Pintor, cr¨ªtico y marchante
Esta exposici¨®n cumple un principio parecido al de la cocina italiana: c¨®mo conseguir, con una materia prima discreta, un resultado sabroso. Se trata de explicar visualmente las relaciones entre Mir¨® y el gran cr¨ªtico de arte Sebasti¨¤ Gasch, as¨ª como las establecidas entre Mir¨® y el marchante Josep Dalmau. Ambos personajes fueron fundamentales para la vanguardia en Catalu?a, el primero como director de una de las pocas -si no la ¨²nica- galer¨ªas de arte de vanguiardia en Catalu?a; el segundo, como el cr¨ªtico m¨¢s combativo, m¨¢s apasionado e internacional de los cr¨ªticos de preguerra.A pesar de que la idea es muy interesante, la exposici¨®n adolece, con todo, de un peque?o desajuste: se nos explica todo Dalmau y todo Gasch, tal vez porque explicar tan s¨®lo sus relaciones con Mir¨® no daban para una exposici¨®n. Una idea inicial: la de reconstruir la primera exposici¨®n personal de Mir¨® en la Sala Dalmau, en 1918.
Mir¨®-Dalmau-Gasch
L'aventura per l'art modern. 1918 1937.Centro de Arte Santa M¨®nica. Rambla Santa M¨®nica, 7. Barcelona. Hasta el 18 de julio.
Magn¨ªfica idea que hubiera sido rese?ada en todo el mundo, no se ha llevado finalmente a cabo por lo que es el mal end¨¦mico en nuestro pa¨ªs: la precipitaci¨®n. A falta, pues, de poder conseguir todas o la mayor¨ªa de aquellas obras (que inclu¨ªan, entre otras, Nord-Sud, L'ampolla blava, etc¨¦tera), los organizadores optaron por poner, a t¨ªtulo de ejemplo, algunas obras de Mir¨®.
Criterio
De esta selecci¨®n, La rosa, de 1916, es estupenda, as¨ª como lo es T¨¦te et araign¨¦e, de 1925, mientras otras obras son raras de ver, como Cambrils, la platja, de 1917. Sin embargo, la falta (le criterio hace que no se entienda la presencia de unos dibujos anteriores a 1914, si no es simplemente por mostrar algunos Mir¨®s m¨¢s (pero que, sin tener relaci¨®n con nada, carecen de inter¨¦s).Por lo que se desprende de lo anterior, la exposici¨®n se basa m¨¢s en la documentaci¨®n y otorga una gran importancia al cat¨¢logo. En este ¨²ltimo, los textos de Joan Minguet i Batllori y de Jaume Vidal, especialistas en Gasch y Dalmau, respectivamente, son compendios bien estructurados de sus conocimientos, y, por tanto, aportaciones indispensables sobre este tema. En cuanto al texto de Pilar Parcerisas, se trata de un bien articulado resumen de todo lo que se ha publicado sobre la etapa inicial de Mir¨® hasta la fecha, con la particularidad de que dicha autora consigue no citar ni por un momento mi libro El descubrimiento de Mir¨®, Mir¨® y sus cr¨ªticos, 1918-1929, publicado en 1990, de donde extrae el 60% de sus citas.
Los documentos, fotos y obras en la exposici¨®n est¨¢n bien mostrados y se hace muy interesante su recorrido. El espectador puede ver, por ejemplo, todos los cat¨¢logos de las exposiciones de la Sala Dalmau, el de Charcoune (1917), el de Torres Garc¨ªa, el de arte franc¨¦s de vanguardia en 1920, el de Picabia en 1922, el de Dal¨ª en 1927...
Se ampl¨ªan varias cartas entre el marchante y el pintor y no se omite aquella en la que Mir¨® expresa su impaciencia ante la falta de decisi¨®n de Dalmau, quien le hab¨ªa prometido organizarle una exposici¨®n en Par¨ªs ("si aquesta exposici¨® no pot fer-ser aquesta temporada a Par¨ªs, jo sentir¨¦ molt¨ªssim anular el comprom¨ªs i obrar pel meu compte" -"si esta exposici¨®n no se puede hacer esta temporada en Par¨ªs, sentir¨¦ much¨ªsimo anular el compromiso y obrar¨¦ por mi cuenta"-, dice Mir¨®, con gran firmeza, a Dalmau).
Documentos
Se muestran asimismo varios documentos del periodo, de los cuales una foto in¨¦dita, de Francesc Serra, en la que vemos a un jovenc¨ªsimo Mir¨®, en 1914, muy entrajado bajo su bata de pintor, con una repisa llena de siurells al fondo y las banderas catalana y francesa entrecruzadas (estamos en los albores de la guerra mundial).De las cartas a Ricart, su amigo de juventud, la exposici¨®n ampl¨ªa una, curiosa, en la que Mir¨® compara el pintar del natural con el coito y el huir del natural con el acto de la masturbaci¨®n. Con acierto, me parece, se han escogido las cartas que ata?en a aspectos humanos del pintor, del que a¨²n sabemos poco de su vida privada (as¨ª" por una carta a Gasch de septiembre de 1927 sabemos que est¨¢ enamorado), o bien aspectos combativos, pol¨¦micos, lo que Mir¨® llamaba sus "ofensivas".
Creo que este apartado pod¨ªa haberse ampliado, especialmente en el tema del asesinato de la pintura y de la relaci¨®n entre Mir¨®, Gasch y los miembros de la revista L'Amic de les Arts.
Finalmente, una idea atractiva ha sido la del artista Pere Noguera, quien ha colocado en el montaje de la exposici¨®n unas sillas con unos ¨¢lbumes atados a piedras en los que el espectador puede leer la correspondencia entre Mir¨® y R¨¢fol , Mir¨® y Mari¨¤ Espinal, la revista Trocos, Arc Voltaic y el famoso n¨²mero de la revista D'Ac¨ª d'All¨¤, de 1934. Es una invitaci¨®n a la lectura y a la difusi¨®n de estos textos, que todos desear¨ªamos ver publicados ya definitivamente.
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