Obras P¨²blicas, hipotecado por las barreras del sonido
Las medidas contra el ruido encarecer¨¢n un 5% las nuevas carreteras dependientes del ministerio
El piso que le ense?aron a Pilar S¨¢nchez ten¨ªa vistas al parque. Por eso lo compr¨®. Aunque estaba en las afueras de Madrid, ten¨ªa una ventaja: desde el balc¨®n pod¨ªa divisar el campo y unas lomas, detr¨¢s de las cuales se escond¨ªa el aeropuerto de Barajas.Pilar apenas ha disfrutado de su balc¨®n. Ya no se asoma a ¨¦l. En las lomas le han construido una ciudad ferial y al pie mismo de su quinto piso, una autopista de seis carriles, la M-40, encauza el tr¨¢fico que liga los cuatro puntos cardinales de Espa?a. Varios vecinos de Pilar han vendido sus reci¨¦n comprados pisos del barrio de San Lorenzo. Los que no han podido hacerlo han duplicado sus ventanas para aminorar el ruido. No pueden escuchar la televisi¨®n si no es a todo volumen. Han denunciado su situaci¨®n al Ministerio de Obras P¨²blicas, Ayuntamiento de Madrid y a la Comunidad Europea. Las pancartas de protesta que cuelgan de sus balcones se pudren a la intemperie desde hace a?os.
Tienen menos suerte que los vecinos de Puerta de Hierro. El cierre de la M-30 a trav¨¦s de este barrio lujoso del noroeste de Madrid est¨¢ flanqueado de pantallas ac¨²sticas. Se instalaron sin que hubieran mediado protestas exigiendo esta protecci¨®n.
Los cinturones de Barcelona, la ronda de M¨¢laga, variante de Alcobendas, el by-pass de Valencia, la circunvalaci¨®n de Zaragoza y otras tantas carreteras de alta capacidad llamadas periurbanas -por su encaje dentro del entramado urbano- est¨¢n mejorando los accesos de las ciudades pero han introducido el ruido, un elemento que hiere la sensibilidad de los espa?oles y, en el futuro inmediato, las arcas del Ministerio de Obras P¨²blicas.
Actuaciones radicales
Hasta hace unos a?os el o¨ªdo nacional apenas distingu¨ªa el sonido del ruido. Las encuestas sobre niveles de bienestar no lo inclu¨ªan. Ahora, vivir lejos de su influencia constituye la primera o segunda preocupaci¨®n a la hora de valorar los signos que definen el nivel de confortabilidad.Presionado por las protestas de asociaciones de vecinos, el Ministerio de Obras P¨²blicas, Transportes y Medio Ambiente, encarg¨® hace tres a?os al CEDEX -uno de sus organismos dedicados a la investigaci¨®n- que midiera el impacto del ruido en varias obras p¨²blicas. Han estudiado el AVE, la M-40 en el barrio de San Lorenzo en Madrid, las repercusiones de la ampliaci¨®n de la carretera N-VI y han firmado un convencio sobre la M-40.
Algunos de los estudios ya concluidos se hicieron p¨²blicos en el Congreso Mundial de Carreteras celebrado hace unos meses en Madrid. La informaci¨®n divulgada entonces se refer¨ªa a la aplicaci¨®n en Espa?a del modelo inform¨¢tico utilizado en Francia para simular el ruido de carreteras periurbanas, como es el caso de la M-40, y las consecuencias de ampliar dos carriles m¨¢s sobre los seis existentes en 13 kil¨®metros de la N-VI, a su paso por el entramado urbano de m¨¢s calidad de los que bordean Madrid.
Los estudios son escrupulosamente minuciosos. Reflejan el nivel del impacto del ruido del tr¨¢fico en cada edificio situado dentro de una banda de 50 metros a lo largo de la carretera, de d¨ªa y de noche, en horas punta y horas valle, ahora y en el futuro. En todos los casos supera los niveles m¨¢ximos recomendados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (65 decibelios). Seg¨²n Santiago P¨¢ez, jefe de la unidad de Ac¨²stica del Instituto Torres Quevedo (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas), los niveles de ruido aceptables para la comodidad media no deben superar los 35 decibelios de d¨ªa y los 30 nocturnos en dormitorios, 35 en la sala de estar y entre 25 y 30 en hospitales y salas de lectura.
Los vecinos de San Lorenzo soportan 80 decibelios en el interior de sus casas con las dobles ventanas cerradas, mientras el nivel medio registrado en las inmediaciones de la carretera de La Coru?a en Madrid antes de su ampliaci¨®n oscila entre los 68 y los 77 decibelios.
"Estos niveles sobrepasan las recomendaciones generales sobre molestias en la poblaci¨®n", dice el informe del CEDEX. Si se tiene en cuenta que con la ampliaci¨®n de la carretera aumentar¨¢ un 2% el tr¨¢fico y se reducir¨¢ la distancia entre la fuente del ruido y las viviendas, no habr¨¢ m¨¢s remedio que aplicar medidas correctoras, concluye el CEDEX. Los redactores del estudio consideran que la ampliaci¨®n de la N-VI, una v¨ªa ya de por s¨ª "saturada", es una "ocasi¨®n inexcusable" para adoptar medidas correctoras de impacto ambiental y ac¨²stico.
"No se puede pensar en obtener disminuciones de nivel de ruido sin actuar radicalmente sobre la concepci¨®n y funcionamiento de las infraestructuras viarias y el tejido urbano", dice el estudio, al tiempo que propone la aplicaci¨®n de pavimento drenante -produce 3 decibelios de ruido menos que el convencional-, pantallas ac¨²sticas -20.000-100.000 pesetas el metro cuadrado- y la ordenaci¨®n urban¨ªstica de las inmediaciones, con el fin de provocar una "apreciable mejora del medio ambiente sonoro".
El presupuesto de las medidas correctoras del ruido ambiental con la ampliaci¨®n de la N-VI se calcul¨® a finales del a?o pasado en 1.243 millones de pesetas. Y la actuaci¨®n se refiere a menos de 20 kil¨®metros. Este coste adicional es voluntario, en tanto adquiera rango de ley la consideraci¨®n del ruido como contaminante en las declaraciones de impacto ambiental.
El Ministerio de Obras P¨²blicas se ha anticipado a esta norma y act¨²a como si los l¨ªmites legales fueran 65 decibelios durante el d¨ªa y 55 por la noche, afirma Fernando Segues, uno de los autores del estudio sobre la N-VI. Esta anticipaci¨®n supone un 101% de sobrecoste en la redacci¨®n de los proyectos, un 5% sobre la declaraci¨®n de impacto ambiental y entre el 3% y el 5% de repercusi¨®n sobre la obra p¨²blica, seg¨²n estimaciones del sector.
"Dicen que esto sale muy caro pero las buenas soluciones se toman en el momento de la planificaci¨®n. Peor es actuar sobre situaciones graves", como el barrio de San Lorenzo. Segues concluye que en casos como ¨¦se y al margen de las medidas correctoras externas, "las administraciones deber¨ªan subvencionar la instalaci¨®n de dobles cristales y el aislamiento de los edificios afectados".
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