Un lujo innecesario
La l7? edici¨®n del Festival de Jazz de Vitoria ha sido una de las m¨¢s brillantes e intensas de la historia de este encuentro jazzistico anual y cerr¨® sus puertas con un importante ¨¦xito de p¨²blico, pero con un balance musical m¨¢s dudoso si comparamos los resultados obtenidos con el enorme esfuerzo organizativo que su realizaci¨®n hab¨ªa requerido con anterioridad.
A orquesta callada
Sesi¨®n de clausura
Sesi¨®n final del festival de jazz. Tommy Smith's Forward Motion actuaron en el Aula de Cultura ?raba. El grupo Manhattan Transfer con la Orquesta Sinf¨®nica de la RTVE, con Borje Wagner y Jos¨¦ Nieto como directores de los respectivos conjuntos, en el Polideportivo de Mendizorroza. Vitoria, d¨ªa 17 de julio de 1993.
Los Manhattan Transfer ofrecieron un concierto corto pero intenso, acompa?ados por un tr¨ªo r¨ªtmico de excepci¨®n. Tras ellos, la Orquesta Sinf¨®nica de RTVE no existi¨® en ning¨²n momento, el t¨¦cnico de sonido norteamericano que acompa?a oficialmente al grupo los hizo desaparecer del espectro sonoro elevando excesivamente el volumen de las voces y de la r¨ªtmica. ?Qu¨¦ pintaba entonces la orquesta? Nada, absolutamente nada.Fue en realidad un lujo totalmente innecesario. Si a los Manhattan Transfer les hac¨ªa ilusi¨®n llenar el escenario de gente impecablemente vestida de blanco pod¨ªan haberse buscado otra soluci¨®n m¨¢s sencilla y barata y, como m¨ªnimo, otro t¨¦cnico que respetase el supuesto trabajo del arreglista, del director y de la orquesta. Aunque, por lo poco o¨ªdo (puede decirse que m¨¢s imaginado que realmente o¨ªdo), las partes orquestales carec¨ªan de inter¨¦s y, de haberse escuchado en buenas condiciones, s¨®lo habr¨ªan servido para acaramelar el trabajo del grupo norteamericano Manhattan Transfer, que ya suele estar siempre rondando ese abismo. Curiosamente, o no tan curiosamente, las mejores interpretaciones del cuarteto vocal surgieron cuando la orquesta callaba: un precioso tema a capella y un par de canciones arropadas s¨®lo por la r¨ªtmica segura y tremendamente eficaz del bajista Tony Duma.s, el bater¨ªa Akira Tana y el pianista Yaron Gershovsky, habitual director musical del cuarteto.
Del trabajo del director dan¨¦s Borje Wagner poco puede decirse, puesto que qued¨® pr¨¢cticamente in¨¦dito. De la orquesta de RTVE, s¨ª se puede decir algo m¨¢s, pues ofreci¨® una primera parte corta e irregular, pero llena de inter¨¦s. El m¨²sico Pepe Nieto se puso entonces al frente de la formaci¨®n sinf¨®nica del Ente radiotelevisivo. La velada comenz¨® de forma bastante triste, con tres est¨¢ndares en arreglos un tanto amanerados, a los que hay que a?adir la presencia de un par de an¨®nimos solistas de saxo que pod¨ªan haberse eliminado perfectamente sin que se hubiese observado ning¨²n detrimento en los resultados.
La orquesta son¨® sin fuerza, sin matices, como si estuviese desinflada. Todo apuntaba entonces a lo peor, pero se produjo un cambio casi milagroso nada m¨¢s oirse los primeros acordes de la suite de Richard Rodney Benett sobre el Porgy and Bess de George Gershwin. Entonces Pepe Nieto impuso su nervio a los sinf¨®nicos y extrajo de la orquesta un swing literalmente radiante. Una lectura soberbia, de esas que tienen poder de contagio, que servir¨ªa, por s¨ª sola, para avalar las cualidades de Pepe Nieto sobre el podio de la direcci¨®n orquestal.
Tras esa primera parte, que dur¨® poco m¨¢s de media hora, los Manhattan Transfer irrumpieron en el escenario a los acordes de Route 66. Comenzaron ciertamente algo fr¨ªos, incluso rutinarios, pero poco a poco se fueron calentando. Un Airegin en tr¨ªo, un On the sunny side of the street en el que se intuy¨® el color de la orquesta y un aplastante Birdland final dominado por el bajo de Dumas y la bater¨ªa de Tana marcaron los puntos ¨¢lgidos de una velada que discurri¨® entre el entusiasmo del p¨²blico, que estaba totalmente entregado a lo que estaba viendo y oyendo y que no acept¨® de buena gana que el espect¨¢culo durase tan s¨®lo una hora escasa, tiempo muy corto al que se sum¨® un ¨²nico y sencillo bis.
Parafernalia inutil
Los Manhattan Transfer volvieron a triunfar, pero para lograr este triunfo no se necesitaba la parafernalia con la que quisieron rodearse. Con tan solo el tr¨ªo r¨ªtmico y tocando media horita m¨¢s hubieran conseguido exaltar los ¨¢nimos del personal con igual o mayor intensidad que lo hicieron, y con el dinero que cost¨® traer a Vitoria la Orquesta Sinf¨®nica de RTVE desde Madrid se podr¨ªa haber organizado otro concierto suplementario. Cosas de divos.Por la tarde, el ciclo de Jazz del siglo XXI concluy¨® con el concierto m¨¢s flojo de toda la semana. El saxofonista escoc¨¦s Tommy Smith's, en una formaci¨®n de tr¨ªo, no pudo superar la rutina de una modernidad que no estaba suficientemente asimilada y madurada.
El resultado de todo ello fue un somnoliento concierto, que invit¨® m¨¢s a la siesta que a la escucha. Es decir, todo lo contrario de lo que ofrecieron al p¨²blico los cuatro recitales que le precedieron. Estos recitales podr¨ªan colocarse entre lo mejor o¨ªdo durante esta edici¨®n del festival de Vitoria.
Bastar¨ªa con el extraordinario ciclo de j¨®venes promesas que hemos oido aqu¨ª los d¨ªas pasados para justificar todo el transcurso de este festival de Vitoria, y ser¨ªa necesario mantenerlo en a?os sucesivos al mismo nivel de calidad que ha logrado alcanzar en este a?o.
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