Rearme contra ETA

LA SOCIEDAD vasca ha pasado en pocos a?os desde el silencio y la pasividad del miedo frente a ETA y sus tramas civiles hasta la beligerancia cada vez m¨¢s firme ante sus desmanes y cr¨ªmenes. En esta evoluci¨®n ha desempe?ado un papel capital el Pacto de Ajuria Enea de 1988, instrumento estrat¨¦gico de la lucha Contra el terrorismo y, al mismo tiempo, referente ¨¦tico y ¨®rgano aglutinador de cuantos impulsos e iniciativas surgen en la sociedad vasca a favor de la pacificaci¨®n y contra el dominio que una minor¨ªa pretende ejercer sobre ella mediante el chantaje del terror.De ah¨ª la trascendencia que tiene el que este acuerdo b¨¢sico de las fuerzas democr¨¢ticas vascas contra ETA y su entorno se mantenga y reafirme de tiempo en tiempo, y se adapte t¨¢cticamente a las vicisitudes concretas que en cada momento debe adoptar la estrategia antiterrorista. La experiencia demuestra que cuando se debilita el consenso entre las fuerzas democr¨¢ticas comprometidas en el pacto o alguna de ellas intenta utilizarlo en provecho propio, se traduce en dar un nuevo respiro a ETA y HB, y, en definitiva, en posponer el final de la violencia.

El atentado del pasado 21 de junio en Madrid, que Caus¨® la muerte de siete personas, y el secuestro del ingeniero donostiarra Julio Iglesias Zamora el 8 de julio, todav¨ªa en poder de sus captores, exig¨ªan una respuesta clara y contundente por parte de las fuerzas pol¨ªticas vascas representadas en la Mesa de Ajuria Enea. Y al margen de diferencias de detalle sobre me(fidas concretas, as¨ª lo han hecho los integrantes de la Mesa, se?alando sin tapujos a los verdaderos planificadores e instigadores de las acciones criminales de ETA: el colectivo KAS.

Pero esta denuncia expl¨ªcita de quienes, seg¨²n las fuerzas democr¨¢ticas vascas, "han impuesto la huida hacia adelante como ¨²nica estrategia y han optado por continuar con el asesinato, el secuestro y la intimidaci¨®n como m¨¦todo para doblegar al Estado y a la sociedad" exigir¨ªa, en buena l¨®gica, que el Estado democr¨¢tico hiciera uso -con m¨¢s asiduidad de lo que viene haci¨¦ndolo- de los instrumentos legales que tiene a mano para defenderse. No hay ninguna duda de que el aislamiento social y pol¨ªtico de estos sectores inmersos en el fanatismo y la intransigencia es la mejor arma para hacerles recapacitar y obligarles a salir del mundo cerrado en que habitan. Por ello, el nuevo impulso dado por la Mesa de Ajuria Enea a la movilizaci¨®n social contra ETA y los sectores que jalean o callan sus cr¨ªmenes y a la repulsa expl¨ªcita de cada acto terrorista por parte de ciudadanos y organizaciones c¨ªvicas es coherente con este objetivo fundamental: aislar y deslegitimar a esas minor¨ªas violentas y fanatizadas que constituyen un serio obst¨¢culo al desarrollo y progreso del Pa¨ªs Vasco.

Pero si se sabe -y as¨ª se hace constar p¨²blicamente- que en esos sectores est¨¢n los inspiradores de la estrategia del atentado del coche bomba y del secuestro, el Estado democr¨¢tico no puede dejar de actuar en consecuencia: aplicando con inteligencia pero sin complejos las leyes en vigor en lo que se refiere a la inducci¨®n, encubrimiento y complicidad del delito.