La reina y el valido

La cita anual de Celia Cruz con Madrid tuvo como escenario Las Ventas y como acompa?antes a Jos¨¦ Alberto, El Canario, y su orquesta. Este sonero abri¨® la velada con Disculpe, se?ora, su ¨¦xito m¨¢s reciente. Jos¨¦ Alberto (Santo Domingo, 1956) se ha asegurado los servicios de instrumentistas curtidos que cumplen su cometido con absoluta profesionalidad. Justificando el apodo, se marc¨® una de silbidos a partir de melod¨ªas cl¨¢sicas de la m¨²sica cubana.A Celia Cruz (La Habana, "preg¨²ntenme lo que quieran salvo mi edad"), traje verde y capa blanca, le bast¨® salir al ruedo para recibir una enorme ovaci¨®n y gritar "?asss¨²car!" para provocar un rugido atronador; a los gritos de "torera, torera", respondi¨® con unos muletazos imaginarios. Don Pedro Knight -su marido- dirig¨ªa la orquesta, Jos¨¦ Alberto ocup¨® plaza humildemente en los coros, y all¨¢ fue ella con el Canto a La Habana en recuerdo a su isla querida.

Celia Cruz est¨¢ muy ilusionada con su primer disco en solitario; sus aut¨¦nticos devotos, no tanto. Quienes piensan que no necesitaba de canciones como las que ha grabado recientemente tienen toda la raz¨®n. Pero es que ella sue?a con ganarse el corazoncito de otros espa?oles y sabe c¨®mo se las gasta el negocio. Pero en directo Celia es mucha Celia. Y arrasa en cuanto recupera el repertorio tradicional: Yerbero moderno, Bemba color¨¢ o Quimbara. Est¨¢ tremenda de facultades vocales; y, de ritmo, para qu¨¦ contarles.

Afirman algunos insensatos que en Cuba hay cientos como ella. Deber¨ªan acudir de inmediato al otorrinolaring¨®logo, porque nunca hubo otra igual. Durante demasiados a?os vivi¨® la pena de ser contratada en pa¨ªses como Finlandia. Ahora viene todos los a?os. Que vuelva cuantas veces quiera. Y, por favor, que nadie olvide su nombre.