Apabullante

La segunda gira espa?ola de Living Colour convoc¨® a un considerable grupo de espectadores en una semana especialmente densa en acontecimientos musicales. Tiene esta banda neoyorquina estimulantes atractivos para vencer la dura competencia de estos d¨ªas intensos pero peligrosos para el bolsillo. Para la historia queda el galard¨®n de "primera banda negra que se atreve con el rock duro". El guitarrista Vernon Reid, caudillo musical e ideol¨®gico, afirma que su generaci¨®n ha asumido el rock como algo propio y natural. La banda que encabeza probablemente no sea la primera en su g¨¦nero, aunque s¨ª la punta de lanza que ha eliminado fronteras y prejuicios musicales. En ese sentido, la labor de Living Colour es soberana.Las dos primeras obras discogr¨¢ficas de este emblem¨¢tico grupo fund¨ªan funk y rock con un balance soberbio. En el reciente Stain, la mano se les ha, ido por el lado m¨¢s agresivo y m¨¢s cercano a su en¨¦rgica puesta en escena. Sobre las tablas, el cuarteto de color rinde escaso honor a los matices bailables para centrarse en una descarga de m¨¢xima pegada. A pocos sorprendi¨® que los m¨¢s revoltosos aficionados realizaran breves incursiones en el escenario para luego zambullirse entre las primeras filas. Un impresionante y persuasivo miembro del equipo de seguridad trat¨® de impedir el bullicio pero finalmente hasta el propio vocalista Corey Glover particip¨® del juego. En Go away o Timeis up, Living Colour se introducen en el hardcore como si tal cosa. La faceta amansada de su repertorio apenas tuvo representaci¨®n en Nothingness y el excepcional Love rears it's ugly head. El recuerdo para aquel rupturista deb¨² de 1988 tom¨® forma en Cult of personality.

Los cerca de noventa minutos de intensa representaci¨®n rockera complacieron a una audiencia variopinta que acepta sin reservas la m¨²sica ardorosa y reivindicativa de Living Colour. La guitarra de Reid justific¨® el prestigio que le acompa?a. Se permite escasas filigranas y se concentra en encauzar la contundencia de la banda con un sonido recio. El nuevo bajista Doug Wimbish, colaborador en el ¨²ltimo album de Mick Jagger, se ha acoplado a la perfecci¨®n. Individualmente, los cuatro m¨²sicos tambi¨¦n dan la talla. La excepcional oferta de esta fundamental banda se transforma en torbellino cuando toma contacto con el sudor del local. En directo apabullan: se trata de practicar lo que se predica. Cuesti¨®n de coherencia.