Una ardilla en la UVI
El animal atropellado por un ciclista en el Retiro convalece en la Facultad de Veterinaria
A veces afila sus dientes con unos trocitos de pienso y a ratos se mueve un poquito por su jaula blanca y bebe en un cuenco de cristal. La ardilla est¨¢ bastante atontada, lejos de su vida habitual del parque del Retiro, setos, c¨¦sped, gritos de ni?os, perros que a veces le obligan a subirse a lo m¨¢s alto de un ¨¢lamo y... ciclistas. Precisamente una bicicleta fue su perdici¨®n en la calurosa tarde del pasado martes, cuando el animal cruzaba el paseo del Conde de Fern¨¢n N¨²?ez.Uno de tantos j¨®venes que trastea por el parque con su m¨¢quina la atropell¨® y sigui¨® camino, dejando a la ardilla atontada e inm¨®vil. Se fug¨®. Otro ciclista s¨ª se par¨® y vio que el roedor, uno de los 105 que viven en el parque, estaba malherido. Llam¨® al 092 y al rato se presentaron dos polic¨ªas municipales, que recogieron a la ardilla en un ambiente de cierta expectaci¨®n, la envolvieron con cuidado en unos cobertores y la metieron en su coche.
Los agentes sab¨ªan bien cu¨¢l era su destino: la consulta de animales ex¨®ticos de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, adonde llevan a los ejemplares que no son animales dom¨¦sticos, vacas u ovejas. Total, que all¨ª se qued¨® la ardilla, hospitalizada en una jaula blanca del cuartito donde est¨¢ la consulta, en un s¨®tano de la facultad. Comenzaron las exploraciones y las radiograf¨ªas.
El animal -no le suelen poner nombres en esta consulta a los bichos que viven en libertad- no ten¨ªa ning¨²n hueso roto, pero estaba alterado y padec¨ªa lo que el jefe de la consulta, Alfredo Bengoa, llama choque postraum¨¢tico: un conjunto de malestares que ocurren despu¨¦s de un accidente como el que sufri¨® la ardilla.
Hay que vigilarla -vigilarle en este caso, porque es macho- como m¨ªnimo 72 horas para poder determinar las complicaciones que siguen a un golpe as¨ª, una hemorragia interna, por ejemplo, que pueda matarle. De momento, dice Bengoa que padece estr¨¦s. De tener todo el prado por delante, de ser un animal en libertad, ha pasado a estar cautivo en un peque?o cubil. Para que no tenga que ver a ning¨²n ser humano cerca le han puesto sobre la jaula un papel blanco, una cortina. Pasar¨¢ una semana m¨¢s de convalecencia y habr¨¢ que avisar de nuevo a los municipales para que lleven a su casa -es decir, a alg¨²n ¨¢rbol del Retiro- a este ejemplar de castiza pelirroja, que es el tipo de ardilla que vive en la Casa de Campo y el Retiro. Mientras, dormir¨¢ en compa?¨ªa de un gal¨¢pago leproso con una pata hecha polvo de una pedrada, una tortuga del lago de la Casa de Campo a la que un remo la dej¨® sin un trozo de concha, dos tortugas mordedoras del r¨ªo Misisip¨ª que pesan ocho kilos cada una... y Quasimodo, otra compa?era de especie a la que la mala alimentaci¨®n le ha dejado la concha peque?a y arrugada. Es muy aficionada a nadar de espaldas.
Y ha tenido suerte, porque le precedieron este a?o otras tres ardillas por las que poco pudieron hacer los veterinarios: una sufri¨® un atropello muy grave, una cr¨ªa se cay¨® de un ¨¢rbol en una tormenta y a otra m¨¢s, la pedrada de un gamberro la llev¨® al otro barrio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.