No podr¨¢ evitarse una, carnicer¨ªa en Bosnia sin una intervenci¨®n decisiva de los Doce o de la ONU".
A partir de esta fecha fat¨ªdica, martes 7 de abril, se hace p¨²blica una causa. Hay un pueblo bosnio, constituido por tres etnias principales. Este pueblo est¨¢ agrupado en un territorio bastante bien delimitado que abarca Herzegovina. Hay una Rep¨²blica. Y si no exist¨ªa ya, acaba de constituirse bajo el do ble efecto de la afirmaci¨®n de los bosnios y el aval de los europeos. Por lo tanto, afirmo, contra todas las argucias realistas que se esgrimen hoy, que el martes 7 de abril de 1992 los europeos contrajeron juntos un compromiso hist¨®rico. Pero el 24 de mayo de 1993 se han re tractado d¨¦ ¨¦l; afirmo que hace un a?o crearon una naci¨®n y que hoy aceptan su desaparici¨®n. Afirmo, por ¨²ltimo, que el reconocimiento de un Estado bosnio ten¨ªa la fuerza de una alianza. Es la primera vez que la Europa de los Doce no hace honra a un contrato de semejante importancia.
A la hora de gritar de indignaci¨®n ante esta jovial ceremonia f¨²nebre que las naciones del mundo organizan para enterrar Bosnia y su pueblo, uno se siente dividido entre la rabia de la impotencia y la idea imperativa de que el grito no puede ser sofocado. ?Por qui¨¦n, por qu¨¦ proferirlo? ?Por darse el gusto? ?Para decirse a s¨ª mismo que no se ha dejado pasar la infamia sin protestar, pensando en los futuros cronistas que har¨¢n morbosos an¨¢lisis de prensa?
Esos ser¨ªan otros tantos motivos para callarse. Evoco, muy al contrario, de manera concreta todos los rostros de ¨¦sos con quienes nos hemos visto, de los que nos han visitado, de todos esos hermanos enemigos de la antigua Yugoslavia que no se resignaban ni a la enemistad ni a la. separaci¨®n. Y, para ser m¨¢s exactos, pienso hoy en esos bosnios, de los que no podemos sino decir que los serbios y los croatas se han repartido sus despojos con igual cinismo, aunque los m¨¢s fuertes hayan sido los m¨¢s b¨¢rbaros, aunque los segundos fueran en alg¨²n momento las v¨ªctimas de los primeros. En esos musulmanes de Bosnia que viv¨ªan el islam m¨¢s abierto del mundo, el m¨¢s republicano, y que, en lo sucesivo, no tendr¨¢n m¨¢s esperanza que la de la incierta solidaridad islamista.
He dicho que la postura de repliegue de los "realistas" consiste en recordar que la naci¨®n bosnia jam¨¢s ha existido, tras haber hecho que acceda a la existencia, ?ya era hora de darse cuenta! ?Peculiar argumento, de todas maneras! Es que el pueblo, ¨¦se que como tal se considera, ?no existe? Y a ese conjunto de individuos que ten¨ªa sus tradiciones, su modo de vida, su sistema de gobierno, y que sobre todo manifiesta su identidad a trav¨¦s de su rechazo a ser asimilado, ?se le puede pedir cuentas en nombre de la historia? ?Esos realistas se han parado a pensar que el pueblo musulm¨¢n bosnio es el ¨²nico que defend¨ªa el pluralismo, la coexistencia, la vida en com¨²n? Ese pueblo no exig¨ªa la "purificaci¨®n" de ninguna etnia ni de ning¨²n territorio. Hoy simplemente hay expresar nuestra verg¨¹enza al ver que Europa niega sus principios al inclinarse ante la fuerza. En ¨²ltima instancia, nunca ha habido mas que este argumento: la fuerza pertenece a los serbios. Un poco a los croatas. Nada en absoluto a los dem¨¢s.
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