El Madrid da un golpe psicol¨®gico al Bar?a
El Real Madrid asest¨® un golpe psicol¨®gico al Barcelona y lo envi¨® al div¨¢n para que alguien le aplique un tratamiento de choque si quiere estar en condiciones de afrontar con garant¨ªas el ¨²ltimo pulso que los dos grandes del f¨²tbol espa?ol mantendr¨¢n el domingo con el t¨ªtulo m¨¢s preciado: la Liga. Anoche se jugaban el derecho a disputar la final de una competici¨®n menor, la Copa del Rey. El desenlace puso de manifiesto dos cosas: que el equipo madridista est¨¢ m¨¢s fuerte f¨ªsica y an¨ªmicamente que su rival y que ya han quedado despejadas todas las suspicacias. El Tenerife necesita la victoria; el Real Madrid tambi¨¦n; y el Bar?a, igual. El ¨²nico convidado de piedra, y quiz¨¢ juez del campeonato de la regularidad, es la Real Sociedad, que debe visitar el Camp Nou.El aperitivo que la poco previsora Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol sirvi¨® anoche en el Camp Nou satisfizo hasta los paladares m¨¢s exigentes. No fue necesario ni preparar la cena. Todo el mundo pas¨® di rectamente al caf¨¦, la copa y el puro. Y es que tanto el Barcelona como el Real Madrid pusieron todos los ingredientes necesarios e imprescindibles para condimentar un aut¨¦ntico par tido copero; es decir, una aut¨¦ntica guerra sin cuartel y, por tanto, sin el rancho habitual de otros encuentros.
Johan Cruyff, t¨¦cnico azulgrana, y Benito Floro, entrenador madridista, eran conscientes de que se jugaban algo m¨¢s que una final de la Copa del Rey. Por eso plantearon el encuentro con clara vocaci¨®n ofensiva, un hecho que no sorprende en el Bar?a porque es una m¨¢quina programada para, fabricar goles, pero s¨ª en el Madrid, que siempre se ha distinguido por ser un poco m¨¢s conservador.
Cruyff no necesita psic¨®logos. El Real Madrid cuenta en su n¨®mina con uno. Quiz¨¢ el presidente barcelonista, Josep Llu¨ªs N¨²?ez, se plantee fichar a uno. Lo cierto es que el Real Madrid salt¨® al c¨¦sped del Camp Nou con un sentido de la autoafirmaci¨®n colectiva mucho m¨¢s acusado que el Barcelona. Y no s¨®lo eso, sino una claridad meridiana de ideas sobre lo que deb¨ªa hacer para doblegar a su rival.
Durante 20 minutos, ambos equipos tantearon sus fuerzas. En ese periodo Rocha mostr¨® sus flaquezas ante Stoichkov, y el colegiado And¨²jar Oliver se descubri¨® como un excelente opositor al cuerpo diplom¨¢tico por no mandar al brasile?o y a Koeman al vestuario anticipadamente. Pero tambi¨¦n sali¨® a relucir el, equilibrio, la disciplina y el orden del Real Madrid frente al caos organizado del Barcelona.
Con una presi¨®n constante en todas las parcelas del rect¨¢ngulo de juego y muy especialmente en las bandas, el Real Madrid puso en evidencia las debilidades de un Barcelona lento en la transici¨®n y con una enorme p¨¦rdida de balones en el centro neur¨¢lgico. Una de esas p¨¦rdidas le cost¨® al equipo azulgrana el penalti que transform¨® Michel con gran frialdad. Y una de sus tarascadas conden¨® a Rocha a la c¨¢rcel de la expulsi¨®n.
El Bar?a no supo aprovechar la coyuntura favorable ni si quiera adelantando la posici¨®n de Goikoetxea. Floro fue va liente y no movi¨® el banquillo sino que retras¨® a Hierro para ejercer labores defensivas. Y el Madrid se fue al descanso para resta?ar sus heridas y planificar una nueva estrategia porque en su gui¨®n no figuraba el jugar con 10 hombres.
Esa nueva estrategia, amparada en una excelente preparaci¨®n f¨ªsica y en un estimable control del bal¨®n, consisti¨® en cortar a base de faltas las avalanchas del Bar?a. And¨²jar Oliver perdi¨® la br¨²jula y el segundo acto del encuentro m¨¢s bien parecido una cr¨®nica de sucesos, donde un par de amiguetes llamados Zamorano y Stoichkov merecieron algo m¨¢s que la tarjeta amarilla.
El Bar?a ech¨® por la borda dos oportunidades de cambiar el signo del partido. Los balonazos de Koeman, en el lanzamiento de una falta y de un penalti, los escupi¨® la madera entre el desencanto de un p¨²blico que gritaba "Tenerife, Tenerife". El Madrid tuvo la suerte de los campeones. Pero la busc¨®, jugando en inferioridad n¨²merica desde el minuto 32. Dicen que en esta vida el que da primero da dos veces. Y est¨¢ claro que el Madrid golpe¨® certeramente dos veces.
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