Reactivacion y empleo
No podemos seguir dependiendo de lo que haga el Bundesbank para adoptar las medidas esenciales que requiere la reactivaci¨®n de nuestra actividad y nuestro nivel de empleo. Esto no supone, ni mucho menos, alejarnos del objetivo de la Uni¨®n Monetaria; todo lo contrario, se trata s¨®lo de darnos un respiro para poner orden en nuestras cosas, retomar la carrera con m¨¢s fuerza y tratar de llegar a la meta, si no en el pelot¨®n de cabeza, que siempre ha sido una quimera, al menos inmediatamente despu¨¦s, que ya ser¨ªa un gran triunfo.Ciertamente, una salida del SME supondr¨ªa una depreciaci¨®n a corto plazo de la peseta, y con ello m¨¢s inflaci¨®n, que vendr¨ªa a sumarse a la que producir¨ªa la fuerte bajada de tipos de inter¨¦s, que es absolutamente imprescindible para la reactivaci¨®n de la actividad y el empleo. Pues bien, para eso servir¨ªa (entre otras cosas) el pacto social, igual que ha ocurrido en el Reino Unido, donde los efectos negativos de la depreciaci¨®n de la libra (hoy ya casi recuperada) y de la fuerte bajada de los tipos no se tradujeron en inflaci¨®n gracias a la contenci¨®n de salarios.
La lucha contra la inflaci¨®n no puede ser descuidada (aunque tampoco sacralizada, cuando se tiene m¨¢s de un 20% de paro), ya que la estabilidad de precios constituye el cimiento (no el motor) m¨¢s s¨®lido para el crecimiento. Pero no se puede cometer de nuevo el error de luchar contra la inflaci¨®n s¨®lo con medidas macroecon¨®micas, tanto porque no ser¨¢n suficientes como porque son dif¨ªcilmente compatibles con la creaci¨®n de empleo, y de hecho en los ¨²ltimos a?os han sido responsables de buena parte de la destrucci¨®n de puestos de trabajo.
Por estas razones, hay que levantar la alfombra. Las pol¨ªticas maeroecon¨®micas son poderosas, pero poco selectivas,(el ajuste fino siempre ha sido un mito), y sus efectos secundarios pueden ser muy perniciosos; las pol¨ªticas o las acciones microecon¨®micas no son tan poderosas, pero pueden ser mucho m¨¢s selectivas. As¨ª, por ejemplo, y esto no es m¨¢s que un caso entre muchos, ?por qu¨¦ Espa?a tiene que soportar precios de servicios o bienes esenciales, como los productos petrol¨ªferos, la energ¨ªa el¨¦ctrica, las telecomunicaciones o el coste de intermediaci¨®n bancaria muy por encima y casi siempre de peor calidad, de los existentes en la Europa comunitaria?
?Por qu¨¦ los ministerios sectoriales, que se supone deber¨ªan contribuir a llevar a la pr¨¢ctica con ¨¦xito la pol¨ªtica econ¨®mica general del pa¨ªs, defienden con ah¨ªnco el mantenimiento del poder monopol¨ªstico, poniendo trabas al desarrollo de la competencia, o fijando niveles de precios administrados por encima de lo razonable (s¨®lo en el sector petrolero, la fijaci¨®n de un precio m¨¢ximo dos pesetas por encima de la media de la CE cuesta a los consumidores cerca de 70.000 millones de pesetas al a?o)? ?Por qu¨¦ los ayuntamientos no crean suelo urbanizable o conceden licencias a todo el que razonablemente las pide en aquellas actividades de servicios cuyos precios son manifiestamente abusivos y,en definitiva, toman el incremento de la competencia y no la protecci¨®n de rentas de situaci¨®n como gu¨ªa fundamental?
Por la competencia
Ya va siendo hora de que los poderes p¨²blicos luchen de verdad por la competencia, y no contra ella, primero porque es imprescindible (tan imprescindible como la moderaci¨®n salarial y la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo) para la recuperaci¨®n de nuestra econom¨ªa, y despu¨¦s porque, como afirmaba recientemente el premio Nobel de Econom¨ªa Gary Becker, "competir es lo mejor que ha inventado la humanidad para ayudar a los d¨¦biles".
Otro problema adicional de la baja de los tipos de inter¨¦s ser¨ªa la mayor dificultad de financiaci¨®n de la deuda. Como los tipos de inter¨¦s bajos son absolutamente imprescindibles para salir de la crisis, esta dificultad debe solucionarse por otro camino. El problema central es que con menos de un 30% de la poblaci¨®n total ocupada (y el resto parada, jubilada prematuramente o no activa) y la empleada trabajando, adem¨¢s, con productividades por debajo de la media europea, es pr¨¢cticamente imposible que puedan salir las cuentas. Por ello para reducir el d¨¦ficit p¨²blico lo primero es m¨¢s empleo y m¨¢s productividad, aunque no ser¨¢ para ma?ana. Entre tanto, lo que hay que hacer es reducir el gasto de las administraciones p¨²blicas, para lo que es preciso abordar, entre otras cosas, la continuidad del sistema auton¨®mico en su forma actual. Espa?a no es lo suficientemente rica para poder financiar este sistema de Estado, que es totalmente innecesario en la mayor¨ªa de los casos.
Del lado del ingreso, lo que ya no parece posible es seguir elevando los impuestos (al menos los directos), porque si bien es cierto que la presi¨®n fiscal media en Espa?a no es de las m¨¢s altas, como hay muchas rentas que escapan al control de Hacienda, la presi¨®n fiscal efectiva sobre los que realmente pagan (particularmente todos los que reciben sus remuneraciones a trav¨¦s de una n¨®mina) est¨¢ entre las m¨¢s altas del mundo. Por tanto, mayores ingresos s¨®lo pueden venir haciendo que todos los contribuyentes paguemos lo que nos toque, y no s¨®lo los asalariados.
Finalmente, la segunda forma de financiaci¨®n de la deuda ser¨ªa la venta total, y no s¨®lo parcial, de todas las empresas p¨²blicas que sean susceptibles de privatizarse. Esta venta tendr¨ªa la ventaja a?adida de incrementar la competencia, ya que los poderes p¨²blicos que colaboran activamente en el mantenimiento de situaciones mo?opol¨ªsticas detentadas por algunas grandes empresas p¨²blicas perder¨ªan la mayor parte de su relaci¨®n directa con estas sociedades, lo que contribuir¨ªa a fomentar la competencia.
Conclusiones
La reactivaci¨®n de la actividad econ¨®mica y la creaci¨®n de empleo, que deben ser el primer objetivo de nuestra pol¨ªtica futura econ¨®mica, pasan por:
a) Reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s hasta el mismo-nivel que la media de los pa¨ªses centrales de la CE. Esto incluye los tipos de inter¨¦s a largo plazo, que son los m¨¢s importantes en las decisiones de inversi¨®n. Esto implica la salida del SME.
b) Pol¨ªtica fiscal adecuada al fomento de la inversi¨®n y del empleo (y no lo contrario), y eliminaci¨®n al m¨¢ximo de los obst¨¢culos burocr¨¢ticos para la creaci¨®n de empresas y la realizaci¨®n de inversiones.
e) Pacto social para la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo y la congelaci¨®n temporal de los crecimientos salariales y de todas las dem¨¢s rentas, hasta recuperar la competitividad perdida.
d) Eliminaci¨®n de todas las restricciones a la competencia, con la colaboraci¨®n beligerante de los ministerios sectoriales y mucho mayor rigor en el c¨¢lculo de las tarifas de los servicios sometidos a precios administrados.
e) Reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, lo que obligar¨ªa, entre otras cosas, al replanteamiento a fondo de t¨®do el mapa auton¨®mico, as¨ª como de sus sistemas de gastos e ingresos. Enajenaci¨®n de todas las empresas p¨²blicas susceptibles de privatizaci¨®n.
es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.