El cambio en Jap¨®n
DESPU?S DE 38 a?os de Gobiernos de mayor¨ªa absoluta (una hegemon¨ªa ostentada ininterrumpidamente por el conservador Partido Liberal Democr¨¢tico, PLD), Jap¨®n va a tener que acostumbrarse al dif¨ªcil juego de las coaliciones. En las elecciones generales a la todopoderosa C¨¢mara baja el pasado domingo, el Partido Liberal Democr¨¢tico perdi¨® la mayor¨ªa absoluta de que disfrutaba desde hace casi ocho lustros: consigui¨® 223 de los 256 esca?os necesarios.Pero al mismo tiempo su gran rival, el Partido Socialista, ha visto empeorar dram¨¢ticamente su posici¨®n tras hacer una campa?a en la que primaron la ret¨®rica de la guerra fr¨ªa y el neutralismo y en la que reclam¨® la abolici¨®n del Ej¨¦rcito y la revisi¨®n del acuerdo de seguridad con Washington. De hecho, al pasar de 134 a 70 diputados, los socialistas vieron confirmada la tendencia a la baja del apoyo de que disfrutan, evidente desde las municipales de hace dos a?os.
La llave de la gobernabilidad ha quedado en manos de peque?os pero poderosos partidos reci¨¦n nacidos y desgajados del Partido Liberal Democr¨¢tico: el Nuevo Partido de Jap¨®n, fundado el a?o pasado por un antiguo bar¨®n del PLD (que ha obtenido 35 esca?os), el Partido de la Nueva Vida (55), el Socialdem¨®crata (15) y el Precursor (13). Entre todos controlan a partir de hoy la vida pol¨ªtica nipona.
Se trata probablemente de la m¨¢s complicada revoluci¨®n pol¨ªtica que ha padecido el Jap¨®n de la posguerra. La derrota en la guerra hab¨ªa sometido a este pa¨ªs lleno de tradiciones e historia a un r¨¦gimen de cuasi-protectorado norteamericano: desde que el general MacArthur le otorgara una Constituci¨®n hasta el hecho mismo de que la neutralidad impuesta colocara a Tokio bajo la sombrilla protectora de Washington, todo hac¨ªa del Imperio del Sol Naciente una criatura protegida y t¨ªpica de la guerra fr¨ªa. Y a lo largo de esos a?os Jap¨®n floreci¨® econ¨®micamente.
Lo relevante es que esa evoluci¨®n se haya producido en las d¨¦cadas de Gobierno absoluto del PLD; todo su asombroso desarrollo a partir del final de la II Guerra Mundial ocurre en un ambiente pol¨ªtico constante, caracterizado por la simbiosis de los mundos econ¨®mico y pol¨ªtico. En este monopolio del poder se encuentra el germen de la corrupci¨®n y del consiguiente descalabro pol¨ªtico que los conservadores acaban de sufrir el pasado domingo. Las exigencias del nuevo orden pol¨ªtico internacional han forzado a Jap¨®n a salir de su impuesto aislamiento estrat¨¦gico. Incluso con considerable reticencia interior, Tokio ha llegado a mandar cascos azules a la operaci¨®n de pacificaci¨®n de Camboya, mientras es cada vez m¨¢s apremiante (y razonable) su demanda de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad.
Pero, al tiempo que se consolidaba la posici¨®n internacional de Jap¨®n, el crecimiento econ¨®mico ocurr¨ªa de la mano del control pol¨ªtico del PLI) e iba siendo fuente de corrupci¨®n creciente. Al principio fueron las comisiones para la compra de los aviones de Lockheed; m¨¢s adelante, los esc¨¢ndalos del insider trading en la Bolsa, como el famoso asunto Recruit; finalmente, se demostr¨® que la c¨²pula dirigente del PDL hab¨ªa estado durante d¨¦cadas en connivencia con el crimen organizado. Ca¨ªan primeros ministros, eran sustituidos por otros, pero el mal no se remediaba, porque el control de los padrinos liberales no se aminoraba.
En cierto modo, el del domingo pasado constituye un vuelco, aun cuando la derrota no haya tenido las proporciones que muchos predec¨ªan. El porcentaje mismo de abstenci¨®n, que ha sido alto (32%), revela el escepticismo de los electores. ?De qu¨¦ cambio se trata cuando los candidatos liberales han dispuesto de fondos ilimitados para sus campa?as y adem¨¢s la ley electoral prima el voto agrario (en este caso de la comunidad arrocera, fiel al PLD, que le garantiza el monopolio del comercio interior de arroz)?
Por mucho que se diga que la pol¨ªtica econ¨®mica de Jap¨®n, as¨ª como su presencia y actitud en el mundo como gran potencia, tanto pol¨ªtica como econ¨®mica, no van a alterarse con los resultados de estos comicios, y aunque se afirme que lo ¨²nico que se ha conseguido es iniciar una limpieza de los modos pol¨ªticos interiores, no es concebible que el sustancial cambio ocurrido no influya en el posicionamiento internacional de Jap¨®n respecto de sus vecinos asi¨¢ticos (que tanto dependen de la estabilidad nipona) y de sus socios en el enrarecido mundo de las superpotencias del G-7.
De momento, el primer ministro perdedor, Kiichi Miyazawa, se ha negado a dimitir, y no ser¨¢ hasta dentro de un mes cuando se comprobar¨¢ si efectivamente, el nuevo equilibrio parlamentario acaba con su carrera pol¨ªtica o favorece a la primera de las coaliciones de Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.