El cine espa?ol se enrola en la lucha europea para detener la colonizaci¨®n de Hollywood
Demanda un¨¢nime de que se aplique al audiovisual la consideraci¨®n de producto cultural
Los comisarios de la CE Jo¨¢o de Deus Pinheiro y David Brittan sacaron a plena luz la pasada semana una vieja -se desencaden¨® en Francia hace dos d¨¦cadas- y oscura batalla desconocida por el gran p¨²blico: la que Europa mantiene con Estados Unidos por el territorio del audiovisual. Los organismos comunitarios se enrolan por fin en la, en palabras del franc¨¦s Jack Lang, "guerra del audiovisual". Los profesionales del cine espa?ol elaboran una posici¨®n un¨¢nime en defensa de lo que se considera la clave estrat¨¦gica de este conflicto: la idea de que el cine es cultura (lo que le permitida beneficiarse de la cl¨¢usula de exenci¨®n cultural en el GATT), a lo que se niega EE UU, que lo cataloga como mercanc¨ªa com¨²n, de simple servicio.
El s¨²bito calentamiento de la guerra del audiovisual se ha producido a ra¨ªz de las ¨²ltimas negociaciones en la llamada Ronda Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), marco donde se establecen las reglas de juego del comercio internacional. EE UU, que domina alrededor del 80% del mercado audiovisual europeo, no oculta su din¨¢mica destinada a controlar el 20% restante y crear as¨ª total colonizaci¨®n de este sector de la cultura.La iniciativa comunitaria para que en las negociaciones del GATT se considere al cine y al audiovisual productos culturales (lo que permitir¨ªa tratarlos no como mercanc¨ªas comunes o de servicio) est¨¢ orientada a que Europa mantenga y refuerce me canismos autodefensivos frente al dominio -aunque ya abrumador, creciente- de Hollywood en las redes de distribuci¨®n mundial de audiovisuales.
El dominio de estas redes es tal que permite imponer al coloso californiano no s¨®lo sus pel¨ªculas y series televisivas de gran espect¨¢culo (que todo el mundo desea ver), sino los lotes residuales de producci¨®n, compuestos por centenares de filmes y series televisivas que pese a su calidad, con frecuencia p¨¦sima, alcanzan (por exclusi¨®n de todo competidor, lo que anula la libertad de mercado) audiencias masivas que impiden comercializar adecuadamente filmes europeos incluso en su propio territorio.
EE UU ocupa casi totalmente el mercado audiovisual europeo mientras cierra su mercado interior a la CE, que encuentra una infranqueable muralla gremial cuando busca lugar para sus filmes en el mercado estadounidense, y s¨®lo encuentra, a cuentagotas, sitio en su zona marginal. Jack Valenti, jefe de la Motion Pictures Association of America (MPAA), que agrupa a las majors o grandes productoras de Hollywood, afirm¨® recientemente: "No tenemos ni un solo competidor en el mundo".
Esta filosof¨ªa (consideraci¨®n del cine como mercanc¨ªa no cultural, sino de servicio, reforzamiento del dominio de la red de distribuci¨®n mundial y cierre de su mercado interior al producto audiovisual extranjero) es la que EE UU aporta al GATT, y el cariz de su presi¨®n en apoyo de esta estrategia ha despertado la voz de alarma en Europa. Responsables y analistas de la CE dejan o¨ªr su voz preocupada. Esta inquietud la condensa el semanario franc¨¦s Le Nouvel Observateur en un informe cuyo t¨ªtulo enuncia el fondo de esa inquietud: 'Estados Unidos puede matar nuestra cultura'.
En el mismo sentido comienza a sensibilizarse a la opini¨®n p¨²blica en los pa¨ªses de la CE. En Espa?a, se pronuncia as¨ª el informe La industria cinematogr¨¢fica de EE UU trata de conseguir la totalidad del mercado europeo, elaborado por la Fundaci¨®n Procine, que agrupa a la casi totalidad de la producci¨®n espa?ola, y que se dar¨¢ a conocer la pr¨®xima semana, como base anal¨ªtica para mover al Gobierno espa?ol a que establezca medidas urgentes que garanticen la supervivencia de este sector.
Babelia
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