Planta de torero
Luis de Pauloba tiene planta de torero. Tom¨® la alternativa el pasado 21 de abril en la Maestranza, ¨¦sta era su cuarta corrida, pero parece que lleva a sus espaldas una larga experiencia. Y no por su elegancia y su hondura, que son innatas; no por su permanente decisi¨®n, que es propia de quien quiere ser figura, sino por su seriedad y serenidad ante los toros.Lo mejor de la tarde, sin duda, fue su labor de conjunto, plagada de torer¨ªa. Muy toreras fueron las seis ver¨®nicas y la media con las que recibi¨® al sexto de la tarde, un modelo de finura, profundidad y gusto con el capote. Su feria, despu¨¦s, tuvo altibajos, pero le sobr¨® sabor torero. Por eso, cuando mat¨® de una estocada ca¨ªda casi entera, pase¨® la oreja con fuerza. En el toro anterior, s¨®lo pudo estar digno. El animal se neg¨® a dar un paso.
Cal / Campuzano, Silveti, Pauloba
Toros de Prieto de la Cal (6? devuelto por problemas en la vista), bien presentados, cumplieron en el caballo y derrocharon genio y soser¨ªa. Destacaron 4? y 5?. Sobrero, del mismo hierro, noble.Tom¨¢s Campuzano: pinchazo y media (ovaci¨®n); bajonazo (dos vueltas, la segunda por su cuenta). Alejandro Silveti: pinchazo, media y descabello (silencio); dos pinchazos -primer aviso-, dos pinchazos, estocada casi entera, dos descabellos -segundo aviso- y descabello (silencio). Luis de Pauloba: dos pinchazos, media contraria y descabello (palmas); estocada casi entera baja (oreja). Plaza de la Maestranza, 1 de julio. Corrida de la Prensa. Menos de media entrada.
Pauloba salv¨® la corrida que, antes de que saliera el sexto, no hab¨ªa sido m¨¢s aburrida porque gran parte del p¨²blico lo aplaudi¨® todo. El aficionado se qued¨® en casa para guarecerse del calor, y los asistentes, periodistas y familiares, demostraron que esta era su primera y ¨²nica corrida del a?o. Lo cierto es que el festejo hab¨ªa ca¨ªdo por la pendiente del hast¨ªo a causa de toros y toreros; pero mientras los primeros dieron una de cal y otra de arena, Campuzano y Silveti se creyeron lo de las palmas y estuvieron toda la tarde con la sonrisa en los labios como si lo estuvieran haciendo bien.
Hac¨ªa 39 a?os que Prieto de la Cal no lidiaba una corrida en Sevilla. El ganadero no ha triunfado en su reaparici¨®n, pero la corrida no fue peor que muchas que matan las figuras. Desigual de presentaci¨®n, predomin¨® el genio y la soser¨ªa. Destacaron el cuarto, el quinto y el sexto. Al sexto le cort¨® la ore a Pauloba; el quinto lo mat¨® el mexicano Silveti, que parec¨ªa un anuncio de pasta de dientes, y al cuarto lo pasaport¨® otro sonriente Campuzano que se crey¨® a pies juntillas lo de los aplausos.
El m¨¦rito de Silveti radica en viajar a Espa?a para enfrentarse a una corrida supuestamente dura. Pero el cambio de toro es demasiado brusco. Estuvo valiente, pero transmiti¨® miedo. Decidido, muy dado a posturas, pero sin mando ni recursos. Salv¨® la papeleta con cierta dignidad en ambos toros, aunque en el quinto, noble por el lado derecho, evidenci¨® sus muchas carencias. Al menos, ha toreado en Sevilla, que era su Ilusi¨®n.
Tom¨¢s Campuzano se enfrent¨® al toro m¨¢s chico, el cuarto, pero tambi¨¦n el que ten¨ªa el mejor pit¨®n izquierdo de la corrida. Hizo una faena larga, embarullada, insulsa y vulgar. Abronc¨® al toro para que embistiera, y cuando el animal obedeci¨®, al torero no le sali¨® nada a derechas. Al final, son¨® la m¨²sica, pero las notas no pudieron arreglar lo que ya no ten¨ªa arreglo. Mat¨® de un bajonazo, y Campuzano, muy contento, dio hasta dos vueltas al ruedo. En su primero, el m¨¢s deslucido, estuvo voluntarioso.
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